La elección del juez Horacio Rosatti como el próximo presidente de la Corte Suprema de Justicia, al que secundará Carlos Rosenkrantz cuando concluya su mandato el próximo 30 de septiembre, sigue generando coletazos judiciales y políticos.
El viernes, Ricardo Lorenzetti difundió una carta en la que consideró que las alternativas que rodearon la elección de Horacio Rosatti como nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia “contradice los precedentes y la tradición de la Corte Suprema, y ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma”.
El expresidente de la Corte se excusó de intervenir en las deliberaciones del jueves. Ante el resultado impuesto luego en la elección por Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda, Lorenzetti cuestionó “los autovotos”, indicando que “se podría haber evitado simplemente con hacer ese acuerdo el martes 28 de septiembre”, al tiempo que señaló “el pueblo de la Nación, a quienes nos debemos, espera de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, decisiones mesuradas, que brinden seguridad jurídica y seriedad a fin de proteger a los ciudadanos”.
En un correo electrónico a sus colegas cortesanos, Lorenzetti recuerda la elección en su momento de Julio Nazareno (el titular de la recordada “mayoría automática” del menemismo) y destaca que la situación actual “repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados”.
A continuación ofrecemos el texto de ese mensaje de Lorenzetti:
“Estimados colegas:
Habiendo tomado conocimiento del acuerdo celebrado sin la participación de la Dra Highton y del suscripto, estimo necesario expresar en un voto la posición histórica de la Corte, conforme con precedentes que cito, de la siguiente manera:
Que la decisión adoptada en el acuerdo del día jueves 23 de setiembre se asemeja notablemente a un caso similar ocurrido con ocasión de la elección del Dr Nazareno, reflejada en la acordada 27/2000.
Lamentablemente repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década. Se había logrado una confianza, transparencia y participación que este tipo de actos afecta gravemente.
Que la designación de autoridades por medio de acuerdo extraordinario es irregular. Normalmente se celebra por acuerdos ordinarios, y no se llevó el tema el martes 21. Un día después, el miércoles 22, nada había cambiado, y por la tarde se llamó a un acuerdo extraordinario para el jueves 23, con menos de 24 hs de anticipación. Todos sabían que el suscripto estaba representando al país en la reunión de un organismo internacional (UNIDROIT) con la participación de juristas de todos los continentes. Es decir, no era una tarea privada, sino institucional. Por lo tanto, era posible tratar el tema el día martes 21 o martes 28. No había urgencias, ni obligación legal, y no hubo mala voluntad ni deseos de no asistir. Por otra parte, existieron numerosas oportunidades en que los acuerdos fueron postergados por el sólo pedido de un ministro. Por lo tanto, negarse a tratar el tema en el acuerdo ordinario, y no postergar el convocado, violó la tradición de la Corte en la materia y las reglas de la cortesía.
Que esa decisión apresurada los obligó a la designación del Presidente y del Vicepresidente con la sola presencia de tres jueces, votándose a sí mismos.
Ello “no es ético no razonable” como lo señalara el Juez Petracchi de manera clara y contundente (Acordada 27/2000) y se podría haber evitado simplemente con hacer el acuerdo el jueves 23 o el martes 28 de setiembre de 2021.
El “autovoto” ha sido censurado por la opinión del Juez Petracchi en aquella decisión, y ello fue confirmado por lo sucedido con posterioridad, porque puso en duda tanto la existencia de una mayoría en la decisión derivada de votarse a sí mismo, sino también la legitimidad del acto. Fue una opinión que todos hemos valorado como éticamente correcta y conforme a derecho.
Por lo tanto, deseo dejar expresado claramente que ese tipo de actos contradice los precedentes y la tradición de la Corte Suprema, y ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma.
El pueblo de la Nación, a quienes nos debemos, espera de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, decisiones mesuradas, que brinden seguridad jurídica y seriedad a fin de proteger a los ciudadanos”.