La meteorología no augura mejores vientos a la Casa Rosada

La meteorología no augura mejores vientos a la Casa Rosada

La crisis cambiaria tiene derivaciones que eran impensables hace unos pocos meses.


Acaso advertido por algún asesor, Mauricio Macri decidió reemplazar las metáforas navales por pronósticos meteorológicos. El Presidente ya no habla acerca del “rumbo del barco”; ahora prevé “tormentas” para la economía del segundo semestre, otrora el Valle Encantado, hoy devenido en valle de lágrimas.

Sale “lo peor ya pasó”, entran las estampitas a cualquier santo que prometa una cosecha récord para el año que viene. El escenario se consolidó en las últimas semanas: al ritmo de la retracción de la economía cae la imagen pública de todas las figuras de un oficialismo que ya no puede mostrar buena gestión ni transparencia. Mientras, la oposición sigue desarticulada aunque se observan algunos incipientes movimientos centrípetos que tienen el eje en la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Con 2019 a la vuelta de la esquina, no asoma otro dirigente que capitalice como ella el desplome de Cambiemos, según dicen las encuestas que, sorpresivamente o no, nadie encarga pero todos consumen.

Después de varios meses de crisis económica, ya a las puertas de una recesión, la inflación sigue estando todavía fuera de control, y el poder adquisitivo, dibujado con tiza en el suelo. En ese terreno, los últimos sondeos de opinión muestran a Macri, a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en su piso histórico, mientras que CFK continúa una lenta pero firme remontada, que ya atravesó el techo –en apariencia inamovible– que le habían adjudicado algunos analistas hasta este verano.

Hoy, cualquier proyección del escenario electoral del año próximo indica una situación de paridad entre la exmandataria y los candidatos más populares del oficialismo, algo impensado hasta hace pocos meses. Y no hay ninguna señal de que la tendencia haya cambiado, de forma tal que a nadie sorprenderá cuando Fernández de Kirchner comience a mostrar, eventualmente, una luz de ventaja.

La última semana se difundieron tres trabajos que exhiben resultados en ese sentido, realizados por Ricardo Rouvier, Raúl Aragón y Federico González. Los tres consultaron por un balotaje entre Macri y CFK, y en todos los casos se registró un empate técnico. Los estudios de Rouvier y González dan al Presidente entre un punto y un punto y medio arriba; el de Aragón le da dos décimas de ventaja a la conductora de Unidad Ciudadana. Más preocupan en Casa Rosada las respuestas a las consultas respecto a la expectativa de futuro, que también cae en picada y en general es un indicador más confiable que el de intención de voto, a más de un año de los comicios.

Según Rouvier, el 70 por ciento de los argentinos cree que la inflación no va a disminuir en el corto plazo. De acuerdo con González, en tanto, apenas ocho de cada cien argentinos se dicen “ilusionados” con el Gobierno, mientras que 32 se definen “preocupados”; 18, “decepcionados”, y quince, “arrepentidos”.

A pesar del escándalo por los aportantes truchos, Vidal sigue siendo la figura con mejor diferencial de imagen pública. De todas formas, según el estudio de Rouvier, la mitad de los encuestados cree que es responsable o conocía esa maniobra. En el Gobierno trabajan día y noche para mantener bajo control la ola expansiva que desató la denuncia de Juan Amorín. No solamente por el efecto que pueda tener en las encuestas, también están inquietos por el devenir de las investigaciones en Tribunales, una particularmente.

Las causas federales serán, calculan, de largo aliento, pero la que recayó en la Justicia electoral puede tener una resolución más expeditiva, habida cuenta de que las irregularidades se encuentran largamente probadas. Las sanciones previstas por la Ley de Financiamiento Electoral son claras y podrían no solamente inhibir a Cambiemos de recibir dinero en la próxima campaña, sino hasta inhabilitar a la propia gobernadora, a la sazón titular del partido, a presentarse como candidata. Gustavo Ferrari ya tomó cartas en el asunto.

Problemas para todos y todas

Las dificultades del oficialismo y los resultados de las encuestas tienen efecto también en el peronismo, donde se achica cada vez más el subconjunto de dirigentes que ponen a CFK del lado de afuera de su límite político. En poco más de una semana se dieron una serie de movimientos que en conjunto marcan una tendencia clara hacia la unidad bajo la premisa “con Cristina sólo no alcanza, sin Cristina tampoco”.

El caso más llamativo fue el del exgobernador cordobés José Manuel de la Sota, histórico cacique del peronismo federal (desde la época en la que Miguel Ángel Pichetto, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Diego Bossio eran kirchneristas), que decidió hacer público un almuerzo que había compartido con Máximo Kirchner hace dos meses. El “Gallego” se suma a la lista de aliados de Massa que tienden lazos con el Instituto Patria. Otro fue el intendente de Tigre, Julio Zamora, que pidió armar “un espacio común con todos los sectores, más allá de las críticas al kirchnerismo”.

El plano sindical no es ajeno a esta lógica, y mientras el triunvirato de la CGT consiguió un período de gracia antes de devolver las llaves de Azopardo, donde realmente se cuecen habas también puede verse un realineamiento claro. En guerra declarada con el Gobierno, Hugo Moyano espera el llamado de la expresidenta para concretar la reunión cumbre que cierre un cisma que duró casi una década y le costó varias derrotas, electorales y de las otras, al peronismo.

Mientras espera el momento adecuado para jugar esa carta, Fernández de Kirchner será la única oradora de un plenario de Smata que se realizará este viernes en Cañuelas. El gremio de los mecánicos, conducido por Ricardo Pignanelli, encabeza el Movimiento de Acción Sindical Argentino, un grupo de sindicatos que se suman al moyanismo, la Corriente Federal de Trabajadores y las distintas CTA en la pata obrera del armado de CFK, con ella o sin ella en la boleta.

Mientras tanto, el Peronismo Federal intentará reagrupar sus fuerzas este jueves en un encuentro en San Juan, en el que la principal novedad es la postura de un puñado de gobernadores que se manifestaron dispuestos a extender el diálogo hacia el sector kirchnerista. Este sector está encabezado con sutileza por el anfitrión, Sergio Uñac, que se imagina prenda de unidad.

Los peronistas intransigentes son cada vez menos y, teniendo en cuenta las aspiraciones presidenciales de Pichetto, Urtubey, Massa y Juan Schiaretti, no parece exagerado decir que quedan tantos caciques como indios. Para ir desculando cómo se van a posicionar los mandatarios provinciales de cara al año electoral, habrá que ver cómo se para cada uno de ellos en el debate por el presupuesto 2019, además de qué actitud van a tomar acerca de las políticas acordadas por el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional. El pampeano Carlos Verna ya anticipó su rechazo. Otros podrían anunciar lo mismo en estas horas. Si la mayoría de los gobernadores se abroquela, puede dejar al Gobierno sin una ley clave para encarar el último año. ¿Son estos los nubarrones de tormenta que anunció Marcos Peña, el chico del clima?

Por si acaso, cierren bien las ventanas.

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