¿Qué definición de “ciudad” utilizó para su libro?
La ciudad es un concepto evolutivo por efecto del proceso migratorio hacia los centros urbanos. Las ciudades están recuperando su importancia justamente porque en todo el mundo, la gente se ha movilizado a las ciudades. Y este proceso migratorio se ha transformado en inevitable. Hoy, casi el 80% de la población mundial vive en ciudades. Hay una cifra interesante para tener en cuenta. En este momento, más de 5.000 millones de personas viven en el 4% de la superficie del planeta, porque las ciudades del mundo ocupan solo el 4% de la superficie del planeta. Y esto está transformando todas las estructuras políticas, económicas y sociales. Y eso es lo que nosotros tratamos de reflejar en este libro.
¿A qué se refiere con “ciudad autonómica”?
Eso es del primer libro que escribí hace aproximadamente 20 años, cuando fundé el Partido de las Ciudades en Acción. Habla de que los centros urbanos no solo tenían que tener autonomía política, sino autonomía económica también. Por eso, nosotros aún hablamos de las ciudades autonómicas. El hecho de enlazar los dos conceptos es lo que le permitía a las ciudades generar sus propias políticas económicas. Este es un fenómeno que definió [Jacques] Delors hace muchos años en lo que significaba el desarrollo de las economías urbanas. Anunciaba el proceso migratorio y desafiaba a los gobiernos a que buscaran los nuevos yacimientos de empleo dentro de las economías urbanas, que es algo que hace 20 años se enunciaba y hoy es una realidad.
¿Por qué las ciudades, a diferencia de otros espacios, son los verdaderos motores del cambio?
Por efecto de la ocupación de la mano de obra. Tanto el campo, como la industria se han transformado en expulsores de mano de obra. El campo cada vez está más mecanizado, cada vez más conectado a la Internet y con nuevas tecnologías. Y la industria se ha automatizado y también es expulsora de mano de obra. Eso provocó que la gente emigrara a los centros urbanos. Si ustedes analizan el último censo de Argentina, el 90% de la población de la Argentina que tiene una economía esencialmente rural vive en ciudades. Entonces lo que nosotros decimos es que para garantizar un estándar de vida para la población, más allá de los números macro de la producción industrial o de la producción agropecuaria, se necesita desarrollar las economías urbanas. La gente tiene que desarrollar su trabajo en un territorio donde no se pueda vender, ni comprar ningún animal, donde no se pueda criar ningún animal y no se pueda plantar absolutamente nada. Se compra, se vende o se presta un servicio en el área urbana y eso es la búsqueda de nuevos yacimientos de empleo.
¿Por qué cree que la centralización política limitó las capacidades de las ciudades?
Por la toma de decisiones. Las tomas de decisiones nacionales tienen que ver con la macroeconomía. La macroeconomía se asienta en los commodities, es decir, en la comercialización de granos, en la comercialización de carne, en todo lo que es la exportación minera, lo que es la exportación de combustibles, pero son todas áreas que tienen muy baja ocupación de mano de obra. Las políticas locales son las que garantizan trabajo y empleo en el desarrollo de las economías urbanas. Yo siempre doy un ejemplo. Para armar una fábrica de autos, para producir el doble de autos de los que se producían hace 40 años. Hace 40 años se necesitaban 10.000 empleados obreros y hoy se necesitan solo 1.000, de los cuales más de la mitad son ingenieros que manejan la robótica. En cambio, abrir una cadena de heladerías en el área metropolitana de Buenos Aires genera empleo para alrededor de 1.000 personas. Y la inversión que se necesita para establecer una fábrica de autos sí es una decisión macroeconómica del gobierno nacional. Pero la decisión para abrir una cadena de heladerías en el área metropolitana de Buenos Aires es una decisión estrictamente local. No tiene magnitud para la economía nacional, pero sí tiene un impacto directo sobre la generación de trabajo y empleo.
¿Por qué afirma que la legislación es fundamental para el proceso de mejora de las ciudades?
