En el marco de todas las críticas que rodean a la Gendarmería por el caso de Santiago Maldonado, el Edificio Centinela determinó que el fiscal Alberto Nisman habría sido asesinado de un tiro en la cabeza por profesionales que se encargaron de “limpiar” el escenario para simular un suicidio. Si bien la pericia no terminó, una vez que esté concluída la decisión final será conocida a fin de este mes.
En tanto, para el debate técnico se utilizó una réplica idéntica al baño donde encontraron muerto a Nisman, y que tuvo como protagonistas a 34 peritos que representaban a las partes en cuestión y a la Gendarmería, designada por la justicia para acordar si fue homicidio o si se suicidó.
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— Gendarmería Nacional (@gendarmeria) September 14, 2017
En primer lugar, la discusión se dio ya que se planteó la duda de si a Alberto Nisman lo mataron por denunciar un pacto para encubrir el atentado de la AMIA, ocurrido el 18 de julio 1994.
La conclusión de la Gendarmería el fiscal fue asesinado de un tiro en la cabeza, que se intentó ocultar modificando el escenario del crimen, para simular un presunto suicidio gatillado por una eventual crisis anímica.
Fueron en total 28 peritos que exhiben diferentes especialidades los que Gendarmería presentó, van desde expertos en balística a psicólogos. Mientras que los estudios Lanusse y Romero Victorica –querellantes-, y Rusconi –defensor de Diego Lagomarsino-, se presentaron con seis peritos en el Edificio Centinela, escenario clave de la pericia que terminó con la principal incertidumbre del caso Nisman.
Con lo cual, los peritos de la Gendarmería y de los estudios Lanusse y Romero Victorica apuntan a que, definitivamente, Nisman fue asesinado.
Las evidencias:
1. Se hicieron tres pericias (en La Plata y Salta) que comprobaron que el arma usada para matarlo deja residuos de disparo, mientras que no encontraron ningún resto de pólvora en Nisman cuando revisaron su cadáver.
2. El arma fue encontrada en la puerta del baño al lado del cuerpo, lo que demuestra que le dispararon y tiraron la pistola junto al cadáver.
3. El disparo fue hecho detrás de la oreja y en forma perpendicular, y no se apoyó el caño. Ese no es un procedimiento habitual en un suicida. No hay forma física de hacerlo.
4. Nisman tenía un golpe en la pierna izquierda y otro en la cabeza. Son golpes profesionales para reducir a una víctima, que no encuadran en una hipótesis de suicidio.
5. Se encontraron restos de Ketamina, una sustancia usada para apaciguar a una probable víctima. No se hallaron rastros de esta sustancia en la vivienda que utilizaba el fiscal federal.
6. Nisman recibía en su departamento a la madre, a las dos hijas, a sus dos secretarios, a la señora del personal doméstico, a sus custodios, a sus amigos y a Lagomarsino. Tras conocerse su muerte, se hizo una pericia para recoger huellas, y solo se encontraron dos muestras que pertenecían al fiscal asesinado. Y nada más. Es decir: los asesinos de Nisman limpiaron todas las huellas.
Sin embargo, la próxima semana todos los peritos volverán a encontrarse en el Edificio Centinela. Cumplirán con el rito del artículo 252 del Código de Procedimiento Penal que ordena la elaboración de las conclusiones, para luego destinarlas a la justicia federal.
Asimismo, la defensa de Lagomarsino afirmará que fue suicidio, mientras que la Gendarmería y los peritos de la querella sostendrán lo contrario. Con esas conclusiones, el fiscal federal Eduardo Taiano tendrá que decidir, días antes de las elecciones del 22 de octubre, si apoya la postura de la Gendarmería o, por lo contrario, si sostiene la hipótesis del suicidio.