Sergio Massa presentó su plan de reordenamiento de una economía que venía desquiciada por la atroz herencia que significó una deuda de más de 100 mil millones de dólares, seguida por una ripiosa negociación con el Fondo Monetario Internacional que se llevó todas las energías de su antecesor, Martín Guzmán.
El propósito de Massa no es sólo económico, sino que intentará detener la caída del Frente de Todos, que tocó fondo el 14 de noviembre de 2021. Desde entonces, Guzmán sólo se dedicó a intentar el saneamiento de la macroeconomía, que consiste en el análisis de los ciclos, la renta nacional, el crecimiento, el empleo y la inflación, por ejemplo, pero deja de lado los problemas cotidianos de la producción, la crisis social y las cuestiones que destruyen la vida de los más pobres.
La fusión de casi todas las áreas de la economía en un solo ministerio forma parte de un intento del Gobierno para superar el parcelamiento en el que incurren las coaliciones –como es el caso del Frente de Todos-, que a menudo designan en las primeras y segunda líneas a funcionarios que provienen de distintas agrupaciones políticas, que no se guardan confianza, que no trabajan en equipo y que de esa manera anulan su positividad, provocando crisis recurrentes motivadas por sectarismos y rivalidades que paralizan la gestión.
En este caso, Massa llega con una espalda política importante, con el apoyo explícito de todos los sectores, que le dan una gran autonomía, pero no le garantizan el éxito. Para eso, deberá enfrentar al sector financiero, que es el verdadero poder desestabilizador de la economía, con sus constantes ataques contra la moneda nacional. Este sector globalizado trabaja en pesos, pero se posiciona en dólares, por lo que su interés en el país es nulo. ¿Porqué deberían preocuparse por la Argentina, si su mercado es el mundo? De esta manera justifican el saqueo a los dólares del Banco Central.
La introducción
La economía que desarrollará Massa será dolorosa, no hay otra opción en esta coyuntura. Las fuerzas populares están dispersas, sus conducciones están confundidas y el Frente de Todos no está conformado por duros revolucionarios.
El nuevo ministro comenzó alegando que “hay un mundo que tiene en disputa elementos centrales que forman parte de la discusión global, en los que la Argentina tiene la oportunidad de transformarse en un gran jugador, si se lo propone”.
Para desmitificar a algunos operadores de la prensa, Massa se quejó porque “leí desde cuestiones vinculadas a un salvador, una bala de plata o un superministro, cuando en realidad la decisión que tomamos como gobierno fue unificar áreas clave para tener como país una mejor estrategia frente al mundo en el que nos toca vivir”.
En ese sendero, el tigrense expresó que “no soy para nada, ni mago ni salvador. Vengo a trabajar de una manera muy comprometida para tratar de ayudar a que la Argentina le vaya bien y a los argentinos, mejor”.
Para graficar el concepto de que la crisis no es solo económica, el reciente expresidente de la Cámara de Diputados advirtió que “tenemos que resolver esta doble cara de la Argentina que crece al 6% anual y genera empleo, pero tiene una enorme falta de confianza en su moneda, desorden en el gasto, brechas de inversión pública y una enorme injusticia en la distribución del ingreso”.
Entrando en terreno escabroso, manifestó a continuación que “tenemos que enfrentar a la inflación con determinación, porque es la mayor fábrica de pobreza que puede tener cualquier país”.
Economía a massazos
Massa comenzó su alocución desgranando los principios centrales de su gestión, que estará enfocada en primer término en lograr el orden fiscal; en segundo término, a conseguir el superávit comercial; a continuación, a obtener el fortalecimiento de las reservas del Banco Central y, finalmente, a alcanzar el desarrollo con inclusión.
El orden fiscal: en este punto, Massa aseguró que “vamos a cumplir con la meta del 2,5% del déficit primario del sistema público nacional establecida por el Presupuesto, que pudimos sacar por DNU frente al rechazo del Congreso. Orden es ser previsible. Hay que cumplir la palabra”, remató.
Para complementar esta medida, el expresidente de la cámara baja manifestó que “di la instrucción de no utilizar el saldo de adelantos del Tesoro para lo que resta del año. El día lunes se hará un reintegro por 10.000 millones al Banco Central, un camino de cancelación que procuraremos continuar”.
