Las primeras horas tras la difusión de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Argentina se disponían a alcanzar un acuerdo técnico se experimentaron con precaución en la Casa Rosada y en la administración de Javier Milei.
A pesar del entusiasmo exhibido por el presidente en las redes sociales y de las fuertes críticas dirigidas al economista Carlos Melconian, en los corredores de la Casa de Gobierno se percibe un ambiente de esperanza y prudencia simultáneamente.
Es cierto que aunque las gestiones realizadas por Luis “Toto” Caputo ante el equipo técnico del FMI han sido fructíferas, aún falta obtener la aprobación política. Se anticipa que esto ocurra el viernes próximo, cuando el consejo del organismo se reúna para otorgar su aprobación final a las negociaciones.
Durante la reunión del consejo, también expresarán sus opiniones los países representados. Se prevé el respaldo de Estados Unidos, Francia e Italia, aunque no hay certeza sobre las posiciones de otras naciones. En el Gobierno, existen expectativas de que tras la aprobación de ayer, “no deberían presentarse sorpresas”.
Se trata de un Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés) diseñado para una duración de 48 meses, en el cual aún se debe decidir el monto correspondiente al primer desembolso. Kristalina Georgieva ya mencionó que el 40% del acuerdo en una fase inicial representaría aproximadamente 8 mil millones de dólares, aunque algunos estiman cifras aún mayores.
Simultáneamente, desde la Casa Rosada desestiman la posibilidad de llevar a cabo una devaluación. Aseguran que no permitirán que se les presione y prevén, sin ofrecer detalles específicos, que la eliminación del cepo podría ocurrir entre julio y agosto, período en el cual podrían surgir perturbaciones en el mercado cambiario.
