Hecker: “Estamos ante el típico ejemplo del perro que se muerde la cola”

Hecker: “Estamos ante el típico ejemplo del perro que se muerde la cola”

El economista y actual Director Ejecutivo de la Consultora Vectorial habló con NU.


¿Por qué dice que el presidente le habla al Fondo Monetario Internacional (FMI) y no a la gente?

Por ejemplo, el discurso que Milei dio en cadena nacional fue bastante distinto a los anteriores en cuanto a la duración y al tono más sobrio. Su discurso tiene dos ejes. Uno, es mostrar al Fondo que está cumpliendo con la contención social. Habla mucho del gasto social, más allá de la discusión de qué significa. Habla mucho de eso. Y el otro punto, que es el fundamental de su discurso, es dar cuenta de la obtención del superávit financiero. Dijo que no sólo tiene equilibrio financiero, sino también superávit. Con lo cual, está demostrando que hizo los deberes del ajuste fiscal y que no descuida en sus palabras el gasto social, que es algo que le ha reclamado el Fondo. Eso a mí me da la sensación de que tiene una clara alusión de que está preparando un cierto terreno para pedir desembolsos mayores del Fondo. O, si no es del Fondo, de algún otro. Es decir, fondos del sistema financiero internacional.

¿Y por qué cree que busca más préstamos?

Para cumplir con su objetivo de ir a la dolarización de la Argentina.

¿Qué condiciones deben existir para que haya una dolarización?

Las reservas que tenga el Banco Central, ya sea que las acumule con el superávit o con préstamos internacionales, deben ser suficientes para tener absoluto respaldo de la base monetaria, más algún agregado, como son los depósitos en pesos de la gente y las empresas en los bancos.

En un artículo, usted sostiene que el cumplimiento estricto de la meta cambiaria choca con la necesidad de acumular reservas. ¿A qué se refiere?

Hoy en día, la política cambiaria y monetaria está implicando, sobre todo, que no se devalúen mucho los precios, un crawl del 2% mensual. Que es muy poco, si uno considera que hay una inflación que claramente lo ha superado. La inflación de la Ciudad de Buenos Aires ha sido puesta en conocimiento y ha arrojado la cifra del 9,8%. Nuestra opinión, la opinión de la consultora Vectorial, es que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) nacional va a estar en torno a ese número. Entonces hay un claro atraso cambiario, que implica un menor incentivo a la liquidación de divisas de las exportaciones. No tanto por el lado del aumento de las exportaciones. Han bajado fuertemente los aranceles de algunos productos de consumo intermedio. Pero hoy, claramente, el sector exportador no tiene el estímulo de un dólar más alto que haga más competitivas las exportaciones en el mundo.

Retomando los recortes en el gasto, usted afirmó que pueden eventualmente poner en jaque el target fiscal. ¿Por qué?

Doy un solo ejemplo, por no decir único. El gobierno frena abruptamente la obra pública. Estamos hablando de un 87% de reducción en términos reales, si uno compara lo que va de este año, y lo coteja con el año pasado. Eso genera un efecto de menor actividad. Eso ya lo estamos viendo. El menor nivel de actividad, por la caída del gasto, va a implicar una caída de las bases tributarias, que es sobre las cuales se recauda. Se aplican las alícuotas sobre esas bases. Si la base tributaria cae y entonces cae la recaudación, estamos ante el típico ejemplo del perro que se muerde la cola. Pero acá no es que da vueltas en el mismo lugar, sino que acá probablemente sean necesarias dosis adicionales de ajuste del gasto para cumplir la meta fiscal, dado que el gasto tiene un impacto recesivo en la economía.

¿Cuál es tu posición sobre el último Paro General?

Yo creo que el gobierno puede tomar nota de lo que fue la marcha por la Educación Pública. Aquella marcha fue significativa y tuvo una implicancia política para el gobierno. Si toman nota del Paro, no sería tanto en términos de reflexión sobre lo que genera el ajuste, sino más sobre las dificultades que pueden tener a la hora de alcanzar sus objetivos. Es decir, sobre el impacto que el Paro tuvo en el panorama político, en un contexto donde se está discutiendo La Ley de Bases en el Senado.

¿Y qué implicancias cree que puede tener sobre el Pacto del 25 de Mayo?

Desde mi punto de vista, el Pacto del 25 de Mayo es una manifestación general de deseos, pero que no tendría impactos concretos en la formulación y activación de políticas de gestión. Yo no quiero decir que ni la marcha universitaria, ni el paro podrían ser un punto de inflexión. En mi opinión personal, eso no va a estar dado, porque este gobierno tiene apenas 150 días. Por lo tanto, tiene todavía una expectativa de una parte importante del electorado para ver si puede cumplir con sus promesas y lograr ciertos objetivos, como es bajar la inflación. Bah, eliminarla. Milei dijo que estamos ante un riesgo de hiperinflación y que entonces ellos van a terminar con la inflación. Vale aclarar que para mí nunca existió el riesgo de hiperinflación.

Por último, si usted volviera ahora a dirigir el Banco Nación, ¿cómo lo haría?

No tengo la perspectiva tan clara de qué están haciendo ahora en el Banco Nación. Claramente, no impulsaría la privatización. Sobre todo, porque no veo los motivos para hacerlo. El Banco Nación tiene un capital importante y ha crecido en su patrimonio. No es por hacer autobombo, pero en mi gestión logramos un avance significativo que permitió una expansión del crédito. Yo pondría mucho el acento en el crédito productivo de las Pequeñas y Medianas Empresas. Eso es lo que hace que la actividad económica crezca. Lo que no sé es si en las condiciones de este gobierno, ése es un objetivo.

Y si pudiera cambiar algo de su propia gestión, ¿qué sería?

Me tocó una época compleja. Era un Banco muy golpeado en términos de rentabilidad. Cuando yo asumí, era el único banco del sistema que daba pérdidas en los resultados de su balance. Tuvimos que enfrentar el caso de Vicentín. Y tuvimos que acelerar el cambio tecnológico por la pandemia. Y, así y todo, creo que obtuvimos muy buenos resultados. Nosotros en casi 3 años, crecimos un 60% en la cartera de clientes. Pasamos de 7 millones a 10 millones y medio. Y desarrollamos soluciones tecnológicas, para las cuales tuvimos que ir a marcha forzadas. Pero, además, expandimos el crédito a las personas y particularmente a las empresas, especialmente para las pequeñas y medianas. ¿Qué haría de distinto? No cambiaría mucho. Quizás, profundizaría más en esas políticas que mencioné. Por ahí, suena un poco pedante, pero es así.

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