A veces la política da giros inesperados y la coyuntura social y económica no basta para explicar la profundidad de un resultado o de un camino a seguir. Si bien han pasado tan sólo cinco meses del gobierno de Javier Milei, la temporalidad se hace a un lado y se desmarca del reloj humano. Lo que parece efímero se puede transformar en eterno y viceversa.
La Argentina viene siendo parte de un ‘experimento político’ porque tiene a un presidente ‘anarcocapitalista’, algo que se ha visto muy pocas veces en el resto del mundo y lo más paradójico es que no sólo irrumpió en el escenario tradicional, sino que lo puso en jaque. Paradójicamente, a causa de la falta de respuestas a las demandas sociales, ya no se puede hablar de algo externo, porque se ha transformado en algo concreto.
Si bien ‘el show debe continuar’ -como cantó alguna vez Freddie Mercury- ya no estamos frente a un outsider, debido a que su poder fue asumido y lo atravesó. Habrá que ver si esta circunstancia lo vuelve vulnerable u obtuso, dependiendo del entorno que lo rodee, aunque algunos indicios se pueden observar.
El presidente vs. el Congreso de la Nación
Por otro lado, el Congreso de la Nación fue lo único que se sostuvo dentro de esa estructura tradicional, ante lo desconocido. Aunque las señales hacia el libertario no fueron las esperadas por él, porque no se han aprobado las leyes más importantes que envió, hasta el momento.
Tanto la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos (Ley Ómnibus) -que va de un lado hacia al otro-, como el paquete fiscal, no prosperaron todavía. Más allá de que el final todavía está abierto, hay legisladores nacionales que apuestan a ser ‘dialoguistas’ o ‘colaboracionistas’, que argumentan que es un gobierno que recién inicia y tiene poco peso político dentro del Palacio Legislativo.
Pero la realidad a veces sorprende mucho más que la concreción de lo inesperado. Además, el factor sorpresa está más presente que nunca y más aún cuando no se sabe cómo continuará la gestión del economista.
Asimismo, Milei pudo construir una cierta mayoría parlamentaria en la Cámara de Diputados, junto al Pro, una parte de Hacemos Coalición Federal, Innovación Federal y algunos bloques provinciales, pero no todo está cerrado. Incluso, este martes, esos mismos espacios decidieron darle quórum a la Unión Cívica Radical (UCR) para tratar en el recinto proyectos sobre el presupuesto de las universidades.
Quedó demostrado que las alianzas partidarias son circunstanciales y hacen que lo predecible se vuelva impredecible. Más aún cuando el poder de turno te pone contra la espada y la pared.
Esta semana, las polémicas acusaciones del libertario hacia el Poder Legislativo tuvieron un fuerte impacto. “Les aviso. Cualquier proyecto que manden desde el Congreso, que quiera romper la caja y hacer volar este país por los aires, se los voy a vetar. Me importan tres carajos. Obviamente, lo van a hacer con fines electoralistas”, amenazó. Una bomba de tiempo que fue activada y no se sabe cómo seguirá.
Un pacto que quedó en el olvido
Con el Pacto de Mayo caído por no haberse aprobado los proyectos que reclamó, Milei realizará, de igual manera, el acto en Córdoba este sábado, sin embargo, el sabor amargo por las expectativas puestas en la voluntad de sus pares quedó dentro de él. Todavía su objetivo es mostrar gobernabilidad y fortaleza, a pesar de las dificultades que está teniendo para llevar adelante su tarea.
A medida que pasan las semanas, las presiones sobre el primer mandatario aumentan y dejan al desnudo sus falencias. Y es en el Congreso en donde se ven las diferencias que van marcando el rumbo de su gestión o ‘no gestión’.
En tanto, el espectáculo político transcurre ante los ojos de los argentinos y Milei apuesta a ser un líder distinto, que intenta cambiar la distopía por una realidad que lo enmarque como el fundador de un nuevo país, como un mesías que es seguido por multitudes. El arte del ilusionismo parece ser un común denominador en algunos dirigentes políticos que hacen de la política una farándula.
Barajar y dar de nuevo
Mientras todo se transforma en una vidriera para el afuera, el Congreso se encuentra en una encrucijada, porque hoy el capital político de Milei ya no se basa en que le sancionen las leyes que envía, sino en dejar fuera de juego a quienes, según su concepción, intentan desestabilizar su gobierno.
La construcción política está a dos minutos de correrse del escenario y pasar a ser tan sólo un espejo retrovisor con el que se mira el pasado. De esta manera, el libertario, que se autopercibe como un ‘diferente’ irá, sin lugar a dudas, por ese camino, un camino por el que nadie ha transitado por allí hasta ahora.
La soledad será la clave para augurar el destino de la administración de Milei, a quien no le importa romper lazos con los gobernadores ni con los senadores ni con los diputados. Y el Congreso será el terreno para que la oposición pueda reamarse e imponer su propia agenda política pensando en el 2025. La carrera legislativa comenzó hace bastante, aunque dará un cambio de rumbo a medida que los intereses vayan mutando.
Así, es posible que los bloques dialoguistas dejen de serlo pronto. Todo dependerá de las encuestas, porque son el alimento de una política que se mueve por impulsos.
La suerte está echada.