El economista y especialista en temas de seguridad Jorge Rodríguez presentó el lunes el libro Laboratorios de cocaína en la Ciudad de Buenos Aires. El trabajo es fruto de su experiencia de dos años y cuatro meses en el Ministerio de Seguridad de la Nación. En diálogo con Noticias Urbanas denunció la complicidad de la policía, la Justicia y los funcionarios públicos en el crecimiento del negocio narco.
–En el libro afirma que las denuncias que usted le presentaba a Nilda Garré no eran tomadas en cuenta. ¿Cómo evaluaría la actuación de la exministra en la lucha contra el narcotráfico?
–Básicamente, lo que hacían en el Ministerio no era legal; era encubrimiento, y eso está penado en el Código Penal. Cajoneaban y tiraban los expedientes para atrás. Para que quede claro, estamos hablando de un negocio que, por lo que investigué, recauda alrededor de dos millones de dólares por día solamente en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores. Esa es una cifra impresionante, que demuestra la cantidad de plata que mueven los narcos.
–Otra cosa que sorprende es que usted habla de una organización que se muestra en plena villa, con armas largas, y hace sus negocios a toda hora, delante de todos. No es algo a escondidas.
–Eso es así. Me cansé de remitir al Ministerio de Seguridad munición 762, que son balas perforantes, traspasan los chalecos antibalas. Son balas de FAL o de AK-47. Manejan ese tipo de armamento. Y ese es otro dato de importancia sobre el nivel de operatividad que tienen los narcos. Y del dinero que mueven.
–¿Cómo ve el futuro?
–Mi visión no es optimista. Este es un monstruo que crece cada vez más. Este crecimiento se ve favorecido por un país mafioso que lo alienta a seguir aumentando. Acá hay que hacer, como dijo el papa Francisco, una especie de mani pulite. Y además hay que tomar conciencia de que en la Argentina desde hace más de diez años se produce clorhidrato de cocaína para consumo interno y para exportar.
–La policía se beneficia del negocio cobrándoles coimas a los narcos para dejarlos trabajar.
–Porque eso forma parte del modelo recaudatorio delictivo. Y puedo dar fe de eso porque yo mismo hice un informe sobre el funcionamiento de 19 de las 53 comisarías de la Ciudad. Pero, lamentablemente, lo usaron para perfeccionar el modelo delictivo.
–¿Cómo fue eso?
–Cada vez que yo escribía un informe sobre determinaba comisaría, Garré citaba al comisario, le leía los negocios que tenían, la protección que brindaban a los narcos, lo apretaba con los datos y eso determinaba que tuvieran que realizar un aporte mayor al Ministerio.