Juan Manuel Valdés: “Jorge Macri es un Milei recargado”

Juan Manuel Valdés: “Jorge Macri es un Milei recargado”

El legislador de Unión por la Patria habló con Noticias Urbanas.


Recientemente, su bloque lanzó un comunicado expresando su preocupación por las personas que se encuentran en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué indicadores fueron los que más les llamaron la atención?

Hay un hecho innegable que son las propias cifras de indigencia de la Ciudad de Buenos Aires. La indigencia se duplicó en el año 2024 con respecto al mismo período del año pasado. Y eso, medio del peor invierno de las últimas décadas, según asesores en materia climática, nos marca que tiene que haber políticas diferenciadas. Frente a eso, en lugar de destinar recursos que se necesitan, el Gobierno de la Ciudad busca todos los días a quien echarle la culpa y desentenderse de los problemas reales de la ciudadanía. A nosotros nos parecía una metáfora cuando el Papa Francisco hablaba de la cultura del descarte. Honestamente, Jorge Macri la está aplicando en primera persona, comparando a las personas que duermen en la calle con residuos. Diciendo que para limpiar el espacio público hay que barrer a la gente a la que no le queda otra alternativa que vivir en la calle. Después, tenés a Diego Kravetz diciendo las barbaridades miserables sobre que los cartoneros tienen un cerebro diferente al del resto de las personas y que no hay que ayudar a la gente que está en las calles. Está atentando contra el valor fundamental de la solidaridad que existe esta ciudad.

Pero esta problemática no es nueva. ¿Por qué notan que empeoró notablemente en el gobierno de Jorge Macri?

La duplicación de la indigencia trae consigo la duplicación de la cantidad de personas que duermen en la calle. Lo ves en cualquier lado. La cantidad de lo que se llama “ranchadas” que hay en la ciudad es infinitamente superior a la que se veía el año pasado. Y tenemos la legitimidad de que éste es un tema para nosotros importante desde hace muchos años, desde que acompañamos los censos populares. En éstos se ponían cifras claras porque participaban, por ejemplo, los organismos de control de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio Público de la Defensa, la Asesoría Tutelar, Cáritas, Red Solidaria. Ese censo, año tras año, fue ilustrativo del deterioro y de la falta de inversión para prevenir y darle una solución de fondo a estas personas. Los paradores son una cáscara vacía. Un lugar donde revictimizan a la gente que llega. Separan a la familia, les roban sus pertenencias y a la mañana tienen que irse del lugar. No son una solución. Y si le agregás a eso el famoso subsidio habitacional 690, decreto que se actualiza cuando el Gobierno quiere, en el que su otorgamiento es de difícil acceso, te encontrás con un Estado que desinvierte de manera crónica en los lugares más sensibles de la sociedad porteña. Y a esto hay que agregarle la crisis de los comedores comunitarios, en los que no se han aumentado las raciones que entrega el Gobierno de la Ciudad y se han eliminado directamente las del Gobierno Nacional. Jorge Macri es un Milei recargado.

¿Por qué lo dice?

Así como Milei dice que no hay plata, la Ciudad de Buenos Aires si algo tiene, es plata. Estamos hablando de un presupuesto no millonario, billonario. Son más de 7 billones de pesos. El presupuesto de Jorge Macri es con lo que gasta en sus viajes o en sus campañas absurdas o en regalarle los Ingresos Brutos a las empresas amigas, un presupuesto con el que podría resolver con creces el problema del hambre y la indigencia en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Dónde se para usted con respecto a la problemática de la coparticipación de la Capital Federal?

Opino que tenía que alcanzarse un acuerdo. Aparentemente, ese acuerdo se alcanzó. Queremos ver en qué consta. Todavía no hay detalles. Recordemos que hubo un fallo de la Corte, que no se pronunció sobre el fondo de la cuestión, sino que fijó una cantidad de dinero que tenía que llegarle a la Ciudad de Buenos Aires. Pero no era ni el que reclamaba la Ciudad, ni el que estaba dispuesto a dar la Nación. Y ahora, estamos en una situación donde esperamos que se precise qué tipo de convenio supuestamente se firmó ante las autoridades nacionales y de la Ciudad. Yo siempre voy a defender los recursos de la Ciudad que represento. Y creo que la forma en la que el gobierno de Alberto Fernández hizo ese cambio en la coparticipación de la Ciudad a la Provincia, fue equivocada.

¿Por qué?

