Claudio Bonadio, el juez que está a cargo de la causa de los cuadernos de las coimas K, estuvo reunido este miércoles con el presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti. El encuentro duró una hora y cuarto y Lorenzetti le transmitió a Bonadio todo su respaldo de cara a la investigación que desde hace dos semanas sacude al mundo político y empresario.
Ese apoyo institucional fue el motivo de la cita personal que Lorenzetti le propuso a Bonadio. En la reunión por supuesto no se habló del contenido de la causa -varios de cuyas apelaciones y planteos seguramente llegarán a los escritorios de la Corte en algún momento- pero el objetivo era que el juez no se sintiera sólo en su trabajo. “La investigación es seria, de ninguna manera se trata de una persecución, una venganza o mucho menos un invento”, advierten en el máximo tribunal.
Otra de las ofertas que se habría llevado el magistrado es la de recursos materiales y humanos que eventualmente considere necesarios para hacer su trabajo de la mejor manera y con la mayor tranquilidad posible. Bonadio planteó entonces la necesidad de espacio físico donde guardar documentos y pruebas que vienen creciendo a toda velocidad, y de inmediato se barajaron dos posibilidades: la de un lugar que pertenece a la Cámara de Casación, cuyos jueces trabajan en el primer piso de la avenida Comodoro Py 2002, u otro espacio que la Corte le cedió al juez Julián Ercolini para que guarde prueba correspondiente a la investigación por el pacto con Irán en la que -casualmente- también está apuntada Cristina Kirchner. Ese tema, entonces, tendría rápida solución.
Respecto al personal, el juez recibiría varios empleados nuevos para que se incorporen a la gestión de las otras causas que tiene Bonadio, así él y el equipo que están ocupados con los cuadernos pueden enfocarse centralmente en ese caso.
No es la primera vez que Lorenzetti mantiene encuentros con jueces que llevan expedientes complejos o de alto impacto público. Y en todos los casos su objetivo fue el mismo: que esos magistrados sientan el respaldo de todo el Poder Judicial en su tarea, siempre útil ante eventuales presiones o sorpresas ajenas a la causa.
También trascendió que Bonadio pidió una oficina para la secretaría 22 (la que lleva la causa de los cuadernos) y refuerzo de personal para poder afrontar el trabajo extra que genera esta investigación.
En abril del año pasado, Lorenzetti y Bonadio compartieron un encuentro con el juez federal de Brasil, Sergio Moro, que llevó adelante la investigación del Lava Jato, el mayor caso de corrupción de la historia de Brasil.
Ayer, Lorenzetti y Bonadio estuvieron a solas en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, sede de la Corte Suprema de Justicia de la Nación entre las 9 y las 10.15. Según trascendió, tomaron agua mineral.
Bonadio también recibió ayer el respaldo de la Cámara Federal, que lo confirmó en la causa de los cuadernos de las coimas K tras rechazar la recusación presentada por el ex secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli, uno de los imputados en el expediente.
La decisión estuvo a cargo del camarista Leopoldo Bruglia, quien rechazó la recusación de Parrilli.