Primero, porque ya se ha despertado una conciencia respecto al desarrollo de las economías urbanas. Hace 25 años, cuando en la ciudad de Buenos Aires se creó el Ministerio de Desarrollo Económico, justamente tuvo que ver con eso, con entender que había que generar un sistema económico propio del área metropolitana y más de la ciudad de Buenos Aires. Se han tomado desde el Poder Ejecutivo una serie de medidas que fueron desarrollando la economía en esta zona. Pero lo que falta todavía es institucionalizar esto a través de leyes para poder garantizar mejores inversiones. Por supuesto que las decisiones del Ejecutivo, del Poder Ejecutivo son buenas, pero son transitorias porque cuando cambian las elecciones cambia el Poder Ejecutivo y pueden cambiar los decretos. En cambio, si nosotros lo hacemos a través de leyes, ya empiezan a jugar las mayorías parlamentarias, entonces todas las políticas que se apliquen amparadas por leyes tienen una trascendencia a las gestiones, una duración y previsibilidad que permite hacer inversiones a mediano y largo plazo.
Llevándolo al plano local, ¿cuál cree que son los principales desafíos que enfrenta la Capital Federal?
En base a las entrevistas que hicimos, diría que el orden de prioridades es el siguiente. La primera preocupación es el sostenimiento del trabajo, el empleo, la generación de ingresos de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires. La segunda preocupación es la seguridad y la tercera preocupación justamente es el uso del espacio público, el correcto uso del espacio público y del transporte principalmente. En función de eso nosotros armamos toda esta serie de propuestas.
¿Y con respecto a La Plata?
Hicimos un pequeño análisis, pero no fue nuestro foco en el desarrollo del libro. Se invierte el tema seguridad. El tema seguridad entra en primer lugar y en segundo lugar, el de desarrollo económico.
¿Cuál cree que es la ciudad modelo de nuestro país?
Para nosotros, la ciudad modelo y la más avanzada en este momento en cuanto a su autonomía y a la aplicación de políticas propias es la ciudad de Buenos Aires, porque dentro de las ciudades del país es la única que es 100% urbana. Nosotros no tenemos ningún área relacionada con el campo, entonces estamos forzados a aplicar políticas económicas que contengan a la gente que viene. No solo a los 3 millones que viven en la ciudad de Buenos Aires, sino a los 3 millones y medio que entran todos los días a desarrollar tareas en la ciudad de Buenos Aires. Y esto ha implicado desarrollar un sistema. Lo que estamos tratando es justamente que estas políticas que hemos generado en la ciudad de Buenos Aires en los últimos 12 años sean transportadas a otras ciudades del país. Entendiendo que lo nuestro es una reacción que está encadenada con un fenómeno mundial, que es el del desarrollo de las economías urbanas y el fortalecimiento de la autonomía de las ciudades.
¿Y del interior?
Sí hay algunas que tienen una historia mucho mayor como es el caso de Rosario que es una ciudad que ha trabajado en la autonomía desde hace mucho, pero con graves problemas de seguridad y que ha desarrollado además su interrelación con los municipios alrededor de ello, pudiendo institucionalizar lo que se denomina el área metropolitana del Gran Rosario y la gobernanza de ese sector. Pero después el resto de las ciudades tienen serios problemas de autonomía. Lo vemos con los municipios en la provincia de Buenos Aires, donde la ley de municipios resulta como una suerte de mordaza para aplicar políticas económicas propias.
Por último, ¿cómo influye la privatización?
Es lógico que se esté dando un proceso de privatización en función de una transformación del mundo. Al haber desaparecido el pueblo socialista y 250 naciones del mundo haber virado hacia el capitalismo, es lógico que se den estos procesos y además los esfuerzos del Estado por mantener empresas que resultan deficitarias no es bueno para la economía. En los centros urbanos lo que se da además es un fortalecimiento del sector privado. El Estado tiene que fijar políticas que permitan que se institucionalicen empresas privadas para que generen empleo genuino. Tenemos que buscar que el empleo, la generación de trabajo y oportunidades de negocio provoquen una revolución transformadora. Esto ya está sucediendo en otras ciudades del mundo, como por ejemplo, Frankfurt.