Una nueva era comienza, luego de un año electoral que ha dejado mucho por analizar. Aunque lo cierto es que los últimos tiempos han marcado un cambio en la dinámica de entender qué está sucediendo en la esfera social. La volatilidad del electorado se transformó en una constante y nadie puede avizorar lo que vendrá.
En un 2023 lleno de turbulencias políticas y sociales, el resultado electoral demuestra que hay mucho que no se está observando para poder comprender el presente y, más lejos aún, el futuro.
El triunfo del libertario Javier Milei marcó un antes y un después y dejó tambaleando a más de un analista político, porque el resultado ha destruido cualquier manual de la Ciencia Política. Lo que nadie veía venir, finalmente pasó y el economista gobernará la Argentina a partir del 10 de diciembre.
Sin estructuras provinciales, con una campaña hecha por profesionales, sin carteles en las calles, sin tapujos a la hora de hablar, sin los suficientes fiscales (que fueron prestados por el Pro), sin intendentes ni gobernadores y con un partido político con pocos años de vida, el diputado nacional traspasó cualquier limitación y puso en jaque a un aparato gigantesco: la maquinaria electoral de la política tradicional.
Hoy el libertario se está rodeando de quienes él llamó alguna vez “la casta política”, porque comprendió que no se puede gobernar solo, que los consensos y la construcción del poder no vienen de la mano sólo del voto popular.
La política suele representar mucho más de lo que se ve a simple vista, porque suceden cosas en los canales subterráneos y hay que estar preparados para las turbulencias, las dificultades, las internas y el fuego amigo.
En ese sentido, el acercamiento del futuro presidente al Pro no es casual y la alianza que se está construyendo por estas horas formará parte de una estructura que habrá que ver si sobrevivirá en el tiempo. El poder marca los ritmos de la política y sucumbe cuando las situaciones se ponen tensas.
La danza de los nombres que se barajan para su Gabinete, las reuniones constantes para definir medidas, el regreso de Luis ‘Toto’ Caputo a la escena política y, ahora, las negociaciones por quién estará al frente a la Cámara de Diputados y quién será el Presidente Provisional del Senado de la Nación confluyen en un todo, un todo del que quería escapar Milei, aunque tuvo que aprender que así funciona.
El nuevo Congreso y los desafíos del libertario
La lista de interrogantes es larga y las dudas aún circulan a pocos días de la asunción presidencial. La reestructuración de las fuerzas políticas en el Congreso de la Nación es la llave que abrirá la puerta para que Milei pueda lograr gobernabilidad.
El primer desafío que tendrá por delante el libertario será tender los puentes necesarios para avanzar con la batería de proyectos que tiene en mente hace tiempo.
En tanto, el presidente electo ya puso primera y adelantó que apenas asuma el cargo llamará a sesiones extraordinarias porque hay urgencias que deben ser resueltas lo antes posible. Y aunque no sabe el nombre de la persona que presidirá la Cámara baja, el objetivo es avanzar.
Con tan sólo 38 diputados nacionales y 8 senadores, La Libertad Avanza deberá abrir el juego político y hacer el esfuerzo de sumar, no sólo a los “halcones” del Pro, sino que la tarea será más ardua de lo que imagina, porque no le alcanzarán los números para aprobar sus proyectos. Deberá seducir a otros bloques para llegar al quórum en el Congreso, en un Poder Legislativo fragmentado y con pocas señales políticas de acuerdos.
Mientras que en el espacio de Milei se niegan a que sean otros dirigentes los que queden al frente de Diputados y en la línea sucesoria del Senado, ya circulan varios nombres para ocupar esos lugares.
Uno de los que suena en estos días es Cristian Ritondo (Pro), quien posee un buen vínculo con los demás legisladores y tiene cintura política para la negociación. Con trayectoria política en el área y vínculos aceitados con la oposición, es uno de los candidatos.
Luego está el favorito del asesor y mano derecha de Milei, Guillermo Francos, que es Florencio Randazzo (Identidad Bonaerense). El excandidato a vicepresidente de Hacemos por Nuestro País mantuvo siempre un vínculo respetuoso con el libertario y suena como uno de los elegidos por su núcleo más cercano.
Pero los conflictos no se resuelven con un nombre, porque en La Libertad Avanza hay recelos y se oponen a que los principales articuladores en el Congreso no pertenezcan a la fuerza política que ganó las elecciones.
Uno de los diputados electos de LLA, Oscar Zago, apuntó en radio Splendid que “vamos a bregar para que sea un diputado nuestro quien conduzca la Cámara baja y tratar de convencer, no sólo a nuestros funcionarios, sino también a los colegas de otros bloques para lograr el consenso suficiente”.
Incluso hasta la propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se metió en la disputa y manifestó su postura al respecto. En sus redes sociales, la titular del Senado cuestionó: “Basta con las operaciones de los micrófonos ensobrados en cuanto a que el kirchnerismo o Cristina -cuándo no– quiere quedarse con las autoridades del Senado”.
Luego, la exjefa de Estado manifestó su posición respecto a las autoridades del Congreso. “Sigo pensando exactamente lo mismo de siempre. Tanto la Presidencia Provisional del Senado como la Presidencia de la Cámara de Diputados le corresponden a un o a una representante de La Libertad Avanza”.
Sin poder evitarse las consecuencias, las declaraciones de la vicepresidenta generaron un impacto dentro de todo el arco político y, sobre todo, en el Pro, que pretende buscar su propio lugar después del golpe que recibió en las urnas.
En la misma línea, Cristina remarcó que en el 2015 cuando el Frente para la Victoria perdió el balotaje “había que respetar la línea sucesoria del Poder Ejecutivo, pese a que Cambiemos no contaba con las mayorías necesarias, como sucede ahora con La Libertad Avanza”.
Y agregó que “fue así que asumieron Federico Pinedo como Presidente Provisional del Senado y Emilio Monzó como Presidente de la Cámara de Diputados”.
De esta manera, la expresidenta instó a los libertarios a que peleen por quedarse con las principales autoridades, tanto en Diputados como en el Senado. Efectivamente, la costumbre política en el Congreso es que el espacio que gana las elecciones es quien postula a sus legisladores para ir a una votación y así ocupar los cargos que serán centrales para el diálogo entre los diferentes bloques, más allá del número con el que cuente el partido que triunfó en los comicios.
Las negociaciones se mantienen al rojo vivo entre los legisladores de LLA, que intentan ocupar los lugares claves en el Poder Legislativo y sus aliados del Pro, que presionan para colocar en la presidencia de la cámara baja a uno de sus ‘halcones’.
La puja de poder recién comienza.