CABA pareciera ser una de las principales claves electorales del proceso que se desarrollará el año entrante. Puede cerrar atada al AMBA o permanecer ajena, si el agua tapa los conductos de los acuerdos. Para ello, se dan situaciones de alta complejidad en todas las fuerzas que deben sellar –o no- acuerdos y principalmente el oficialismo local, que se encuentra atravesando diferentes tipos de metamorfosis, que desarrollaremos a continuación.
La situación del jefe de Gobierno, Jorge Macri es por lo menos la más incómoda por la que atravesó el submarino amarillo en este distrito desde hace casi dos décadas. El Pro porteño sufre por estos días algunas sensaciones que pueden tener impacto electoral directo. Ya no es la novedad que lo benefició durante muchos años en el distrito y, sobre todo, debe lidiar con la vara alta de tanto tiempo de hegemonía propia en el territorio. A eso se le suma el desgaste que produce tanto tiempo en el poder, pero sobre todo, el principal problema radica en la aparición de una nueva fuerza que lo corre por derecha y le pisa el electorado, que es la Libertad Avanza, al comando del Gobierno nacional.
Desde la Casa Rosada y la decisión está en la cabeza del triángulo del poder, han tomado la decisión de encabezar las listas para 2025 en ambos distritos, CABA y Provincia y, de ese modo, trabar cualquier proyección de los aliados por sobre la tropa propia. Nadie tiene claro de si este acuerdo va a prosperar o no, pero la amenaza es sólida: “si no les gusta, vayan solos”, disparan en LLA.
La Legislatura porteña es una muestra de ese accionar, en donde el bloque que conduce Karina Milei a control remoto, cada vez toma medidas más refractarias hacia el gobierno local, debilitando al bloque más dialoguista, que conduce Ramiro Marra. A ese panorama se suma la pérdida temporaria (o de negociación permanente) de aliados históricos del Pro, como la Coalición Cívica o Confianza Pública para garantizar el número y ni hablemos los de Patricia Bullrich, al menos para los temas que no requieren mayorías especiales.
Uno de las trabas que generan la confusión de Jorge Macri es su apellido, al que en Balcarce 50 asocian permanentemente al de su primo Mauricio. Suele suceder que los aciertos de MM en su relación con Milei lo benefician al expresidente que, por goteo, sigue metiendo gente en el gobierno nacional, mientras que los desencuentros entre ellos perjudican a ambos Macri. Socio en las pérdidas, pero no en las ganancias. Fue muy inteligente la estrategia de LLA de avanzar siempre por las partes, por temas y sin certeza ni acuerdos. Todo funciona así, esto por esto (algo que con suerte se cumple) y ahí se corta, nada tiene proyección ni certezas.
LLA avanza nunca tuvo una buena elección frente a los amarillos en este distrito, pero tampoco nunca estuvo en esta situación de arrasar con todo lo que se le ponga enfrente. Veremos en este nuevo escenario.
Jorge Macri eligió con tino -mientras define su norte y compañías- no definir el tema mientras la ola libertaria viene levantando vuelo. Sabe que si comparte estrategia con su primo, finalmente el combo CABA/Provincia se cerrará en conjunto y eso no le generará una solución ni las mejores expectativas dentro de su partido. Difícilmente puedan colocar en una alianza con Milei más de una tercera o cuarta parte de los puestos expectables. Y encima se ponen en juego senadores, que resultan imprescindibles para todos en la puja del año entrante.
Cuatro espacios políticos más para estar atentos en CABA incluyen a la potencialidad del peronismo, con Leandro Santoro como cabeza visible; al sector de Martín Lousteau, en medio del conflicto de la UCR; la siempre latente –y nunca concretada- construcción de la avenida del medio con Horacio Rodríguez Larreta, remando en dulce de leche y una minoría, pero siempre creciente de a centésimas, la izquierda en este distrito.
El peronismo, es de todas ellas la única fuerza con ciertas posibilidades de avanzar, sólo para el caso que Pro no llegue a ningún acuerdo con LLA y abran su electorado, que en un 60% es coincidente. Una campaña dirigida a la clase media baja le puede “garpar” bien a UP, que con toda seguridad tendrá a Leandro Santoro (NEP) como figura principal. Lo otro que deben lograr en esta etapa es que las esquirlas del blooper nacional de Cristina, Quintela y Kiciloff, no ingresen al distrito y permitan la buena convivencia actual. Un punto aparte es la actitud del Frente Renovador de Sergio Massa y Juanjo Tufaro, que con la unidad seguirá estando, aunque sin ella aumentan las dudas de su posicionamiento.
La avenida del medio tiene a Miguel Piccheto como principal operador en esos días, con su influyente bloque en el Congreso, el fantasma cordobés de Schiaretti/LLaryora siempre mira y pocas veces suma, algunos bonaerenses como Florencio Randazzo, algún porteño como Diego Bossio y habrá que ver qué hace Horacio Rodríguez Larreta estrenando el MAD, que está en ensayos libres, pero también puede dormir en boxes si no logra buenos tiempos.
La historia de la UCR en CABA difiere del tema nacional. Acá Lousteau siempre es un jugador, que esta vez se apalancará en los sectores medios a partir de la crisis universitaria y el tema educativo en general. No hay que descartar que se sume a cualquiera de las dos alternativas antes descriptas, en la idea del “Frente Anti Milei”, que manejan hombres de peso como Juan Manuel Olmos, del peronismo y, de paso, desafiando todos al jefe de Gobierno.
La izquierda hará lo de siempre. Festejará meter un legislador más o no. La oportunidad está, los votos no son tan seguros.
Conclusión: panorama súper abierto, el que equivoque menos gana.