Juan Germano: “Los debates no suelen traducirse en votos”

Juan Germano: “Los debates no suelen traducirse en votos”

Por Laura Di Marco

El consultor de Isonomía no cree que el faltazo de Scioli del domingo lo haya hecho perder sufragios. Y dice también que aún no hay un ganador. Asegura que la elección tiene un final incierto.


Con final incierto. Así podrían definirse hoy las elecciones presidenciales, que por estos días entrarán en su etapa final antes del domingo 25.

Si hay algo en lo que coinciden la mayoría de los encuestadores es que los números de intención de voto aún reflejan los resultados de las PASO, donde Daniel Scioli arañó los 40 puntos, la alianza Cambiemos de Mauricio Macri llegó a los 30 y el UNA de Sergio Massa apenas superó los 20.

“Hay una elección bloqueada”, señaló en ese sentido Juan Manuel Germano, de la consultora Isonomía.

El politólogo planteó que la incertidumbre es tal que ni siquiera se sabe si habrá balotaje entre Scioli y Macri, y mucho menos quién ganará. ¿Por qué? Entre los factores que explican esta “elección bloqueada” podrían encontrarse las dificultades de los candidatos para sumar nuevos votantes, el desinterés social y la influencia de la presidenta Cristina Kirchner, que acapara los mismos porcentajes de imagen positiva y negativa.

“Decir que Scioli ya ganó es tan mentiroso como decir que en segunda vuelta el kirchnerismo ya perdió”, consideró Germano, que dialogó con Noticias Urbanas poco después del primer debate presidencial, al que faltó Scioli.

–¿Quién ganó el debate?
–Fue un debate cuidado. Difícilmente encuentre grandes ganadores o grandes perdedores. El dato relevante fue que faltó un candidato, justamente el que más votos tiene.

–¿Lo perjudicó a Scioli haber faltado?
–Perdió potencialidad, pero habrá que ver si eso se traduce en la intención de voto. Mi impresión es que no, aunque Scioli tendría que crecer así que no ir al debate puede haber sido una mala estrategia.

–¿Los vio muy cuidados a Macri y a Massa?
–El debate estuvo centrado en los términos de ser propositivos, y ni Macri ni Massa se arriesgaron a un cruce fuerte entre sí porque no les convenía. Se hizo un esfuerzo muy grande para que el debate suceda y me parece muy positivo, pero quizás nos quedamos con sabor a poco.

–¿A ellos los puede haber beneficiado?
–Hay que ver si el debate se traduce en votos. Tiendo a pensar que no, por lo menos así se ve en la historia de los debates en el mundo.

–¿Por qué?
–Es difícil que genere cambios porque los votantes más indecisos también son los más reacios a sentarse a ver un debate político durante dos horas. Es complicado llegarle a ese votante a través de los medios tradicionales.

–¿La intención de voto es similar al resultado de las primarias?
–Hay una elección bloqueada desde las PASO para acá, quizás cambia un punto más o un punto menos de lo que sacaron, pero no más. Te diría que hoy estamos en un 40, 30, 20. No podría decir quién va a ser presidente ni cuándo. Decir que Scioli ya ganó es tan mentiroso como decir que en segunda vuelta el kirchnerismo ya perdió. Sin embargo, hay un 35 por ciento que todavía no se definió; eligen a un candidato, pero no están del todo convencidos. Ellos recién se definen en los últimos 15 días, y ahí van a tener que dar más definiciones los candidatos.

–¿Por qué está bloqueada la elección?
–Todavía no hay clima, pero no es un problema argentino, es una situación de las democracias modernas. A la ciudadanía le cuesta vincularse con la política, sobre todo acá, que tenemos un proceso muy largo, con tantas elecciones en un solo año. Después de las primarias la gente se recluyó en sus actividades más propias y se va a volver a activar recién dos semanas antes del 25 de octubre.

–Scioli y Macri no pudieron polarizar.
–Ni Scioli ni Macri lograron ser los candidatos que querían ser. Ahora tienen un solo objetivo: sumar puntos para alejarse de sus fantasmas.

