La batalla del litio: las exportaciones crecieron más de un 70%, pero, ¿quién se beneficia?

La batalla del litio: las exportaciones crecieron más de un 70%, pero, ¿quién se beneficia?

Por Catalina Iannelli / Especial para Noticias Urbanas

A pesar de este aumento, el valor de las exportaciones en dólares cayó un 24% debido a la fuerte baja en los precios internacionales. Los datos de una pelea por un recurso fundamental.


El litio (Li) es un metal alcalino cuyo uso más relevante en la actualidad es en la fabricación de baterías recargables. Es un componente esencial en baterías para autos eléctricos, celulares, laptops y tablets. También tiene aplicaciones en la industria, la manufactura y la medicina. Su demanda sigue en ascenso a nivel global, impulsada principalmente por el crecimiento de la movilidad eléctrica.

El también conocido como oro blanco es considerado un recurso estratégico en Argentina, y su explotación se concentra en las salmueras de los salares de la región de la Puna, que junto con Bolivia y Chile forma el “triángulo del litio”. Esta zona alberga más del 50% de las reservas mundiales.

Otra de las principales fuentes de litio son las pegmatitas, rocas ígneas de grano muy grueso donde puede extraerse con relativa facilidad. Los depósitos de litio en estas formaciones son los más fácilmente explotables, aunque su contenido es significativamente menor en comparación con los salares, ya que pueden contener hasta 0,5 Mt (millones de toneladas) de litio. En cambio, los depósitos emplazados en salares cuentan con mayores reservas, alcanzando hasta 7 Mt.

Recurso estratégico en disputa

Este recurso despierta un gran interés en Estados Unidos por razones tanto geopolíticas como económicas. Una de ellas es su papel en la fabricación de baterías recargables para autos eléctricos, una industria en la que el país busca liderar para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y fortalecer su autonomía en la producción tecnológica.

El país extranjero busca garantizar su acceso al litio para asegurar su independencia en sectores claves y, al mismo tiempo, competir con China, el principal actor en la cadena de suministro global de este metal. Entre 2023 y 2024, la participación del país asiático en la importación de litio creció del 43% al 67%, lo que marca su dominio en el mercado. Guido Feld, que tiene un Magíster en Estudios Internacionales y Licenciado en Recursos Humanos, planteó que “tanto Biden como Trump han mantenido una política de reducir la dependencia de China en el acceso a este tipo de materiales”.

Homero Bibiloni es abogado, docente en derecho administrativo y director de la especialización en Derecho Ambiental en la Universidad Nacional de la Plata (UNLP). Explicó que cuando se habla de bienes naturales, sean renovables o no renovables, “siempre hay intereses políticos y económicos en juego y no se pueden mirar con ingenuidad”. Aseguró que aunque sea con gobiernos republicanos o demócratas, Estados Unidos siempre prioriza sus propios intereses, con matices, pero con una línea de continuidad. “Si observamos el mapa mundial, podemos identificar los intereses energéticos de Estados Unidos: hacia el este, en Medio Oriente, con el gas y el petróleo; hacia el sur, en América Latina, con el litio. Además, continuó: “Es un país que utiliza dos estrategias principales para asegurar su dominio: la intervención militar directa y la intervención indirecta a través de presiones políticas y económicas. Esto se vincula con la liberalización de beneficios para los inversores extranjeros en Argentina”.

La estructura de inversiones está diseñada para que los beneficios económicos se materialicen en el mediano y largo plazo, sin aportar significativamente a la economía argentina. “En este contexto, el actual gobierno de nuestro país, con su enfoque neoliberal y desregulatorio, no presenta una estrategia clara para aprovechar los recursos naturales en favor del país”, apuntó contra las políticas del presidente Javier Milei.

Uno de los principales interesados en este escenario es el empresario Elon Musk, quien expresó en varias oportunidades su interés por el litio argentino para abastecer la producción de baterías de Tesla, empresa estadounidense la cual fabrica automóviles eléctricos y de la cual es fundador. El magnate buscó asegurarse el suministro de este recurso, y el RIGI le otorga condiciones favorables para acceder a él sin mayores restricciones.

El Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI), impulsado por el gobierno de Javier Milei, establece beneficios fiscales y aduaneros para atraer grandes capitales extranjeros. Este esquema otorga estabilidad fiscal por 30 años, permite la libre disponibilidad de divisas y reduce impuestos, lo que facilita la llegada de corporaciones transnacionales sin exigirles compromisos concretos con el desarrollo local. En el caso del oro blanco, el RIGI profundiza el modelo extractivista. En simples palabras, prioriza la exportación de materia prima en lugar de fomentar la industrialización en el país.

En este contexto, el cofundador de Microsoft, Bill Gates, también mostró interés en el litio argentino, invirtiendo a través de su fondo Breakthrough Energy Ventures en empresas dedicadas a optimizar la producción y el uso de este mineral con el fin de reducir las emisiones de carbono y promover tecnologías limpias. Al igual que Musk, Gates destacó la relevancia estratégica del litio argentino. Esta coincidencia de intereses entre ambos empresarios refleja cómo los gigantes de la tecnología apuntan a controlar un recurso clave, mientras que Argentina aún carece de una política clara que garantice que los beneficios del litio permanezcan en el país.

