Una cosa está clara, anterior a cualquier análisis: los resultados que logró el Frente para la Victoriale dan la razón al augurio de la propia presidenta dela Nación, que poco tiempo atrás desmintió que la eternidad política –y, por ende, la suya propia- fuera posible.
Nadie puede asegurar que los resultados de este domingo serán los mismos en octubre, pero es posible deducir que el músculo político de los principales dirigentes del Frente para la Victoriaestá algo atrofiado. Diez años en el poder a veces provocan ese aburguesamiento, que hace que los reflejos para la construcción política se vean insuficientes. La falta de “hambre” por el crecimiento de algunos dirigentes, así como su sordera frente a los problemas, producto del acolchado de los despachos oficiales y una cierta propensión a encerrarse en sus oficinas, como si todo lo exterior fuera hostil, son los enemigos mortales de esa necesidad de tejer permanentemente la trama política que sostiene a cualquier gobierno.
Pareciera en los últimos tiempos que la única que entiende que es necesario redoblar los esfuerzos y apostar siempre a ampliar las fuerzas propias y que no sólo la gestión es el sustento de un gobierno, es la propia Cristina Fernández de Kirchner, al contrario de casi todos sus operadores.
Un Tigre en el tanque
En la vereda opuesta, el discurso ecuménico de Sergio Massa, además de mostrar el hambre de crecerdel intendente de Tigre, muestra la existencia de un hombre que tiene un proyecto político y que será un hueso duro de roer, aunque muestre paralelamente, muchas inconsistencias.
El intendente de Tigre convocó a todos a sumarse a su cruzada, mientras que, por contrapartida, en el frente oficialista se pusieron selectivos y rechazaron y destrataron a muchos que, despechados, se sumaron a una oposición que terminó festejando un triunfo, doblemente sabroso porque fue conseguido frente a quienes antes los habían despreciado.
En resumen, a pesar de seguir siendo la primera minoría del país, el FpV perdió en distritos en los que siempre ganó con facilidad, lo que provocará -si estos resultados se repiten en octubre- que en los últimos dos años su conducción deberá sentarse a negociar con quienes los derrotaron, que sería una manera elegante de aceptar que el fin del ciclo está cercano.
De todos modos, la sucesión seguirá siendo peronista. A los radicalizados jacobinos suelen seguirles los moderados girondinos. El FpV es una fuerza que cambió muchas pautas políticas y que dejó en claro una vez más que el fin de la historia que auguró Francis Fukuyama fue un inmenso fraude y volvió a demostrar que la política siempre será más fuerte que la teoría económica del desastre que promueven los gurúes de la city. Sus diez años en el poder son una demostración palpable de esto.
¿Vuelve el Ave Fénix?
De todos modos, la fábula del post 2009 debería recordarles a todos que al kirchnerismo jamás hay que darlo por vencido y que en las encrucijadas más difíciles es cuando más se le ve la fibra de los ganadores. Se verá si la oposición posee un coraje y una determinación similares.
No será ocioso recordar que los principales logros del kirchnerismo se produjeron después de aquella derrota enla Provinciade Buenos Aires, cuando el fallecido ex jefe de Estado y la actual presidenta decidieron redoblar la apuesta y comenzar con los cambios seriales: entonces se sucedieron, entre otras,la Leyde Matrimonio Igualitario;la Leyde Servicios de Comunicación Audiovisual; la estatización del 51 por ciento de Repsol YPF;la Leyde Identidad de Género y el lanzamiento dela AsignaciónUniversalpor Hijo.
Octubre está a dos meses y medio de distancia, lo que puede ser una eternidad o apenas un soplo. La diferencia entre una y otra opción estará en la construcción política. Si nada cambia, tampoco cambiará el resultado.