Corti: “La Defensoría Pública les pondrá voz a los más vulnerables”

Corti: “La Defensoría Pública les pondrá voz a los más vulnerables”

Por Laura Di Marco

Asumió a fines de marzo al frente del órgano que nuclea a los defensores oficiales de la Ciudad. Promete actuar con perspectiva de género y para que sean escuchados los sectores más desprotegidos.


Con una perspectiva nacional y popular, el exjuez de Cámara Horacio Corti es el flamante defensor general de la Ciudad. Asumió a fines de marzo, junto con el fiscal general Martín Ocampo –proveniente del Pro–, y llegó a su puesto con el apoyo del peronismo y el kirchnerismo. Saliendo del plano estrictamente local, Corti –cuyo padre, Arístides Corti, es un destacado jurista de izquierda– se enrola en la asociación kirchnerista Justicia Legítima, que dirige la procuradora Alejandra Gils Carbó.

“Sería muy bueno generar una discusión entre los jueces sobre el sentido de impartir justicia”, afirma, y define la institución que liderará como un catalizador del cambio social. O, en sus palabras, de la “transformación cultural”.

En abril asistió, en la Biblioteca Nacional, al segundo encuentro de Justicia Legítima, la agrupación que promovió la reforma judicial impulsada por el Gobierno y que nuclea a magistrados, funcionarios judiciales, académicos y abogados.

Además de las cuestiones judiciales, el flamante defensor también es escritor. En 2008, publicó su primera ficción: La vocación filosófica. Él mismo explica el vínculo entre sus dos vocaciones: “Escribir es un castigo que me hicieron por un crimen que no cometí”.

–¿Qué impronta tendrá su gestión y qué podemos esperar de las acciones judiciales de esta nueva Defensoría?

–Seguiremos facilitando el acceso a la Justicia, descentralizando la Defensoría, para que la gente no tenga que ir hasta el centro. Y, en términos generales, vamos a seguir poniéndoles voz y armando la estrategia de defensa para que puedan ser escuchados los más vulnerables. Algo que no es sencillo: que sean escuchados los que, en general, no tienen voz. Por ejemplo, profundizaremos las acciones judiciales para que en el Elefante Blanco (en Ciudad Oculta) se garanticen las condiciones mínimas de higiene que supone vivir allí. También armaremos la estrategia de defensa dentro del proceso de relocalización de los asentamientos ubicados en la cuenca Matanza-Riachuelo, dispuestos en el marco de la causa Mendoza (NdR: La Corte Suprema ordenó allí la puesta en marcha de un plan integral de saneamiento de esa zona hídrica).

–¿Por qué cree que la Defensoría General debe apuntar a una transformación cultural?

–Porque instala una cultura de derechos mostrando los que han sido vulnerados. Sucedió y está sucediendo con el derecho a la vivienda. Los problemas de vivienda en la Ciudad hay que verlos en su devenir histórico, y no tomar la foto de una toma. La película es más amplia, y esto es lo que no se ve cuando se simplifican las explicaciones. Muchas veces, desde los medios, la excesiva simplificación agrava los problemas. Pero, más allá de eso, la transformación cultural pasa por instalar la idea de que el derecho a la vivienda es tan prioritario como el derecho a la intimidad o a la libertad de expresión. Y bien, esto se dice, pero no se imparte justicia con esta idea. Más bien, el derecho a la vivienda parece un derecho secundario. Transformarlo en prioritario es parte de esa batalla cultural.

–Hay en pugna distintos paradigmas de la Justicia.

–Efectivamente, y sería muy bueno que los jueces y todos los actores vinculados a la Justicia puedan discutir su significado.

–¿Cómo evalúa el papel de Mauricio Macri en el proceso de autonomía plena de la Ciudad, que incluye el traspaso de todas las competencias de la Justicia?

–Independientemente de Macri y de lo anecdótico de las personalidades, por cuestiones históricas y de cultura política, la relación entre el Gobierno federal –teniendo en cuenta, además, que la administración nacional tiene su asiento en la Ciudad– y el jefe porteño es conflictiva por definición. Por otra parte, la transferencia de todas las competencias de la Justicia ayudaría a su democratización.

–Se asoció la reforma judicial impulsada por el Gobierno nacional con un intento de manipulación de los jueces y con la estrategia de poner jueces afines para que fallen a su favor o que no investiguen la corrupción. ¿Qué opinión le merece esto?

–De nuevo, cuando los temas se simplifican terminan comunicándose mal y, justamente, eso fue lo que pasó con la reforma judicial y la elección por el voto popular de los jueces para el Consejo de la Magistratura: tuvimos muchos problemas para explicar la reforma en términos sencillos y eso dio origen a simplificaciones incorrectas. Si asociamos a la Ciudad con una provincia nos resulta impensable que las causas en Entre Ríos no las lleve un juez de Entre Ríos. Sin embargo, aquí no nos resulta extraño que haya que salir a buscar a un juez nacional para juzgar delitos, por ejemplo. Si la transferencia de los fueros se hubiera completado, la elección de los jueces para el Consejo de la Magistratura sería del mismo modo que la elección de los legisladores, en el sentido de que uno conoce a los legisladores de su ciudad, del mismo modo que puede conocer a un juez.

–Me refería a la mala imagen que suele tener la Justicia. La gente en general cree que es lenta y que garantiza la impunidad.

–No existe la Justicia en general. Existe la Justicia penal contravencional, federal, penal, el fuero criminal… en fin. Tomada en bloque, no significa mucho. Puedo decirte que aquí en la Ciudad se está construyendo una Justicia nueva, y los más vulnerables, la gente de escasos recursos, pueden dar cuenta de eso. Incluso, antes hablábamos de la transformación cultural, de una cultura de instalación de derechos. Aquí, en la Ciudad, hubo jueces que sentaron jurisprudencia sobre el acceso a la vivienda a través de fallos que han sido, en sí mismos, un cambio en la concepción de ese derecho.

–¿Cómo se piensa desde su paradigma el tema de la prostitución, que está tan ligado a la trata? Por un lado, hay mujeres que quieren hacer valer su derecho al trabajo sexual. Por otro, hay denuncias como las de Susana Trimarco, de que hay chicas en la Ciudad secuestradas en prostíbulos y que son víctimas de la trata.

–El tema de la trata es uno de los problemas sociales más graves de la actualidad. El punto central, a mi criterio, es que los operadores judiciales tienen que intervenir en las problemáticas de género con mirada de género. El primer paso es escuchar a los involucrados.

–Como varón, ¿nunca se sintió limitado a impartir justicia cuando de por medio hay cuestiones de género?

–No. En mi caso, no. Porque los prejuicios los puede sostener cualquier género. Es nuestra obligación autoobservarnos para no actuar con prejuicios, incluso en las expresiones, y hacerlo aun sin saberlo.

Punto por punto

•Edad. 48 años.
• Estado civil. Casado con Ana Casal, subsecretaria de Planificación Estratégica del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
• Hijos. Tres, de 25, 17 y 14 años.
• Restaurante porteño. Banchero, de La Boca.
• Esquina porteña. Bolívar y Alsina (la esquina del Nacional Buenos Aires, su colegio secundario).
• Barrio porteño. Villa Urquiza.
• Un perfume. Terre d’Hermès.
• Una figura histórica. Michel Foucault.
• Una película. El vientre del arquitecto, de Peter Greenaway.
• Un libro. Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño.

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