El desafío de la industrialización en Argentina

El escenario en Argentina se ve condicionado por diversos factores. En primer lugar, la explotación del litio en el país está en manos de empresas privadas, sin una intervención estatal significativa. Feld subraya un aspecto clave que diferencia a Argentina de otros países productores: “Argentina tiene una regulación que deja la decisión sobre los recursos naturales en manos de las provincias. Esto complejiza la coordinación con el Estado Nacional, ya que cada provincia decide qué hacer con lo que hay en su suelo”.

La falta de infraestructura y tecnología es otra de las razones que se presenta como un obstáculo para la industrialización del litio dentro del país. Feld asegura que es una carencia importante, porque se requiere una inversión que, a nivel estatal, no se ha hecho. Además, la incertidumbre política y económica desalienta la inversión a largo plazo en proyectos industriales.

El interés de las empresas extranjeras es exportar el litio sin procesar para hacerlo en países donde ya cuentan con la capacidad industrial necesaria. “Siempre van a querer exportar el litio en su estado más básico para procesarlo en países donde ya tienen esta capacidad. Las empresas extranjeras no tienen ningún tipo de interés en que esa industria se desarrolle a nivel local”, expuso Feld.

Además, la caída de los precios internacionales impacta en la rentabilidad del sector. “Si bien las exportaciones han crecido, el precio del litio cayó significativamente en el último año debido a la sobreproducción global. Esto es algo que ya hemos visto antes en la industria minera”, aseguró Bibiloni.

A pesar de todo esto, Guido cree que hay margen para que Argentina impulse una estrategia de industrialización del litio mediante alianzas público-privadas para, al menos, tener un proyecto de industrialización más elaborado. “Aunque hasta ahora no veo que eso esté pasando”, plantea. Mientras tanto, el país enfrenta el reto de agregar valor a su producción y no limitarse a la exportación de materia prima. Si logramos desarrollar la industria local, podríamos generar más empleo y mayores ingresos, aunque esto requiere inversiones significativas y un marco regulatorio estable.

Ambos concuerdan en que la clave está en establecer una política de estado a largo plazo que trascienda los cambios de gobierno y articule los intereses nacionales con los provinciales. Está claro que Argentina tiene un potencial enorme cuando se trata el litio, pero que aún no existen estrategias claras para industrializar el recurso y posicionarnos de otra manera en el mercado global.

Impacto ambiental y resistencia local

Por otro lado, la explotación del litio no está exenta de controversias en términos ecológicos. Diversas comunidades y organizaciones ambientales han expresado preocupaciones sobre el impacto de la actividad en los ecosistemas y en el acceso al agua en la Puna.

El método más utilizado para la extracción, que es la evaporación de salmueras, requiere grandes cantidades de agua. Este proceso reduce la disponibilidad de agua dulce en un área que ya enfrenta condiciones extremas de sequía. La extracción de agua de los salares puede alterar el equilibrio hídrico, lo que genera la salinización del suelo y afecta a la biodiversidad local. Las comunidades locales también se encuentran afectadas porque esta actividad repercute sobre los recursos naturales de los que ellos dependen para vivir, como las pasturas para sus animales, y la modificación del paisaje afecta el desarrollo del turismo. “Otro desafío es encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental”, recalcó Homero.

La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ha desempeñado un papel clave en la investigación y el desarrollo del litio en Argentina. En conjunto con Y-TEC, la empresa tecnológica de YPF, y el CONICET, la UNLP creó UniLiB, la primera Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas y Baterías de Litio en Latinoamérica. Ubicada en el Polo Productivo Tecnológico “Jorge Alberto Sábato” en La Plata, que busca fortalecer el desarrollo energético del país mediante la investigación, promoviendo la industrialización y el avance tecnológico a nivel local. La planta cuenta con 1.700 metros cuadrados distribuidos en 17 salas, equipadas con tecnología de última generación, y está diseñada para operar bajo estrictos estándares ambientales.

Tanto los estudios multidisciplinarios sobre el litio como la creación de UniLib deja en evidencia la importancia que tiene la universidad pública y su comunidad, que contribuyen al progreso del país, generan valor garantizando la sostenibilidad ambiental y brindan una herramienta fundamental para impulsar políticas públicas esenciales para el desarrollo de nuestra sociedad.

El Estado debe asumir un rol activo en la regulación de la industria, diseñando políticas públicas que prioricen la industrialización para generar valor agregado y fomentar la creación de marcos regulatorios sólidos para que los beneficios del litio no se queden solo en la exportación, sino que contribuyan al desarrollo económico y a la sostenibilidad ambiental en el país. La falta de infraestructura, la intervención de actores internacionales y los impactos ecológicos evidencian la necesidad de una política integral que equilibre el desarrollo económico con la protección de nuestros recursos naturales, asegurando que el litio beneficie a la nación y no sólo a intereses foráneos.

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