Algunas señales comenzaron a notarse en estas últimas semanas, y se sumaron a las que aparecieron a fin de año, cuando el oficialismo logró, con un elevado costo político, imponer la sanción de la Reforma Previsional, que reunió para intentar rechazarla a sectores peronistas enfrentados entre sí fuera del recinto parlamentario. Paralelamente, otros sectores del justicialismo enfrentaron con sus cuerpos la brutal represión policial que se desató aquel 19 de diciembre de 2017 en las calles aledañas al Congreso nacional.
Dicho de otra manera, existen muy disímiles procesos de unificación de las fuerzas peronistas. No existe aún la unidad en un solo sentido. Esto quiere decir que hay tantas tribus como caudillos locales más o menos importantes sean capaces en este tiempo de convocar tras de sí a los militantes, y estos, por transferencia, posean la capacidad para reunir a sus votantes. Es posible señalar que los jefes territoriales están habilitados para pelear porciones de poder en sus zonas de influencia, pero a la vez aún no existe el líder que unifique todas esas voluntades para ganarle a Cambiemos en 2019. Solo si este apareciera mágicamente, esta meta sería posible, pero la magia es cosa de demiurgos y no de santos, que son capaces de gestionar milagros, pero no de ganar elecciones.
En esta crónica se hablará de intendentes, modelos de jefes territoriales, de líderes políticos que representan pero no tienen mando y de las opciones que lentamente comienzan a abrirse en la Argentina, algunas de las cuales son señales apenas visibles, pero están allí.
Gioja: “Si intervenían el Partido Demócrata de esta manera, hubiera sido un escándalo”
El 10 de abril último, la jueza federal con competencia electoral María Romilda Servini de Cubría decidió intervenir el principal partido opositor, el Partido Justicialista, con un fallo plagado de consideraciones políticas, pero sin fundamentación jurídica.
Para peor, y denunciando que la casi invisible mano de la Casa Rosada se encontraba tras su propia mano, designó como interventor a un aliado incondicional de Mauricio Macri –tanto en el PJ como en la CGT–: Luis Barrionuevo. Esto ocurrió después de que su señoría deambulara en busca de un funcionario que se mostrara dócil a las necesidades de Cambiemos. En efecto, antes de nombrar a Barrionuevo les ofreció el cargo al ya casi retirado de la política Eduardo Duhalde, al todoterreno Miguel Ángel Pichetto y al médico Ginés González García, que no se consideró capacitado para resucitar sus aspiraciones políticas si aceptaba la misión.
En esas circunstancias, el presidente del PJ, José Luis Gioja, luego de ser desplazado, inició un azaroso camino judicial de incierto final, habida cuenta del poder de que hacen gala los gestores de la maniobra.
En este sentido, en diálogo con Noticias Urbanas, Gioja relató que “el expediente de la intervención llegó hace pocos días a la Cámara Nacional Electoral, después de un mes de chicanas legales interpuestas por el interventor. Ahora está en manos del fiscal, que lo va a ver en la semana y después va a emitir su parecer”.
El diputado sanjuanino desgranó a continuación los absurdos que contiene el expediente. “Nosotros seguimos afirmando que no existieron motivos políticos, ni administrativos, ni organizativos para la intervención, más allá de lo que haya decidido su señoría. Es una medida sin sustento jurídico ni legitimidad, más aún porque no la solicitó nadie. Además, los considerandos de la medida suman un absurdo total. Imagínese que un juez hubiera decidido la intervención del Partido Demócrata estadounidense, o del Partido Laborista inglés, o del Partido Socialista Obrero Español alegando que perdieron una elección. Hubiera sido un escándalo. Bueno, esta justificación figura entre los considerandos de la intervención del Partido Justicialista argentino.”
Con respecto a las vicisitudes del trámite judicial, el exgobernador de San Juan se quejó porque “la oposición tiene en la democracia un rol que cumplir, por lo que es necesario poner las cosas en su lugar”. “El Partido Justicialista va a convocar a todos. Vamos a ser la alternativa en 2019, porque estamos preparados para ser el relevo de este Gobierno, pero lo que ocurrió con la vida institucional de nuestro partido es muy grave, porque no existe democracia sin oposición.”
En cuanto a la futura actitud que tomará, Gioja destacó: “Nosotros no hemos renunciado a nuestras convicciones y vamos a seguir adelante. Por lo pronto, el 8 de junio próximo vamos a realizar el Congreso Nacional del Partido Justicialista, que ya había sido convocado por nosotros antes de la intervención. Se va a hacer en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste. Lo vamos a concretar igual, porque no queremos dejar de hacer lo que debemos hacer. Allí están convocados los 910 congresales que tiene el PJ, a los que se va a someter la aprobación del balance y de lo políticamente actuado hasta estos días”.
