Si esta nota se hubiese escrito unos años atrás, no muchos, otra hubiera sido la historia. Pero se escribe ahora, con la juventud política como eje, tratando de vislumbrar la construcción de espacios de poder –para propios y ajenos– e intentando dilucidar, al mismo tiempo, cómo se perfila la militancia sub-30 hacia el 2015, aunque falte mucho, aunque el tiempo atravesado por la cosa pública se dilate, se estire como un chicle en el asfalto. Hablamos de los jóvenes, entonces, de jóvenes porteños referentes de los espacios con mayores posibilidades de dar pelea, en principio, electoral: hablamos del universo Pro, del kirchnerismo con La Cámpora todo terreno, de, por caso, Los Irrompibles, que asoman la cabeza entre la juventud radical en el seno de Unen, y de quienes recalaron en el Frente Renovador aportando lo nuevo, buscando lo nuevo. Eso, lo nuevo, es lo que justamente destacan en los distintos espacios consultados por NU, a diestra y siniestra, como rasgo distintivo de los tiempos que corren.
Arranquemos por el principio. Arranquemos por La Cámpora, la agrupación que revivió y tonificó la relación de los jóvenes con la política después de los 90, esa década que, a fuerza de neoliberalismo feroz, hizo que languideciera ese vínculo casi hasta su extinción. La vuelta de los jóvenes a la política es hija positiva del “que se vayan todos”, es hija de Néstor, de Cristina, hija del kirchnerismo. La Cámpora es actualmente, con más de una década –ganada– en las espaldas, la agrupación paradigmática de aquella ligazón. De la labor territorial a los cargos ejecutivos y legislativos, se trata de un movimiento ascendente, envolvente: no hay joven K que no milite, no coquetee o no muestre respeto por La Cámpora, cuyo secretario general es Andrés “Cuervo” Larroque, el que junto a Máximo Kirchner dio cuerpo al mito fundacional del ala joven del kirchnerismo, nacional, porque si algo distingue al kirchnerismo, a la impronta nacional y popular, es su penetración bien federal. Hoy Larroque, que es diputado nacional del Frente para la Victoria, por la Ciudad de Buenos Aires, suele decir sobre la criatura: “Tenemos que ser duros con la defensa porque los ataques contra el gobierno son terribles”. Y lo debe seguir sosteniendo, seguramente, dada la coyuntura.
La Cámpora no agota, por supuesto, el nivel discursivo: es sinónimo de disputa de poder, un poder entendido como política de gestión, lejos de cualquier visión testimonial. Lo demuestran no solo Larroque, sino también, por ejemplo, Mariano Recalde al mando de Aerolíneas Argentinas, en lo que atañe a cargos ejecutivos de envergadura. Puntualmente, en la Ciudad, en roles nada desdeñables, encontramos a Juan Cabandié, diputado nacional por el distrito y otrora legislador porteño, y a Paula Penacca, ocupando una banca en la Legislatura desde el año pasado. Algunos ya pasaron los treinta, pero vienen militando desde antes de cumplirlos. Lo suyo es la cristalización de un proyecto de años que hoy es una realidad. También en la Ciudad, encontramos al camporista Dante Sironi, secretario de Juventud del Partido Justicialista porteño y secretario general de la Defensoría del Pueblo local, que dirige Alejandro Amor. Y hay más nombres, entre ellos algunos comuneros/as, como Aixa Rocha y Camila Rodríguez, que militan en algo así como las inferiores de la política grande. Los pibes de La Cámpora creen que la continuidad del modelo es posible, que será una realidad y, para eso, dicen, están trabajando. Siguen trabajando.
En la otra vereda electoral están Sergio Massa, su Frente Renovador y sus pretensiones de ser presidente de la República Argentina. A tono con la nueva dinámica, el exintendente de Tigre ha comenzado a apostar, a su vez, a cuadros jóvenes. Juan Saintotte (29) y Sebastián Cerdan son exponentes de este pilar en la Ciudad de Buenos Aires. “Vengo de la Juventud Universitaria Peronista. En 2013 empecé a trabajar con Sergio Massa, para las elecciones primarias. Creo que el Frente Renovador es lo nuevo, lo que se viene y eso va justo con la preponderancia que los jóvenes tenemos y vamos a tener. Nuestra esencia es no agredir y proponer, trabajar en la unidad en medio de la diversidad”, dice, casi parafraseando a Massa, Saintotte. Cerdan agrega que esta etapa es de plena creación de cuadros político-técnicos. “Los nuevos dirigentes”, resume. Ambos ofrecen una muestra de la proyección del massismo en clave joven. El sábado 19, de 9 a 16, en la ciudad de Córdoba, unos 4 mil jóvenes del Frente Renovador darán lugar al Encuentro Nacional de Jóvenes que, dividido por comisiones, estudiará y elaborará iniciativas en materia de seguridad, educación, recursos naturales y medio ambiente y en temáticas sociales. Aseguran que la jornada es prometedora. Y que cumplirá.
Vaya si es diverso el universo Pro en cuestiones de militancia joven. Diverso y, por momentos, tenso. Históricamente conducido por el secretario general de Gobierno, Marcos Peña, con el tiempo el espacio supo encontrar liderazgo en la Ciudad en la figura de la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal. Y el Jefe de Gabinete macrista, Horacio Rodríguez Larreta, no se quedó atrás: mediante un acuerdo con la vicejefa porteña, negoció la sucesión de Victoria Roldán Méndez (28) en la presidencia de Jóvenes Pro Capital, para impulsar allí a Maxi Sahonero (29), de militancia barrial en la Villa 20 de Lugano y en la agrupación La 24, el grupo de jóvenes que responde directamente a Vidal. Roldán Méndez, por su parte partió a ocupar una banca en la Legislatura, siguiendo el camino previamente marcado por otros jóvenes, como Fernando de Andreis, Ezequiel Fernández Langan y Francisco “Fran” Quintana. Actualmente, De Andreis, quien ya pisa los 40, dirige el Ente de Turismo, luego de haber conducido el bloque Pro en la Legislatura. Fernández Langan (35) es director de AUSA y Quintana (31) conduce la Comisión de Justicia en la Legislatura.