Si bien era necesario atender la crisis de seguridad de la Provincia, circunstancia en la que había sido muy mal entregada la famosa coparticipación -me refiero a la coparticipación de Macri- que fue sancionada mediante un decreto, que de un plumazo le daba una plata que nunca se entendió en concepto de qué lo recibía la Ciudad. Era muy superior a la plata que necesitaban los agentes de Seguridad para pagar sus sueldos. No se entendía si era para pagar toda la función de Seguridad de Ciudad. Sea como sea, había que encontrarle una salida consensuada. Y si eso se logra, es beneficioso. Pero lo que puedo decirte es que no vi a Jorge Macri pedir la coparticipación al gobierno de Milei con la misma vehemencia con la que el PRO le pedía al gobierno de Alberto Fernández. Si el que los perjudica es Milei, están dispuestos a entregar la Ciudad.

Una dificultad que suele venir acompañada de la indigencia es la inseguridad. Leandro Santoro expresó su interés en esta área. ¿Qué haría de distinto Unión por la Patria si alguna vez llegan a ganar la Ciudad?

En el espacio político que lidera Leandro Santoro, del cual yo soy parte, planteamos que es necesario profesionalizar las fuerzas de seguridad. Creemos que hay que ir a fondo en la titularización de los policías, con formación universitaria. Creemos que tenemos que brindarles las mejores condiciones de vida posibles a quienes ejercen la función de la seguridad. Y eso implica garantizar que vivan en la Ciudad de Buenos Aires, facilitándoles una vivienda. Los propios agentes de Seguridad, por vivir en lugares de mucha pobreza, terminan siendo víctimas de delitos. Por otro lado, suelen ser expuestos a jornadas laborales muy extenuantes. Nosotros creemos que deben estar descansados, entrenados, bien equipados y con la mejor remuneración. Y que tiene que haber una Defensoría del Policía. Nosotros fuimos coautores de la Seguridad Ciudadana de la Ciudad y eso no se cumple. Hoy, si hablás con cualquier policía, te dice que los chalecos antibalas no funcionan, que los patrulleros están en mal estado y a todo esto se suma la crisis que vemos en el sistema penitenciario.

¿Qué siente que llevó al notable empeoramiento del sistema penitenciario de la Capital Federal?

Otro tema que hay que tomar urgente es por qué la Ciudad viene incumpliendo hace ya casi 8 años la construcción de su propio penal en Marcos Paz. El gobierno nacional, y hablo del mandato de Mauricio Macri, le dio las tierras para que tengan su propia unidad penitenciaria. Y en lugar de haber cumplido con esa inversión, hoy la Ciudad quiere trasladar las cárceles a cada barrio. Piensan llevar más de 100 presos a cada barrio, que hoy están hacinados en comisarías, donde no tienen ni siquiera baños ni una ingesta de comida apropiada, en cárceles-containers. Así, quieren llevar a 800 presos a Villa Lugano, a Saavedra, a Colegiales. Yo me pregunto cuán seguros se pueden sentir los vecinos cuando saben que en su propio barrio hay presos por delitos graves en unidades penitenciarias con bajas normas de seguridad. Y al mismo tiempo, las garantías de esos reclusos tampoco se ven cumplidas. Eso es lo que compone una mirada integral de la Seguridad.

¿Qué zonas de la Capital Federal tienen las mayores tasas de delito?

Bueno, el gobierno de la Ciudad hoy no tiene un mapa del delito completo. La Ciudad no destina hacia los delitos más importantes en términos cuantitativos, los recursos necesarios. Las famosas cámaras de seguridad solo sirven de pruebas de los delitos una vez que ya se cometieron. Nadie está controlando en tiempo real la cuestión de los robos pesados que hay en Constitución. En 4 barrios se acumula la mayor cantidad del delito de la Ciudad de Buenos Aires: Constitución, Balvanera, Bajo Flores y Retiro. ¿Cómo es posible que ahí no haya la cantidad de policías que sí hay cuidando presos, tarea para la cual no están capacitados? Hay un desmanejo absoluto con la Seguridad. Esto rompe el contrato electoral del PRO con la ciudadanía. Nosotros ya sabemos que ellos no están de acuerdo con nosotros en un montón de temas, como es la cuestión ambiental y patrimonial. Sabemos que no les importa la educación. Ahora, el contrato electoral de Mauricio Macri en el 2007, año que comienza este ciclo del PRO, era que la Ciudad iba a ser más segura y que iba a tener su policía propia. Bueno, esta policía está fuera de tiempo y desjerarquizada.

¿Qué tipo de armas cree que deben tener los policías?

Yo pienso que las policías locales tienen que tener un uso disuasivo de la fuerza. Esto es que el último recurso sea el disparo con arma letal. Por ejemplo, yo no estoy de acuerdo con estigmatizar el uso de las tasers. Creo que si las tasers son utilizadas por un personal calificado y capacitado para eso, pueden ser útiles. Hoy, son sólo 50 las tasers que hay. Desmitifiquemos entonces que esta gente vino a profesionalizar a todas las fuerzas y darles una taser a cada uno de los policías. El resto están muy indefensos o porque están con los bastones o con pistolas de balas de goma. Un policía profesional no se mide por la cantidad de gente que mata en cada operativo, sino por las vidas que salva. Tendríamos que ir hacia medidas que aumenten la eficiencia. Y que las cifras sean públicas, directas y transparentes. Y no ocultar las cifras debajo de la alfombra, como hace la Ciudad. El gobierno no carga sus estadísticas del delito en el mapa nacional. ¿Tienen miedo a compararse con otras provincias? La Capital es la ciudad con más efectivos por habitante. Es realmente escandalosa la malversación de los recursos que tiene el PRO en la Ciudad.

