Tras el desplante del papa Francisco al presidente Mauricio Macri, a quien le rechazó 16 millones de pesos donados a la fundación Scholas Ocurrentes, se esconde una interna entre la cúpula del Vaticano y la fundación encabezada por José María del Corral, quien hizo del fútbol una parte sustancial de su iniciativa global por la paz y el progreso social.
Las autoridades de Scholas están en la mira de los asesores del Papa, quien puso al arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo a controlarlos. De hecho, los sacó del Vaticano, por lo que la institución ahora depende de la Fundación Pía Autónoma del Derecho Pontificio.
Según fuentes del Vaticano, el Papa no se encuentra enojado con el presidente por la donación, sino que apunta a los directivos y a Enrique Palmeyro, referentes de Scholas, porque “quieren usar los fondos para gastarlos a su antojo”.
“Acá el problema no es del Papa con el gobierno, sino de sectores que hicieron una maquiavélica interpretación de la donación diciendo que con ese dinero Macri estaba buscando comprar al Papa. Hay sectores que buscan dinamitar el puente entre ellos y quieren fomentar la pelea”, declaró Del Corral recientemente, luego que el Sumo Pontífice lo retara públicamente por usar la fundación para sacarle al gobierno de Macri una donación de 16 millones.
Lo cierto es que trascendió que el enojo de Francisco fue con los directores de la fundación, a quienes les habría dicho: “Ustedes no tienen derecho” a aceptar ese dinero de un Gobierno que tiene que atender incontables urgencias sociales.
Por otro lado, otro de los golpeados por el escándalo es Lisandro Borges, organizador del Partido por la Paz con futbolistas de todo el mundo, junto al argentino Roberto Sarti, también en la mira de los asesores del Vaticano. Allí, precisamente, están al tanto del derroche de gastos de Scholas, que tuvo que financiar el Partido de la Paz organizado por Borges y Sarti. Cuestionan incluso, como ya se mencionó, un reciente viaje a Roma en primera clase de una comitiva de 11 personas entre las que estaban Sarti, Borges y un ministro bonaerense.
El desmanejo de Scholas es tal, agregan las fuentes, que los propios directores no saben por qué el Papa aún no desarticuló el programa.
