La situación en Medio Oriente esta semana ya confirma la metástasis del conflicto entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. Se preveía como una situación altamente posible dada las características de la región y la virulencia con que se desarrolló el cruel ataque sorpresa en Israel y el posterior “genocidio” –que aún continúa- de palestinos a cargo de Benjamín Netanyahu. La región pasó a ser la más peligrosa del mundo en estos días.
El primer ministro de Israel se planteó dos objetivos luego del ataque terrorista de Hamás en suelo israelí: eliminar a la organización que había realizado el ataque y el rescate sano y salvo de los rehenes que habían tomado en dicha incursión. A más de 100 días de comenzada la incursión de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Gaza, ninguna de las dos cuestiones está resuelta. Más bien todo lo contrario, ya empiezan a impacientarse en Israel por la incapacidad de Netanyahu y de las tropas israelíes de cumplir la misión encomendada, al tiempo que empiezan a sufrir graves problemas en su economía derivados de los costos humanos y materiales de la guerra.
Hay varios factores a tener en cuenta para que esto suceda. En primer lugar, se cayó el mito que daba por verdad contundente las “excepcionales capacidades” del ejército de Israel y de su sistema de inteligencia, la famosa agencia Mossad. Tanto esta última, extremadamente errática y responsable en la detección de los ataques del 7 de octubre pasado, como el ejército de la estrella azul no estuvieron a la altura. Su venganza pergeñada como un operativo relámpago en Gaza, ya se está hablando de una duración de varios meses más como mínimo, para el caso que lo logre, algo bastante dudoso.
Otro de los temas es que buena parte de los problemas que aquejan por estos días a Israel, están relacionados con una muy inteligente estrategia que está desarrollando la República Islámica de Irán, apareciendo por distintos puntos de mapa de la región, en el Norte desde Líbano con Hezbollah, con diversos grupos bien armados que hostigan y atacan las bases norteamericanas de Irak y Siria, en el Mar Rojo con los Hutíes de Yemen agrandando geográficamente de este modo el teatro de operaciones en conflicto y obligando a Estados Unidos y al Reino Unido a auxiliar a Israel movilizando buques y todo tipo de ayuda en varias direcciones. La “trampa” como denominan los analistas a este desarrollo confrontativo de Teherán le está dando resultados positivos a los persas hasta ahora. Israel no podría abrir otro frente directo con Irán ya que la región se prendería fuego en pocos días y correría el riesgo de desaparecer.
Por otro lado, Irán advirtió con lanzamiento de misiles a Irak, Siria y Pakistán esta última semana que entre sus capacidades está la de alcanzar con precisión blancos a más de 1.000 kilómetros de su frontera, lo que generó una mayor tensión (y atención) en todos los cuarteles, sobre todo de la OTAN.
Por otro lado, Estados Unidos y buena parte de sus aliados de Occidente (entre ellos muchos países de la Unión Europea) no acuerdan con el desarrollo que el primer ministro israelí le está dando a la operación. Lo que no entienden es el después, no encuentran un callejón de salida para la matanza continua de civiles palestinos, la destrucción masiva de las construcciones y no logran ver un acuerdo político final si esto continúa por estos carriles. Joe Biden le cortó el teléfono a Netanyahu en la última conversación por este tema. Parece que la política interna en Israel (al igual que en la Ucrania de Volodimir Zelenski) prima por sobre los intereses de la propia nación y de la coalición de aliados que pretenden ayudarlos, pero con un grado mayor de sensatez y realismo.
El entorno de Israel es el otro tema complicado, ya que el aislamiento regional es una posibilidad concreta habida cuenta del mundo musulmán que lo rodea. Y el planeta entero (con las potencias a la cabeza) teme que acorralado por no lograr ni los objetivos militares ni los políticos, Israel que es poseedor de armas nucleares nunca blanqueadas, las use -por ejemplo, contra Irán- desatando una locura de otra dimensión que puede llevarse puesto al mundo. No se lo permitirán, pero….
Con Rusia y China en modo neutrales, pero ambos muy atentos a todo lo que allí sucede, con Turquía denunciando el genocidio israelí con vehemencia en todos los foros, como Sudáfrica y Brasil lo hacen en la ONU, Israel debería replantearse de manera urgente la situación, escuchando más a sus aliados directos y a los países que todavía no lo condenan, buscando una salida negociada, segura y duradera para su gente y no tentarse en eliminar a todo lo que se le ponga enfrente, ya que ese camino terminará con una pesada derrota en todos los niveles.
El mundo está con una nueva dinámica y hay que pensar y tomar muy bien las decisiones. No parece hoy Netanyahu la persona más adecuada para conducir a su pueblo. Entre su tozudez de él (y la de Zelensky en el frente europeo), a Estados Unidos se le tornó imposible mantener la supremacía de lo que fue en los 90 su imperio militar en el mundo. Ya está con la sábana corta y se nota. Y ni hablemos de Taiwán y las Coreas. O de los narcos en América Latina. O de tantos otros conflictos en África. Queda mucho por andar y solo un nuevo acuerdo multipolar, sensato, respetuoso y realista podrá encaminar al mundo a sobrevivir el difícil siglo XXI que vivimos. Sería saludable una nueva organización mundial que atienda los intereses globales y genere los acuerdos y las soluciones prácticas para que eso suceda y perdure, se consolide. De otro modo seguiremos poniendo parches, de guerra en guerra y con suerte sobrevivirá el más inteligente y fuerte o los más probable, nadie.
