La Ciudad de Buenos Aires aloja a 423 mil migrantes, de lxs cuales 400 mil podrán votar por primera vez en las elecciones de este año. Las dificultades económicas, exacerbadas por la pandemia de Covid-19, los trámites documentales, la discriminación y el estado de vulnerabilidad de este sector, han dado pie a que se inaugure una Casa Migrante en el barrio porteño de Balvanera, para darle respaldo y asistencia a esa comunidad.
Cada comunidad vive realidades heterogéneas, por lo que Noticias Urbanas dialogó con referentes de algunas de ellas, para que cuenten su propia historia y también con referentes de esta Casa, como Yefry Mosquera Solís, que explicó que “la Casa nace con la idea de crear un espacio que contenga a las colectividades y que pueda tener respuesta a las necesidades de documentación, vivienda, trabajo y salud, pero también para que podamos reconstruir la historia de las personas migrantes en la Ciudad de Buenos Aires”.
Mosquera Solís relató: “Somos El Hormiguero Casa Migrante en la comuna 3, deseosos de ser parte de la política que venimos construyendo hace tanto tiempo. Deseamos una Ciudad más plural y diversa, pero sobre todo con una mirada más migrante. Somos personas que migramos por diferentes motivos pero que tenemos un mismo lineamiento: ser y estar mejor”.
En el acto de inauguración, donde se llevaron a cabo el tradicional ritual de la Ch’alla boliviana y distintas danzas folklóricas latinoamericanas, se hicieron presentes la legisladora porteña Maru Bielli; el comunero de la Comuna 3, Gabriel Zicolillo; el senador nacional, Mariano Recalde; la secretaria General del PJ de la Comuna, Carolina Finardi; la activista trans Paula Arraigada; organizaciones migrantes de la Ciudad como Migrantes x Migrantes, Generación Evo, Red Migrantes y Refugiados, EsMiUBA y Coletivo Passarinho, quienes obsequiaron una placa en homenaje a Marielle Franco, la concejala carioca negra feminista que fue asesinada por parapoliciales en Río de Janeiro el 14 de marzo de 2018.
Ser migrante en Buenos Aires
La comunidad migrante tiene realidades que se diversifican según su país de procedencia, según su edad e incluso según su género.
La mayoría de las personas migrantes son mujeres y es por este motivo que es preciso analizar el estatus de lxs migrantes desde una visión interseccional.
Según contó Mariana Bonazzi a este medio, una de las responsables de la Casa Migrante y del Frente del Hormiguero, “históricamente, la Ciudad ha sido receptora de inmigrantes extranjeros”. En los últimos 30 años, predominantemente los inmigrantes eran de países limítrofes y de Perú, pero en los últimos 5 años esa composición cambió y han llegado mayoritariamente personas provenientes de otros países sudamericanos, como Colombia y Venezuela.
Para Bonazzi, esto marca las diferencias entre las comunidades migrantes, y señaló que las mismas pueden vislumbrarse, no sólo en “las zonas donde se instalan las personas migrantes” y en su “inserción laboral”, ya que muchxs migrantes llegan en busca de oportunidades de trabajo:
“Ésta es una de las principales problemáticas que afectan a las personas migrantes que llegan a la Ciudad: que las tasas de informalidad y de precariedad laboral duplican, en algunos casos, a las tasas de los nativos”.
“Incluso, dentro de la comunidad migrante hay nacionalidades que sufren más que otras estas condiciones de informalidad, como la comunidad boliviana o paraguaya, en relación a la comunidad venezolana o colombiana”, señaló la referente de El Hormiguero, que puntualizó: “Nos parece que el Gobierno de la Ciudad no da respuestas concretas a esta problemática y que, en muchas ocasiones, la forma de solucionar esto es a través de la violencia institucional que la Policía de la Ciudad ejerce sobre los y las trabajadoras informales”.
“Tal como en el caso de las mujeres nativas, las migrantes están atravesadas por un montón de situaciones que hacen que su condición sea más vulnerable, que les cueste más tener independencia económica e insertarse laboralmente, además de que están atravesadas por tareas de cuidado que la población masculina, no”, detalló Bonazzi, al tiempo que hizo hincapié en la necesidad de “pensar políticas públicas específicas para la población femenina”.
Finalmente, en relación a la población migrante transgénero, reveló que “los datos son bastante escasos”, pero comparten con lxs nativxs trans su dificultad para el acceso a trabajos formales y su “exposición a situaciones de violencia y desprotección institucional mucho más altas”.
