A comienzo del mes de febrero, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, cenó con el diputado nacional de la UCR, Facundo Manes con un objetivo puntual: remontar el proyecto nacional que había iniciado meses atrás.
Los líderes opositores coinciden en que la única forma de sacar el país adelante es por fuera de la grieta. Sin embargo, el neurólogo se cansó de esperar señales claras de independencia del jefe de Gobierno porteño con Mauricio Macri.
En público y en privado, Manes insiste en la necesidad de construir un espacio que supere las figuras de Macri y Cristina Kirchner para lograr mayor representatividad en la sociedad argentina y salir de la lógica de los discursos extremistas. Es por eso que en sus planes siempre estuvo -y permaneció- el deseo de ampliar Juntos por el Cambio (JxC) con otros espacios peronistas, como por ejemplo, Juan Schiaretti.
Su buen desempeño en las elecciones legislativas del 2021 lo convirtió en una figura atractiva dentro de Juntos por el Cambio. Es que, pese a haber perdido las PASO contra Diego Santilli, el neurólogo cosechó más de un millón de votos en la provincia de Buenos Aires, territorio clave para ganar la presidencia.
“Yo no desperdicié ese millón de votos, los estoy consolidando”, responde Manes a su entorno cuando analiza las críticas de Gerardo Morales. Se debe a que el gobernador jujeño dijo que el diputado radical cae en las encuestas y que, con sus actitudes, está “dilapidando” el caudal de votos que consiguió en su campaña “Dar el paso”.
Por el contrario, el neurólogo se aferra a los signos positivos que muestran las encuestas sobre su proyección y entiende que Juntos por el Cambio (JxC) lo necesita para ganarle al Frente de Todos en la Provincia. Entre los buenos números que muestra Axel Kicillof en los sondeos y el crecimiento de Javier Milei, la oposición no logra hacer pie en territorio bonaerense.
Con ese panorama y con la necesidad de sumar fuerzas para su proyecto presidencial, Rodríguez Larreta comenzó a analizar la posibilidad de tener a Manes como su candidato a vicepresidente. Para seducirlo, habría contemplado sugerencias que le llegaron desde el círculo rojo. Con un radicalismo fortalecido y decidido a no cumplir el mismo rol del 2015 con Macri, un anzuelo podría haber sido el ofrecimiento de cargos dentro del Poder Ejecutivo en áreas que el neur maneja y bajo un acuerdo que le garantizara el mantenimiento de ese poder durante los cuatro años de gobierno.
Manes estuvo abierto a los acercamientos con Rodríguez Larreta, pero siempre con proyecto presidencial en la mira y dispuesto dirimir las candidaturas en una PASO. Lo que le resultó más atractivo fue la posibilidad de generar un espacio antigrieta con la posibilidad de superar a las figuras de Macri y Fernández de Kirchner como únicas alternativas en estas elecciones.
Pero el neurólogo puso una única condición: la independencia de Macri. Cuando acusó al ex presidente de instalar el populismo institucional y de haber tenido prácticas de espionaje ilegal durante su gestión recibió una lluvia de críticas de todo el arco opositor. El propio jefe de Gobierno porteño se expresó en desacuerdo y llamó a la unidad dentro de la coalición.
En la cena que se gestó a principios de febrero en la casa de Manes, el neurólogo le habría reprochado la falta de códigos y compromiso con las negociaciones que habían iniciado a mediados del 2022. En el entorno de Rodríguez Larreta cuentan que las conversaciones y acercamientos que mantuvieron durante esos meses fueron producto de buen vínculo que los une desde hace tiempo, las coincidencias en la visión del futuro del país y la necesidad de sumar fuerzas para ganarle al kirchnerismo. Eso no implicaba una exclusividad dentro del armado electoral.