Además, para continuar con una medida que implementó su antecesora inmediata, Silvina Batakis, el tigrense expresó que “rige el congelamiento de la planta del Estado para todos los sectores de la Administración Pública Nacional centralizada. Además, cada jurisdicción será responsable de las empresas descentralizadas, que también estarán alcanzadas por esta limitación”.
El cuarto punto de este ítem expuesto por el ministro tuvo que ver con la energía. “Encaramos una segmentación que hoy nos muestra que casi 4 millones de hogares argentinos no solicitaron usar los subsidios. Entre los más de 9 millones de hogares que sí pidieron mantener el subsidio, vamos a promover el ahorro por consumo. En luz vamos a subsidiar hasta 400 kWh, alcanzando el 80% de los usuarios, pero sólo el 50% del consumo total residencial. En el caso del gas, la quita de subsidios seguirá la misma lógica”.
Superávit comercial: Massa manifestó en esta materia que “vamos a promover y defender cada dólar de cada argentino. Hay medidas para aumentar las exportaciones, pero también para controlar abusos en las importaciones. Vamos a promover por DNU regímenes para los sectores de agroindustria, minería, hidrocarburos y economía del conocimiento, con beneficios para todo lo que representan en el crecimiento de exportaciones”.
Luego, Massa advirtió que “hemos detectado situaciones de abuso por parte de empresas mediante mecanismos de triangulación, con subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones. Vamos a abrir un registro por 60 días para que rectifiquen su posición frente a la Aduana. Pasados los 60 días vamos a hacer las denuncias pertinentes en la justicia argentina de aquellos casos que no se presenten a declarar o rectificar. También vamos a hacer la denuncia ante la Unidad Antilavado de los Estados Unidos, por lavado de dinero”, porque estos evasores utilizaron en casi todos los casos los servicios de bancos norteamericanos para ejecutar estas maniobras.
Un caso paradigmático –que el ministro no mencionó específicamente, pero que existió-, fue la maniobra que llevó a cabo una empresa textil, que consiguió medidas cautelares en el Juzgado Contencioso Administrativo N° 8, que la autorizó a eludir la restricción de importaciones. Esto ocurrió en abril, en septiembre y en noviembre de 2021 y el 28 de marzo y el 13 de mayo de 2022. Pero la empresa Yoko S.A., que realizó el trámite judicial no utilizó el “per saltum” del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), sino que le cedió el privilegio a otro importador, denominado Tropea. Funcionarios de la Aduana recelan que la primera empresa “rentó” a la segunda su autorización, por lo que el director del organismo denunciará a ambos operadores en ante el Fuero Penal Económico, por “estafa procesal”. La operación fue por 200 mil dólares.
El tercer punto que expuso el ministro tiene que ver con la necesidad de obtener dólares en el mercado internacional. “Vamos a promocionar la financiación de exportaciones. El objetivo es aumentar el volumen, pero también la cantidad de empresas argentinas que exporten. Lanzamos un programa de crédito a tasas promocionales y un esquema de garantías para primeros exportadores”, informó.
El último ítem también fue una advertencia para los infractores. “Ponemos en marcha un sistema de trazabilidad para el comercio exterior. La idea es tener mayor control y transparencia en el uso de las divisas para importaciones”.
Fortalecimiento de reservas: la necesidad de sostener a salvo los últimos dólares del exiguo tesoro del Banco Central llevó al flamante ministro a proponer otros cuatro puntos de partida. “Hemos acordado desde el día de hoy un esquema de adelanto de exportaciones con las cadenas de valor de la pesca, el agro, la minería y otros sectores, que ingresarán en los próximos 60 días un total de U$D 5.000 millones, que pasarán a engrosar las reservas del Banco Central” puntualizó Massa.
Por otra parte, Massa informó que “estamos avanzando en el desembolso por 1.200 millones de dólares con organismos internacionales, por programas vigentes y en estudio”.