La Casa Migrante
La Casa Migrante es un espacio ubicado en Alsina 2701, que fomenta el encuentro colectivo, inclusivo, plural y solidario, en donde se brindará orientación, asesoramiento y talleres para la comunidad migrante que habita la Ciudad, creado por la organización El Hormiguero.
“El Hormiguero es una organización que nace en las villas de CABA en 2011. Nacimos en la Villa 31, en Rodrigo Bueno y en Villa Soldati, barrio Fátima. A través de los años hemos construido distintas instituciones que se han adaptado a la demanda territorial”, contó también en diálogo con NU, Yefry Mosquera Solís, militante del Hormiguero, referente del Frente Migrante de esa organización y responsable político de la Casa Migrante.
Desde esa organización, han trabajado en cada barrio según las particularidades de sus necesidades, dando asistencia a aquellxs migrantes que no hubiesen terminado el secundario y creando espacios para que, una vez finalizados los estudios escolares, pudiesen continuar su educación y formación académica e incluso han creado puntos y centros culturales en distintos puntos de la Ciudad que fomentan el arte.
Pero las personas migrantes necesitaban un espacio físico que se constituyera como punto de encuentro físico, englobador y “con una línea muy latinoamericanista”, que pudieran ver “como su propio hogar” y así es como llega esta Casa. “La Casa Migrante nace de un deseo del Frente Migrante El Hormiguero, ya que muchxs de nosotrxs, al estar repartidos en 10 barrios, necesitábamos tener un lugar en concreto”.
Para organizar su conformación y funcionalidad, esta Casa tiene tres secretarías: Educación, Cultura y Derechos Humanos.
“Desde Cultura la idea es hacer exposiciones de arte de migrantes, poder pensar los lenguajes ante la cultura territorial, lo estético y lo cultural que compartimos: las danzas, las comidas, el intercambio cultural. Esta secretaría se viene encargando de esas muestras, que se harán en los próximos meses con las distintas colectividades del territorio de CABA”, detalló Solís.
En tanto, la secretaría de Educación se enfocará en la tramitación y obtención de títulos secundarios y universitarios, además del armado de guías educativas que informen a lxs migrantes sobre universidades públicas y gratuitas. “Muchxs de lxs migrantes jóvenes vinieron en busca de educación universitaria, ya que en sus países de origen no existe o es demasiado cara”, agregó el entrevistado, que especificó que se brindará también ayuda con los papeles y requisitos que se necesitan para poder anotarse en una universidad y con las vacantes estudiantiles, ya que “la CABA es la ciudad con menos vacantes en su población y lxs migrantes están en la lista de espera siempre”.
Finalmente, la secretaría de Derechos Humanos prestará asesoría jurídica para temas relacionados a documentación, violencia de género, racismo y xenofobia, por lo que está trabajando conjuntamente con la INADI y con otros ministerios nacionales.
Voto migrante
Después de “3 años de lucha”, el Código Electoral de la Ciudad fue modificado y en los comicios legislativos de este año votarán por primera vez lxs migrantes en CABA.
Al respecto de este tema, Mosquera Solís expresó:
“Hoy somos 423 mil migrantes en CABA, de lxs cuales hay habilitados 400 mil para votar. El 13 de agosto quedaría el empadronamiento automático definitivo y eso nos habilitaría a ir contándoles a todxs lxs migrantes que tienen su derecho al voto, lo cual será una gran diferencia en estas elecciones”.
Con esto, el referente de la Casa se refirió a la repercusión que este sector podría aportar en las elecciones porteñas al votar, ya que “la Ciudad puede ser más inclusiva, porque Juntos por el Cambio ha sabido tapar hasta ahora con marketing todos los derechos vulnerados de lxs compañerxs migrantes”.
“En cambio, el Frente de Todos es un espacio amplio, que ha podido contener y reflejar en su trabajo político a lxs compas migrantes, desde esto mismo del voto automático hasta la derogación de la Ley Videla y la promulgación de una nueva Ley Migrante a cargo de Néstor Kirchner, la derogación del DNU que hace poco Alberto Fernández hizo, hay instancias de acompañamiento que el macrismo y el larretismo no hacen”, expuso Solís.
En el acto de inauguración de dicha Casa, Mariano Recalde, senador nacional, hizo también referencia a lxs 400 mil migrantes que votarán por primera vez: “Migrar es un derecho, y votar también es un derecho. A través del voto tenemos que pelear por todas las cosas que la Ciudad puede dar a sus habitantes, que recibimos de todo el mundo, y particularmente de nuestra Patria Grande”.