Pero en el Pro, además, pululan otros espacios, como La Solano Lima, de Cristian Ritondo; La Macacha, gestada a instancias de la legisladora Victoria Morales Gorleri; la Generación Argentina Política (GAP), que responde al ministro de Educación, Esteban Bullrich; y La Frondizi, encabezada por el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio.
Queda una figura, con fuerte influencia en la juventud macrista, pero que la trasciende: Pedro “Piter” Robledo, quien sabe, a sus cortos 22 años, que encorsetarse no es saludable para quien ostente aspiraciones políticas de peso. Robledo tiene militancia en el Pro hace tiempo –suele decir que Mauricio Macri presidirá el país a partir de 2015– pero se hizo conocido cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo invitó a reunirse en Casa Rosada, luego de que él hubiera sido víctima de una agresión, verbal y física, en una fiesta en San Isidro a la que asistió en marzo del año pasado con su pareja. El problema fue, al parecer, su condición de gay. Actualmente es asesor de la Vicejefatura porteña y coordina el área de Diversidad e Inclusión de la Fundación Pensar. Quiere ser diputado provincial, trabaja todo el día por ese objetivo. Y quiere, más adelante, ser el primer mandatario gay. Además de sobrevolar los distintos espacios de la juventud macrista –no exento de conflictos– su plus radica en la transversalidad: cada tanto afirma, por ejemplo, que quiere mucho y aprecia el aporte militante del Cuervo Larroque y es un exponente Pro en la Mesa de Juventudes Políticas, una apuesta que se lanzó en mayo y que, como punto de intercambio entre La Cámpora, Jóvenes Pro y Los Irrompibles del radicalismo, en sintonía con Red Solidaria y la Sedronar, apunta a disparar fuerte el arma de la nueva política: el diálogo.
“Claramente hay una forma distinta de encarar la política en nuestra etapa generacional respecto a la etapa de quienes son mayores. El nuevo tiempo político se va a terminar dando cuando podamos plasmar nuestro trabajo conjunto en políticas públicas”, declaró cuando la mesa fue presentada en el Cabildo. A su vez, en una entrevista con la agencia Télam, manifestó: “Yo me cansé de escuchar a los militantes del Pro hablando sobre un militante de La Cámpora o uno de La Cámpora hablando mal sobre los radicales. Uno puede tener distintas visiones de cuál es el rol del Estado, pero al fin y al cabo somos todos militantes jóvenes y buscamos el bienestar del país”. Y, para más pólvora, una afirmación alcanza: “Me gustaría ampliar la mesa de diálogo para involucrar a otros sectores que todavía no están, como los jóvenes del Frente Amplio Progresista o del Frente Renovador”.
Victoria Roldán Méndez es licenciada en Ciencia Política, hincha de Boca y legisladora. Rescata que el Pro siempre haya dado lugar a los jóvenes, aunque subraya, al mismo tiempo, que en realidad se trata de un signo del presente: todos los espacios, cada uno a su manera, con más o menos chances de ocupar un puesto en las listas, aparecen los jóvenes. Sí, un rasgo de nuestros días. Creer que lo principal, en el día a día Pro, es empoderar a los jóvenes, a través de capacitaciones y seminarios. Hablando de especificidades y de peso específico, propuso la creación del observatorio de juventud “como política de estado”. Maxi Sahonero, por su parte, prefiere decir antes que nada que “el Pro es un partido joven”, así que, dentro de esa lógica se lleva a cabo la construcción territorial en los barrios pregonando “los principios de la solidaridad, la honestidad y el trabajo en equipo, que se perdieron con la vieja política”. Sahonero, murguero de toda la vida, aseguró que el macrismo es “un partido de oportunidades, en donde todos aspiran a crecer, sobre todo los jóvenes”. Y es así como, en un espacio que él denomina “inclusivo”, la herramienta fundamental para mostrar la frescura, gestar ideas, conectar con otros sectores, es un instrumento “instalado en la cultura Pro”. Es, otra vez, el diálogo.
Por último, sin desmerecer la historia de la izquierda en las universidades en particular y en el colectivo joven en general –la revolución siempre es atractiva– dentro de la juventud radical se viene destacando, hace un tiempo, la agrupación Los Irrompibles, cuyos referentes pueden citar a Alfonsín e Illia, pero también a Patricio Rey, el Subcomandante Marcos y Eduardo Galeano. Sostienen, en el mismo sentido que la Mesa de Juventudes Políticas, que es necesario poner la política en el centro de la escena, sacarla de la pantalla de televisión. Consideran Rodrigo Rubino y Leandro Santoro, cercanos a la polémica, que hay muchos jóvenes militando pero que falta, todavía, un poco más de creatividad. Eso es lo que impulsan desde la agrupación que pelea por el desarrollo productivo, la distribución niveladora y la ciudadanía política. Algo muy distinto, aclaran, del crecimiento económico, el asistencialismo focalizado y la participación electoral. Quizás falte rebeldía, puede ser, pero lo cierto es que los jóvenes están jugando a la política, cada vez más, y desde adentro. Tal vez por ese motivo esta nota encuentre sentido: las claves del futuro en el presente, el presente en clave profética, para todos los gustos.