Con respecto a la administración que encabeza Macri, el destituido presidente del PJ aseveró: “Vivimos en lo político una serie de situaciones curiosas, en las que el Gobierno dice que no existe una crisis, pero al mismo tiempo convoca a la oposición para ver si logra compartir el descrédito en el que cayó por las medidas que tomó. Nosotros contestamos que no se puede convocar a la oposición desde la soberbia, como hacen ellos. Los peronistas estamos convencidos de que Macri debe llegar hasta el 10 de diciembre de 2019, pero no debe seguir ni un día más después de esa fecha. Por esta razón, para asistir a esa supuesta mesa de diálogo deben existir condiciones lógicas. Nadie se debe oponer a dialogar, pero tampoco puede ser convocado ni a chirlos ni a latigazos, como en esta ocasión”. Así adelantó Gioja la posible ausencia de su partido a la ronda de conversaciones que propuso el Gobierno.
Con respecto a la actitud que tomará el justicialismo, Gioja adelantó: “La semana próxima, la baja en las tarifas se convertiría en ley en el Senado y nosotros esperamos que el Presidente no vete la decisión del Parlamento. Las empresas de energía han conseguido balances más que excelentes, lo que significa que hubo no solo ganancias, sino una enorme transferencia de recursos desde los pobres hacia los ricos, lo mismo que pasa con las empresas petroleras, a las que se les liberaron los precios del combustible y cobran lo que quieren. Peor aún, ahora se desató un conflicto entre Irán y los EE.UU., por lo que se incrementó el precio mundial del barril de petróleo y eso podría provocar un aumento adicional”, se preocupó, dejando entrever que la posición de su partido se endurecerá próximamente.
La rebelión de los intendentes
Comenzaron a construir ya hace más de dos años. El 16 de enero de 2016 lanzaron el Pacto de San Antonio de Padua desde esa localidad. Elaboraron un documento basado en los principios que vertió el papa Francisco en su encíclica Laudato si’ y comenzaron la larga marcha de reorganizar al peronismo con política y gestión. Al principio fueron doce intendentes, como los doce apóstoles, que luego recibieron la adhesión de otros más.
Igual, el camino no fue llano. En julio de ese mismo año, algunos disidentes se escindieron y formaron el Grupo Esmeralda. Los sobrevivientes lanzaron entonces el Grupo Fénix, en septiembre. Luego, los intendentes del interior bonaerense lanzaron el Grupo El Establo y, si bien confluyeron varias veces en actos de gestión, permanecieron separados hasta mediados de 2017. También se lanzó por aquellos meses el Grupo Patria, que unificaba a los intendentes más cercanos al kirchnerismo.
Las ocasiones en las que se encontraron todos los agrupamientos tuvieron que ver con las votaciones de los presupuestos de 2015 y 2016, en las que ganaron y perdieron partidas de dinero frente al Gobierno provincial. En 2017 llegaron las elecciones y la mayoría de ellos se reunió para formar parte de Unidad Ciudadana, una opción que llevó al frente de la boleta de senadores nacionales a Cristina Fernández de Kirchner, que perdió por muy pocos votos frente a la opción del oficialismo que encabezó Esteban Bullrich.
Tras esas elecciones parlamentarias, llegó el momento de comenzar a pensar en una construcción a largo plazo. Ya los grupos que identificaban a los intendentes no tenían razón de ser y por estos días están diluidos. En la próxima ocasión no se votarán presupuestos solamente, sino que se pondrá en disputa el gobierno provincial. Allí solo la unidad les servirá para pelear la opción bonaerense.
Una de las iniciativas que alinean por estos días a la mayoría de los intendentes es Produce Buenos Aires, que se lanzó el día anterior a que esta publicación saliera a la calle, el miércoles 23 de mayo. Reúne a los equipos de producción de 34 municipios, preocupados por gestionar propuestas propias para paliar una crisis que, adivinan, se profundizará entre este año y el próximo.
Este miércoles presentaron su documento fundacional en Florencio Varela, en la que fue su cuarta reunión, ya que se encontraron anteriormente en La Matanza, en Cañuelas y en Ituzaingó.