En primera persona
Para conocer la situación que atraviesan las comunidades migrantes en la Ciudad, NU dialogó con referentes de las comunidades boliviana, peruana y paraguaya. Estas tres mujeres cuentan su historia y explican cómo es ser migrante en la Ciudad de Buenos Aires, en primera persona.
1) Matilde, migrante boliviana:
-Contanos tu historia: ¿Cómo y por qué llegás a Buenos Aires?
-Yo llegué a Buenos Aires en el 2004, en compañía de mi esposo y mi nene chiquito de un año; queríamos conocer a la familia que acá residía. En ese trayecto, mi esposo decide quedarse y no volver más a Bolivia. En cambio, yo tenía todavía un proyecto de vida pendiente en Bolivia, que era hacer la tesis o proyecto de grado de mi carrera y por ese objetivo al que yo apuntaba, tuve que ir y volver entre Buenos Aires y Bolivia durante varios años.
Nunca perdí la esperanza de algún día titularme y poder recibirme en la Facultad Nacional de San Andrés como licenciada en comunicación social. Además, yo viajaba con mi nene, porque mi esposo no volvió nunca más a Bolivia, pero yo sí. Esto conllevaba un gran esfuerzo, ya que yo tenía que trabajar un año en Buenos Aires para poder pagar este proyecto de grado, además de los gastos que implicaban los viajes.
Finalmente, me terminé de radicar en Buenos Aires por mi familia, y acá nacieron dos más de mis hijos.
-¿Cómo es para vos ser migrante en Buenos Aires?
-Para mí, ser migrante en Buenos Aires ha sido un poco doloroso, porque se está bastante invisibilizada. Ser migrante, y en especial siendo de la comunidad boliviana, implica luchar por tus sueños y derechos no sólo como migrante, sino también como mujer, como boliviana, como madre y profesional.
Yo aporto mi mirada y mi perspectiva en la radio y la escuela donde trabajo, los lugares en donde estoy y milito por la promoción de los derechos humanos, para deconstruir ciertos estereotipos y prejuicios hacia la población migrante.
Creo que Argentina debería verse más diversa, más plurinacional, y creo que mi rol es deconstruir o aportar a esa transformación.
– ¿En qué situación se encuentra tu comunidad en la Ciudad?
–Desde mi opinión, mi comunidad ha ido organizándose hace bastantes años. Ahora tenemos organizaciones sociales, dado a la falta de políticas públicas que protejan o garanticen los derechos de lxs migrantes. Las y los compatriotas han logrado ayudar en casos de violencia de género, en temas de educación, para que las madres puedan inscribir a sus hijxs en la escuela o incluso para que tengan internet o correo electrónico para poder tramitar el DNI, por ejemplo. En el ámbito laboral, la comunidad boliviana también está muy presente, aportando a la economía, especialmente en el rubro de horticultura, textil y cooperativas. También hay muchos y muchas docentes migrantes. La lucha ha sido dura pero hemos tenido muchos logros.
– ¿Cuáles son las dificultades con las que se encuentra tu comunidad y vos estando en esta ciudad? ¿Las dificultades varían según el género y edad?
-Entre las dificultades que sufre mi comunidad sería el acompañamiento a mujeres migrantes en situación de violencia y vulnerabilidad o judicial. Las organizaciones sociales son las que acompañan las realidades, que están atravesadas por la interseccionalidad de situaciones dolorosas. Esto no está contemplado en políticas públicas o planes del Gobierno de la Ciudad. Necesitamos que haya una mirada más interseccional para acompañar integralmente a las mujeres bolivianas con su familia e hijos en todos los ámbitos.
Las dificultades varían según género y edad. Las escuelas de mi comunidad boliviana necesitan ser acompañadas. Son las organizaciones sociales las que actúan cuando algún niñx sufre bullying, xenofobia, o cuando sucede esto con el equipo de docentes. El Gobierno de la Ciudad ha estado ausente en esta parte. Considero además que el acompañamiento debe ser también psicológico, porque en las escuelas secundarias hubo discriminación y xenofobia, y les adolescentes necesitan ser acompañades.
“Creo que Argentina debería verse más diversa, más plurinacional, y creo que mi rol es deconstruir o aportar a esa transformación”. Matilde, migrante boliviana.
2) Petronila Yanayaco, migrante peruana
-Contanos tu historia: ¿Cómo y por qué llegás a Buenos Aires?
