En ese marco comenzará una serie de contactos para ayudar a destrabar el conflicto interno del Pro: se verá con Federico Angelini, quien asumirá esta semana como jefe del partido en reemplazo de Patricia Bullrich, y buscará reunirse con Horacio Rodríguez Larreta.
Macri quedó desilusionado por la decisión inconsulta y solitaria que tomó el jefe de Gobierno. La mayoría de la dirigencia del partido también rechazó la resolución de Larreta al considerar que “manipuló” las reglas electorales, mientras que el alcalde porteño replicó que se había limitado a cumplir la ley: “En la ciudad, el Código Electoral es claro: fue modificado en 2018 y está vigente desde 2020, y dice que se vota con boleta única”.
En el fondo, las diferencias esconden el enfrentamiento entre Macri y Rodríguez Larreta por el liderazgo opositor y, además, en un punto clave: el anuncio electoral porteño empareja las chances electorales del candidato a sucederlo en el Pro (el expresidente impulsa a su primo, Jorge Macri) y del radical Martín Lousteau, lo que dio pie en las filas macristas y bullrichistas a dar por probado un presunto pacto entre el jefe de Gobierno y el senador de la UCR para apoyar sus planes políticos.
En medio de un clima de tensión, Bullrich decidió alejarse durante 90 días de la presidencia del Pro para dedicarse de lleno a la campaña. En su lugar quedará el actual vicepresidente del partido, Federico Angelini, un hombre de Macri que se convirtió en un operador clave del bullrichismo.
Con el pedido de licencia, Bullrich apuntó a incomodar a Larreta. Al fundamentar su resolución, dijo: “Debemos hacer todos los esfuerzos para separar nítidamente cada institución, dando pasos en un sentido correcto que afiance la República, sin aprovecharnos de los cargos públicos o partidarios”. Es decir, el jefe de Gobierno debería pedir una licencia para no sacar provecho del aparato porteño.
Mientras Vidal hacía su propuesta de que se bajen todas las candidaturas del Pro, Macri participaba de manera virtual de la segunda reunión del Grupo Libertad y Democracia junto a presidentes latinoamericanos como Sebastián Piñera (Chile), Iván Duque (Colombia), Andrés Pastrana (Colombia), Jorge Quiroga (Bolivia) y Felipe Calderón (México). Poco después partió a República Dominicana.
La exgobernadora le anticipó por teléfono su idea. Macri valoró la iniciativa, aunque luego, antes sus allegados más estrechos, tomó distancia: “Es algo de María Eugenia y sus buenas intenciones”, les comentó. Vidal tiene previsto anunciar a fines de mes si será o no candidata presidencial. Para sus rivales internos, su jugada tiene un componente de “conveniencia personal” y es “impracticable”.
Es más: algunos la ven como el preámbulo de una posible postulación a jefe de Gobierno porteño, que permitiría superar la grieta entre Jorge Macri y los candidatos larretistas Fernán Quirós y Soledad Acuña. En el vidalismo lo descartan de plano: “No le interesa. Sería una contradicción con lo que viene diciendo María Eugenia contra la discusión alejada de la gente por los cargos y las candidaturas”.
Rodríguez Larreta confía en las encuestas propias que afirman que podría ganar las PASO gracias al voto moderado e independiente, resignado a su pérdida de espacio en el electorado duro del Pro en favor de Bullrich. Apuesta a hacer valer su condición de líder del espacio en CABA con la ratificación hasta último momento de las candidaturas de Quirós y Acuña. Sus estrategas creen que así podrá obligar a negociar a Macri y Bullrich desde una posición de fuerza porque si se presenta más de un candidato del PRO en las primarias aumentan las posibilidades de una victoria de Lousteau.
A Carrió le contestaron “halcones” del Pro como Angelini y el diputado nacional Fernando Iglesias, quien le dedicó un tuit duro y sintético en las redes sociales: “Qué tristeza verte en ese papel”.
A la polémica se sumó el titular de la UCR, Gerardo Morales, quien insistió en que si Macri y Bullrich promueven una alianza con Milei, su partido no formará parte de ese acuerdo.