Uno de los organizadores del encuentro, Martín Pollera, declaró a Noticias Urbanas: “Trabajaremos sobre dos ejes: el primero es el diseño de una agenda en conjunto que incluye propuestas propias, que serán presentadas ante las autoridades nacionales y provinciales. Lo que ocurre es que los municipios son los primeros en percibir la crisis, porque los empresarios pyme y las cooperativas nos vienen a ver a nuestros despachos –Pollera es el secretario de Producción de Florencio Varela– y nos plantean su situación. En cuanto llega la crisis, nosotros nos enteramos antes que nadie de lo que pasa y después vamos a ser los últimos en recuperarnos”. “Por estas razones es que necesitamos compartir experiencias, para poder superar el impacto de las políticas neoliberales que está aplicando el Gobierno, que atacó a las grandes mayorías y favoreció los ingresos de los grupos concentrados de la economía”, informó a este medio el economista.
“El segundo eje es el desarrollo de las herramientas que utilizamos en los municipios y la posibilidad de compartirlas. Para nosotros, este es un camino en la unidad del movimiento nacional y popular, porque esta es una agenda común, centrada en la producción y el trabajo. De esta manera buscamos enfrentar al modelo basado en el sistema financiero que nos propone Cambiemos. Nosotros necesitamos motorizar la producción, contraponiendo un modelo de crecimiento al proyecto del ajuste que promueve el Gobierno, que se propone profundizar este año.”
Eduardo Valdés, exjefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores, expresó a NU que el peronismo enfrentará 2019 inmerso en un proceso de unidad, sin dejar de mencionar que “los malos de ayer –la campaña de descrédito fue muy intensa– pueden ser los buenos de hoy. Incluso, las encuestas dan una fuerte alza en la imagen de la propia Cristina Fernández de Kirchner”.
El también exlegislador porteño recordó la situación que reinaba en 2001, “cuando a Néstor Kirchner no lo conocía nadie y terminó siendo presidente”, hermanándola con “una crisis como la de hoy, que empeora cada vez más”. “La baja de Macri podría trasladarse al ‘que se vayan todos’ o podría, como en 2001, ir hacia algún candidato. Hay que tener en cuenta que las últimas encuestas expresan una caída de doce puntos de Macri, que fue del 42 al 30 por ciento. Estos doce puntos son, en su mayoría, de votantes de Macri, que dijeron que no lo volverían a votar nunca más. Antes, estos odiaban al peronismo en la misma proporción que hoy odian la opción que les ofrece Macri. Son votos de los desencantados.”
En cuanto a los reagrupamientos que se están produciendo dentro del peronismo, Valdés se retrotrajo hacia la historia. “Como ocurrió después del golpe de 1955, el peronismo se dividió en tres tercios. Uno de los más sencillos de definir es el tercio más combativo, más intransigente, que hoy encarnan los kirchneristas y en los años siguientes a 1955 fue la Resistencia Peronista. Otro de los tercios es el de los militantes del poder, que encarnan Miguel Ángel Pichetto y los gobernadores. El último tercio lo encarnan los que van y vienen entre los otros dos. En estas circunstancias que corren nunca ganan los más negociadores, sino los intransigentes. Los que crecen en la crisis que azota al macrismo son los duros. Es el principio de acción y reacción.”
“De todos modos –se extiende el integrante del Grupo UMET–, el candidato que viene será el que pueda reunir en una misma opción al peronismo kirchnerista y al no kirchnerista. Hay que recordar que lo más importante después de la derrota de 2015 fue el sectarismo, que mantuvo a todos dentro de sus agrupaciones. Hoy, superada esa etapa, predominan los planteos de unidad, porque permanecer divididos es hacerle el caldo gordo al continuismo.”
Con respecto al proceso por el que transitará el peronismo, Valdés anticipó: “Primero hay que escribir un programa y luego habrá que darle forma política. Después hay que reconstruir la confianza y hasta agosto cicatrizar las heridas. Finalmente, en una súper-Paso se definirá al candidato”.
“La situación será en 2019 similar a la de 2015, cuando el peronismo sabía que debía evitar la segunda vuelta si quería ganar. Lo mismo le pasa a Macri o al candidato de Cambiemos, que debe evitar también una segunda vuelta, en la que perdería. Macri no llega al 40 por ciento ni en primera ni en segunda vuelta. Nosotros debemos ser inteligentes para armar un frente que gane en primera o segunda vuelta. Ellos no van a conseguir más de lo que consigan en la primera vuelta.”
El exlegislador, que forma parte del PJ Capital, reclamó que en el distrito “es indispensable que se unifiquen los bloques legislativos. No se puede ser el Frente Unidad Porteña y luego, al llegar a la Legislatura, dividirse en dos bloques”. Por el contrario, Valdés reclama que exista “un solo bloque unido para construir una oposición fuerte y con propuesta. Después se puede plantear la coherencia partidaria, pero sin unidad no se le puede ganar al macrismo, porque la credibilidad se construye día tras día. Hoy la oposición se construye desde la Legislatura. No hay otra opción”.