–Hace 12 años y medio que estoy en Argentina. Vine con un contrato de trabajo, y fueron las razones económicas las que me expulsaron de mi país, para venir a buscar una mejor solvencia económica para mi familia.
Soy madre de 4 hijos y después de dos años pude traerme a los dos más chiquitos. No poder darles educación universitaria me preocupaba muchísimo, porque en mi país la educación y la salud no son públicas, pagás.
-¿Cómo es para vos ser migrante en Buenos Aires?
-Para mí fue durísimo al principio, estar lejos de la familia (sobre todo de les hijxs), de mis arraigos, costumbres y muchísimas cosas que uno tiene que cambiar y acomodarse con lo nuevo. Mis hijxs también padecieron cambios, como la nueva escuela, amigos, costumbres y en algunas oportunidades hasta el bullying de sus compañeros por el acento o uso de otras palabras. Muchas veces es una seguidilla de cosas por la que tenemos que atravesar las personas por el solo hecho de ser migrante.
– ¿En qué situación se encuentra tu comunidad en la Ciudad?
-En la Ciudad hay un poco de todo, creo yo, como en todos lados. Nosotrxs, lxs migrantes, mayormente venimos por trabajo o estudios y somos personas de arraigo y coraje, eso nos da motivo para superar dificultades (sobre todo, emocionales).
– ¿Cuáles son las dificultades con las que se encuentra tu comunidad y vos estando en esta ciudad? ¿Las dificultades varían según el género y edad?
-Son muchas las dificultades que se tienen. Primero, la situación legal. El no poder o tener acceso a información de cómo tramitar el DNI (si no tenés algún conocido, no se tiene ni idea de por dónde empezar).
Después está el tema vivienda y trabajo. Si no tenés un buen trabajo con salario rentable, no podés pagar una vivienda cómoda, entonces se opta por buscar algo barato y mayormente se encuentra en barrios carenciados, donde se vive hacinado.
El género y edad tiene mucho que ver también. Pero cuando sos migrante y recién llegás, el negreo laboral es lo primero que sale y en ese rango no hay edades ni géneros. Las cosas cambian cuando se logra estabilizar y la persona hace validar sus derechos (en esto último cuando es asesorado/a por algún conocidx).
– ¿Quisieras comentar algo que no haya preguntado?
–Que no todxs lxs migrantes tenemos las mismas oportunidades. Lxs jóvenes vienen por estudios, otrxs vienen en busca de mejores oportunidades (esto implica jóvenes, adultos y alguna persona mayor). Mayormente se inmigra por situaciones económicas y se tiene que afrontar a denigraciones, rechazos y vulnerabilidad, lo cual se sintió mucho con el gobierno de la gestión pasada, con un DNU que sacó el gobierno de Mauricio Macri que afectó a lxs migrantes. Esperemos que en esta nueva gestión se mejoren las condiciones socioeconómicas de todxs lxs migrantes.
3) Ramona, migrante paraguaya
-Contanos tu historia: ¿Cómo y por qué llegás a Buenos Aires?
-Desde hace 30 años vivo en Argentina. En el año ‘92 emprendí este viaje con ilusión y sueños sin el más mínimo lugar a pensar lo que seguro ya estaba predestinado para mi vida. Ser migrante, observo, estemos donde estemos, es estar en la búsqueda de encontrarnos y reconocernos, identificarnos, autoacompañarnos y autorreconocernos migrantes, identidad colectiva.
Rodrigo Bueno, mi barrio, es una pequeña comunidad donde habitamos personas de distintos países, diversas culturas con mucho arraigo y eso lo hace grande. Hace 4 años, nuestro barrio se encuentra en proceso de reurbanización, resolución que se ha dado a favor luego de una larga lucha y que se sigue sosteniendo como podemos. La gestión de la Ciudad y, puntualmente, del IVC tienen a cargo este proceso con aciertos y desaciertos y en la medida del avance, también se acrecientan muchos aspectos de incertidumbre, irregularidades en el traspaso a viviendas nuevas, en servicios, falta de información, tratado de proyectos sobre el barrio histórico, espacios comunes e incluso limitaciones participativas, por lo que levantamos la voz día a día por y en defensa de nuestro barrio.
También reconociendo que estas largas luchas nos encontramos en el mismo camino que otros barrios y el compromiso fehaciente de organismos y organizaciones sociales, asociaciones civiles, instituciones que acompañan desde hace tanto tiempo.