–Para crecer, ¿Scioli tendría que desprenderse más del Gobierno?
–Scioli tiene que alejarse un poco del kirchnerismo puro. Él puede atraer el voto de aquellos que pueden aprobar algunas medidas, pero no todas, o que les cuesta encontrar cercanía con la forma de comunicación del Gobierno. Si uno analiza el voto de Scioli, ve que un 30 por ciento quiere un cambio, contra un 70 que lo elige por la continuidad. En cambio, de los que podrían votarlo, un 70 por ciento dice que lo votaría por el cambio y un 30 por la continuidad.

–¿Cristina puede perjudicarlo, por ejemplo, con sus reiteradas cadenas nacionales?
–Cristina tiene mucho poder para hacer sumar o perder votos. Más allá de la cadena, es la dirigente que toma decisiones. Entonces, sumando asignaciones sociales o cambiando el plan económico puede modificar la intención de voto en un punto o en medio, que, justamente, es lo que hoy puede hacer la diferencia para que el presidente se defina en octubre o en noviembre.

–¿Macri le gana la pulseada a Massa para entrar en segunda vuelta?
–El desafío de Macri en las PASO era quedar mejor parado que Massa y lo logró. Lo siguiente era transformarse como líder de Cambiemos, por encima de Pro. Lo que le queda ahora es lograr activar el voto útil.

–Massa sigue como el tercero en discordia.
–Es el factor determinante en esta elección. Él logró crecer en variables más light, las que no determinan votos, como mejora en la imagen o hacer la campaña que quizás la gente más recuerde, pero eso no se traduce en votos.

–¿Adónde irían sus votos si hay un balotaje? Por el perfil peronista, ¿Scioli cuenta con ventaja?
–La dinámica peronismo-no peronismo tiene cada vez menos relevancia. El voto de Massa es una combinación de muchos factores. Sus electores podrían terminar votando a Scioli, pero hay una pata en Córdoba que es muy antikirchnerista.

–¿Cómo es el resto de los votantes?
–Al votante argentino hay que entenderlo en dos ejes: por un lado está el kirchnerismo-antikirchnerismo. Pero también hay un segundo eje, mucho más complejo: quién resuelve la agenda del metro cuadrado. Esto significa quién le otorga a ese votante claridad o garantía para responder a su agenda más cercana, por ejemplo, que la heladera esté más llena mañana que hoy, que el chico que terminó la secundaria pueda ir a la universidad o que una familia tenga más plata en el futuro. Es decir, no pasa por una estructura general de país, sino que es un votante que está mirando su situación personal.

–Dijo que Cristina puede sumar o restar votos. ¿Cuál es la percepción social ante ella?
–Desde septiembre de 2012, la Presidenta tiene 50 por ciento de imagen positiva y 50 de negativa. Hay una ciudadanía partida en dos, conceptualmente. Eso explica por qué tenemos una elección tan pareja. Cristina demostró que puede sostener el poder hasta último momento. Quebró la dinámica del “pato rengo”, por lo que hay que quemar todos los libros de política (risas).

–Sea quien sea el próximo presidente, ¿Cristina seguirá teniendo influencia?
–Si Macri es presidente, Cristina se transformará en la referente de la oposición de manera automática. Si es Scioli, creo que habrá un peronismo con dos cabezas.

En primer plano

• Un lugar porteño. La cancha de River.
• Una figura histórica. Winston Churchill.
• Un perfume. Polo, de Ralph Lauren.
• Una frase. “Todo parece imposible hasta que se hace.”
• Una película. El despertar, de Roland Suso Richter.
• Un libro. 1984, de George Orwell.

Algunos datos

• Intención de voto aproximada: Scioli, 40%; Macri, 30%; Massa, 20%.
• Imagen de Cristina: 50% de imagen positiva, 50% de imagen negativa.
• Dato clave: Hay un 35% de indecisos que se definen los últimos días previos a las elecciones.

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