El exjefe del bloque oficialista Máximo Kirchner no dio quórum y bajó al recinto de Diputados cuando se daba inicio a la votación. Ninguno de los diputados de La Cámpora tomó la palabra y todos votaron en contra del proyecto de acuerdo con el FMI que se trató el jueves, lo que profundizó la interna del oficialismo.
Según revelaron a Perfil desde el Frente de Todos, antes del voto negativo, durante todo el tiempo que duró la sesión ni Máximo Kirchner ni los diputados del sector más duro del kirchnerismo participaron de las exposiciones individuales y no se anotaron en las listas de oradores; además evitaron dar su postura a sus compañeros y a la prensa del bloque debido a que intentaban no generar más tensión durante el debate.
Los legisladores nacionales de ese espacio mantuvieron un hermetismo que solo se rompió con la aparición, casi escondida, de Máximo Kirchner en el recinto. El hijo de Cristina Kirchner semanas antes había renunciado a la presidencia del bloque del Frente de Todos en Diputados y blanqueado a través de una carta pública sus diferencias con el acuerdo alcanzado por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Máximo Kirchner llegó minutos antes de que empezara la votación, justo cuando Germán Martínez, jefe del bloque oficialista, cerraba su discurso. Antes no se había sentado en su banca para no dar quórum.
Nadie sabía cuál sería el voto definitivo de Máximo y, de hecho, desde el entorno de Martínez sostuvieron que nunca se le preguntó al hijo de la vicepresidenta en forma directa, y ya reconocían con resignación que la postura del bloque “nunca iba a ser unánime”.
De todos modos, la intención que demostraron fue confusa, porque algunos de sus compañeros como Paula Penacca, Gabriela Estévez, Cristina Brítez, Marcos Cleri, Florencia Lampreabe y Rodolfo Tailhade sí dieron quórum, y el oficialismo logró sumar los 129 lugares para iniciar el debate.
Comparto los argumentos políticos y económicos por los cuales he tomado la decisión de votar negativamente.
https://t.co/ZQ11jg7Hdz— Paula Penacca (@PaulaPenacca) March 11, 2022
▶ La justificación llegó a través de un comunicado
Poco después de que el jefe del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, finalizara con su discurso de cierre, el diputado Máximo Kirchner hizo una fugaz aparición en el recinto para manifestar la orientación de su voto en torno al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo hizo después de que su agrupación, La Cámpora, explicara el sentido de su voto en un comunicado.
El documento que el hijo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó junto a otros 30 diputados condenó la vuelta del organismo internacional a suelo argentino. “A partir de la irrupción del FMI en la Argentina, se destacó un ciclo de endeudamiento sin precedente”, señala el texto.
Y añade: “Ese endeudamiento alcanzó un punto de inflexión escandaloso con la estatización de la deuda de los principales grupos empresarios concentrados argentinos”, condena y agrega que “el Fondo es la causal de las verdaderas tragedias que vivimos los argentinos y las argentinas”.
Luego, la carta se remonta a la primera presidencia de Néstor Kirchner en 2003 y narra: “Hijos de aquella crisis, Néstor Kirchner encaró desde el más absoluto pragmatismo político las negociaciones con los acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional”.
“Desde allí, en el marco del default de deuda soberana más grande de la historia, que significaba más del 150% del PBI de la Argentina, se logró la quita de capital e intereses más grande de la historia”, reivindica el documento en los próximos párrafos.
Acto seguido, remarca que “nuestra fuerza política puede dar testimonio de que siempre tuvo que hacerse cago y pagar las deudas que tomaron los gobiernos de signo político e ideología opuesto” y procede a enumerar las ocasiones en las que esto ocurrió de manera fehaciente.
“No solo ocurrió en el año 2005 con el pago al FMI y las reestructuraciones 2005-2010 de la deuda defaulteada en el 2001. En el año 2012 se pagó el BODEN 12, emitido en 2002, para compensar a los ahorristas que sufrieron el congelamiento y devaluación de sus depósitos bancarios por la crisis económica”, indica.
En los últimos tramos del documento, se vuelve a hacer foco en el actual acuerdo entre el gobierno de Alberto Fernández y el FMI. “El problema no es firmar con el Fondo”, asegura la carta para, posteriormente aclarar: “Está claro que si tenemos una deuda, hay que firmar el acuerdo. Pero el problema es qué se firma”.
“El reconocimiento de la deuda no implica olvido de las responsabilidad que se están discutiendo en sede penal. Y eso lleva a abordar un tema aún más importante: Quién va a pagar la deuda contraída en forma tan irregular cuando, además, buena parte de la misma, fue fugada del país”, reclama.
Y concluye: “El Estado argentino cuenta con la suficiente información para elaborar alternativas justas y equitativas que impiden descargar en las espaldas del pueblo argentino, una vez más, el peso de una deuda que solo lograron aprovechar ínfimas minorías”.