¿Cree que ganar la Ciudad en las próximas elecciones le puede garantizar al peronismo volver a la Nación?

El desafío de mi generación en el peronismo, es ser la primera generación que le gane al PRO en la Ciudad. Y vuelco todas mis energías en ese desafío. No sé si hay un correlato, pero sí te puedo decir que la Ciudad, tal cual está diseñada, es una vidriera de presidentes. Desde el 96 en adelante, cada Jefe de Gobierno fue un candidato natural a la Presidencia. Y hoy la política nacional está dominada por figuras de la Capital. El propio presidente era un panelista de la televisión, que salió de la Ciudad de Buenos Aires. Lo que sí me parece fundamental es que el trabajo de renovación que tiene que hacer el peronismo a nivel nacional, es muy parecido al que tenemos que hacer a nivel Ciudad. La ciudadanía nos tiene que ver en actitud y aptitud para gobernar este distrito. Cuando logremos ser aptos para gobernar la Ciudad es probable que también logremos ser aptos para gobernar la Nación. Pero queda un poco unitario dicho así. Sí es cierto que estamos en ambos niveles en un proceso de renovación, no solo generacional, sino también intelectual y doctrinaria.

¿Y qué implicaría la renovación doctrinaria?

Primero que nada, habría que aclarar que para el propio Perón la doctrina cambiaba todo el tiempo. La doctrina no es un escrito tallado en piedra. Perón decía que lo que permanece son las ideas de justicia social, independencia económica y soberanía política. Después, la doctrina es cómo llevar a la práctica esas ideas. Yo creo que a nivel nacional debemos modernizar nuestra idea de un país productivo. Tenemos que ser el partido capaz de vincular nuestro sistema científico con nuestro sistema productivo. Ése es el lugar natural del peronismo. Ése es el lugar de un partido del siglo XXI. Eso la Argentina lo tiene, porque tiene las mejores universidades del continente y tiene una industria como la biotecnología, que es la mejor de la región. Tiene además los recursos naturales que muchos países desearían tener. Con respecto a la Ciudad de Buenos Aires, es parecido, porque somos sede de casi 40 universidades y tenemos desintegrado ese talento y conocimiento. Y, a la vez, tenemos que tener una propuesta de convivencia.

¿Convivencia política?

La convivencia política debería ser una consecuencia natural de la convivencia social. Yo no estoy a favor de los acuerdos nacionales a espaldas de la gente. Ese es un pensamiento de casta. Si la gente la pasa mal, lo natural es que los políticos la tengamos que atravesar también.

Previo a las elecciones, se llegó a especular que podía existir una posible alianza con Horacio Rodríguez Larreta. ¿Piensa que en un futuro sería viable?

Más allá de las diferencias, yo siento que Larreta tiene mucho conocimiento sobre la política y gestión de la Ciudad, y creo que llevó a cabo un proceso de transformación. Ahora, creo que esto no se trata de apilar dirigentes en un mismo lugar. La experiencia del Frente de Todos nos da la pauta de que lo importante es el sentido. El liderazgo tiene que dar sentido. Nos tenemos que mostrar en actitud de formar alianzas innovadoras para ganar la Ciudad. Y en aptitud. ¿Qué quiere decir? Que los demás tengan ganas de estar con nosotros. No sólo que nosotros tengamos ganas de debatir y mejorar nuestras ideas con otros espacios. Sino que el resto también vea en nosotros un espacio para ganar. Ahí sí vamos a encontrar un frente mayoritario frente a esta brutalidad insensible que expresan Javier Milei y Jorge Macri. Los dos expresan un proyecto de exclusión que va en contra de la solidaridad. Todos los que seamos capaces de acercarle un plato de comida a alguien que se está muriendo de frío, tendríamos que estar en la misma propuesta política. Se llame Rodríguez Larreta, Martín Lousteau, o quien sea. A mí no me importa de dónde vienen, sino hacia donde van. Y creo que Leandro Santoro es un candidato de diálogo y de consenso, como también lo es Juan Manuel Olmos. Ahora bien, la primera alianza tiene que ser con la sociedad. Sociedad que tiene una clase media que se angostó y que Jorge Macri no tiene la mejor idea que aumentarles los impuestos. Con ellos hay que primero tender un puente. Porque hay que recuperar el valor de la política y de la representación.

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