Luego de una semana desde el renunciamiento de Mauricio Macri, el escenario de pelea descarnada se mantiene intacto sin que nadie retroceda un milímetro. Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, los mismos protagonistas de las tensiones que mantienen en vilo a la oposición insólitamente no hablaron sobre las peleas a todo o nada que entablaron en dos distritos clave como el porteño y el bonaerense.
Tampoco pactaron ninguna tregua ni fijaron reglas de juego para no pegarse por debajo del cinturón. Prefirieron concentrarse en escuchar un informe de sus economistas acerca de cómo riesgosamente crecen el gasto público, la emisión monetaria, la falta de reservas y la inflación.
Hasta ahora, lo que contagió el Pro a otros partidos de Juntos por el Cambio (JxC) es el clima beligerante y de amenazas de rupturas. Como está sucediendo en el radicalismo, donde la puja Larreta-Bullrich dividió de hecho al partido.
Del lado del jefe de Gobierno quedaron el jefe de la UCR, Gerardo Morales, y el senador nacional Martín Lousteau. Cerca de la titular del Pro, dirigentes como Alfredo Cornejo, Rodolfo Suárez, Carolina Losada y Luis Naidenoff, algunos de los miembros del denominado “Grupo Malbec” porque posaron con Bullrich en la foto de la Fiesta de la Vendimia.
Para avanzar en acuerdos electorales, en los que ambos partidos compartirán fórmulas cruzadas para la presidencia de la Nación, se le está complicando a Rodríguez Larreta. No tanto por Morales, quien lanzó su candidatura a la Casa Rosada con la sensación térmica de que quizá termine secundando al alcalde porteño, sino por Lousteau, a quien no puede desairarlo por la importancia estratégica de la UCR en Juntos por el Cambio en la ciudad, pero tampoco conformarlo: el jefe de Gobierno ratificó la semana pasada que habrá un solo candidato del Pro en la competencia de las PASO. Un guiño al expresidente, empecinado en que ese postulante sea Jorge Macri.
Una solución para los larretistas y radicales sería aplicar el esquema del desdoblamiento concurrente, que implicaría que los porteños voten en dos urnas distintas, una para las categorías nacionales (presidente y diputados) y otra, las locales (jefe de Gobierno, legisladores y comuneros). Esa variante destrabaría el dilema de los políticos, pero sería toda una complicación para el ciudadano común.
La estrategia de Bullrich
Para Bullrich no hay tantos obstáculos. Aprovecha el clima de malestar que hay en un sector del radicalismo hacia Morales y así avanza en acuerdos con el Grupo Malbec que consolidarán una nueva alianza política en JxC. El primer resultado de esa afinidad podría derivar en una fórmula conjunta para la gobernación de Santa Fe entre la radical Carolina Losada y el vicepresidente del Pro nacional, Federico Angelini. Aún no está confirmado, aunque “está firme en un 99,9%”, admiten desde ambos sectores.
La jefa del Pro mostró una carta del mismo palo la semana pasada: dijo que su compañero de fórmula será un “radical del interior”. Ya comenzaron las especulaciones: podría ser el diputado Rodrigo de Loredo si no secunda a Luis Juez para disputar la gobernación de Córdoba o en caso de que tampoco aspire a competir por la intendencia de la capital provincial. Otros creen que el candidato a vicepresidente será un gobernador como Gustavo Valdés (Corrientes) o Rodolfo Suárez (Mendoza).
Sea como fuere, ese postulante para acompañar a Bullrich provendrá del Grupo Malbec, cuyos promotores están organizando otro encuentro para dentro de dos o tres semanas con la idea de consolidar un polo de poder dentro de la UCR que no responda a Morales.
Aún lo están esperando a Facundo Manes, quien estuvo presente en la foto de la Fiesta de la Vendimia e incluso tuvo allí una charla a solas con la titular del Pro, que se produjo después de reunirse con Macri. Pero los radicales disidentes están desconcertados: tras el contacto en Mendoza, no dio señales de enrolarse en esta fracción y, además, lo dan como un aliado los peronistas “antigrieta” Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey. ¿Qué hará el neurocientífico? “Soy un outsider”, suele definirse a sí mismo.
El dilema liberal
La interna del Pro también precipitó divisiones en el liberalismo. Ricardo López Murphy, el diputado nacional de Republicanos Unidos, se perfilaba como candidato presidencial dentro de JxC para captar votos liberales, auspiciado por Rodríguez Larreta, pero pateó el tablero: decidió postularse a jefe de Gobierno porteño y sellar un acuerdo político con Bullrich. Sus socios de Republicanos Unidos estallaron de bronca: se quejan de que fueron decisiones inconsultas.
El pase de López Murphy desbarató la jugada de los estrategas larretistas de contar con su candidatura presidencial para quitarle votos a Milei en el electorado liberal. Por eso surgió una alternativa: postular al binomio José Luis Espert-García Moritán para buscar inserción en ese segmento. Bullrich sospecha que se trata de una maniobra de Larreta para sacarle votos.
La idea de esa fórmula circula a paso firme entre los dirigentes de Juntos por el Cambio (JxC). Por algo Macri recibió hace dos semanas a Espert y a García Moritán, por separado. Pero el diputado de Avanza Libertad fue el que había tomado la iniciativa de sondear a la dirigencia de JxC sin expectativas personales, afirman en su entorno, y convencido como en 2021 de que el liberalismo debía competir en las PASO dentro del paraguas de la coalición opositora para armar un “megafrente” contra el kirchnerismo. Su expectativa es que Avanza Libertad se integre a la Mesa Nacional de JxC y que esa incorporación permita que las ideas liberales inspiren futuras medidas de gobierno. Cerca de Espert sugieren que, dentro de ese esquema, al economista le gustaría ser presidente del Banco Central.
El diputado liberal ya tuvo contactos con casi toda la dirigencia de Juntos por el Cambio (JxC), desde Macri, Larreta y Bullrich hasta Gerardo Morales y Miguel Angel Pichetto, pasando por Elisa Carrió, y prevé inminentes encuentros con Vidal y Margarita Stolbizer. Sus allegados aseguran que todos avalaron la idea de un “megafrente opositor”, aunque sabe que ahora lo ven con otros ojos porque en la principal fuerza opositora hay una obsesión: cómo frenar a Milei y quitarle votos cruciales.
Algunos dirigentes de Juntos por el Cambio (JxC) comenzaron a celebrar anticipadamente: en la primera encuesta de una consultora de primera línea tras el renunciamiento de Macri y con la hipótesis de Espert como candidato a presidente, surge que el voto a Milei baja 2 puntos cuando se suma al escenario de las PASO el diputado de Avanza Libertad, que obtuvo una proyección de 3 puntos aun sin haber confirmado su postulación ni lanzado su campaña. Así, con la figura de Espert, Juntos por el Cambio (JxC) sube a 41 puntos y sin él lo deja en 39, mientras el Frente de Todos (FdT) logra 33%. Es decir, el economista liberal pondría a la coalición opositora en posición de ganar en primera vuelta.