El ministro notificó además otras gestiones. “En los próximos días vamos a firmar con la Corporación Andina de Fomento un desembolso adicional de U$D 750 millones”, a lo que habría que agregar la evaluación que se está realizando de “cuatro ofertas de REPO, para fortalecimiento de reservas y recompra de deuda soberana, de tres instituciones financieras internacionales y un fondo soberano, que vamos a estar resolviendo en las próximas tres semanas, que nos han acercado sus propuestas”. Los créditos REPO son contratos mediante los cuales uno de los firmantes (los cuatro ofertantes) compra al otro (el Estado argentino) títulos o valores públicos al contado y, simultáneamente convienen la recompra de esos bonos en un plazo determinado, por un precio que se denomina “prima”.
Massa informó además que “tuvimos hoy una primera reunión de trabajo con el FMI, productiva, en el contexto de la implementación del programa para continuar con los desembolsos previstos y encarar los desafíos” pendientes.
Desarrollo con inclusión: Sobre esta propuesta, Massa anunció que “el 10 de agosto vamos a anunciar el índice de movilidad jubilatoria, pero con un refuerzo que ayude a los jubilados a superar el daño que les produjo la inflación”.
Paralelamente, adelantó que “vamos a convocar el jueves de la semana que viene a entidades empresarias y de trabajadores, a los efectos de asegurar un mecanismo que permita la recuperación de ingresos de los trabajadores del sector privado que en el caso de aquellos que ganen entre 50.000 y 150.000 pesos, se ven muy perjudicados. Incluye un reestudio del sistema de asignaciones familiares”.
Ingresando de lleno en la materia de los planes sociales, Massa anticipó que “vamos a encarar una política de reordenamiento de los programas sociales, poniendo foco en tres ejes: la vuelta al mercado de trabajo, el fortalecimiento del trabajo asociativo y cooperativo y la protección de aquellas situaciones de los grupos de vulnerabilidad. El 15 de agosto el Ministerio de Desarrollo Social empieza una auditoría, que realizarán las universidades. Quien no cumpla recibirá la suspensión del plan”. Sobre el final, Massa aclaró que a los beneficiarios de los planes sociales se les va a ofrecer trabajo en empresas privadas, para lo cual éstos podrán sostener el plan por un año en simultaneidad con su empleo. Entonces, se le va a dar la opción para que siga con el ocupación en blanco, con aportes jubilatorios y salario familiar o que vuelva al plan.
Finalmente, Massa informó que “iniciamos la unificación de todos los programas de crédito que tiene el Estado Nacional en un solo programa, que se llamará Crédito Argentino. Va a unificar todas las políticas de promoción de crédito para los sectores productivos, PYMES y el comercio. De acá a fin de año, sin mayor gasto del Tesoro, aplicará $ 400.000 millones”.
Para terminar la tanda de anuncios, Massa adelantó otros cabalísticos cuatro puntos –el número mágico que utilizó en su alocución, que incluyó cuatro ítems de cuatro puntos cada uno-, entre los que se contaron la pronta licitación del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner, entre Salliqueló (Oeste de la Provincia de Buenos Aires) y San Gerónimo (Santa Fe).
El siguiente anuncio fue un proyecto para formar a 70 mil programadores de computación en los próximos doce meses, que contribuirán al desarrollo de la industria del conocimiento.
El tercer punto fue el lanzamiento de un canje voluntario para prolongar los vencimientos de bonos en pesos en los próximos 90 días, “para el cual ya tenemos compromisos de adhesión de más del 60%” de los tenedores.
Por último, anunció dos convocatorias; la primera, al Congreso para solicitar el pronto tratamiento de las leyes que benefician en términos impositivos a las industrias de la Construcción, a la Bio-Nanotecnología, a la Agroindustria y a la Automotriz, “que son grandes generadoras de empleo y crecimiento”. La segunda llamada fue “a la Mesa de Enlace, para sentarnos a trabajar juntos para el desarrollo de ese sector tan potente, que integran los productores argentinos”.
Massa resumió los cuatro motores de su programa económico con los términos inversión, producción, exportaciones y mercado interno.
No en este momento, pero el único enemigo en ciernes es la burocracia del FMI. Las revisiones trimestrales tendrán como objetivo la caída de este plan. Si Massa y su equipo resisten, podría detener o aminorar la caída de la economía argentina. Si una vez más gana Kristalina, el subsuelo de Scalabrini Ortiz es el futuro.