La primera votación transparentó los alineamientos en la cámara baja

La primera votación transparentó los alineamientos en la cámara baja

La aprobación de la Ley de Solidaridad y Reactivación anticipa la manera en que el peronismo actuará en Diputados.


Una demostración de poder en el lugar donde, se presumía, tenía menos poder. El juego de palabras vale para describir el primer golpe político del nuevo kirchnerismo, que logró aprobar en tiempo exprés en la Cámara de Diputados la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, que incluía las tres emergencias.

La norma prevé, entre otras cosas, subas de impuestos y la suspensión por seis meses del índice de movilidad jubilatoria dictado por el Gobierno anterior. Un ajuste -transferencia de privados al sector público- de unos 6.000 millones de dólares.

El foco debe detenerse en la Cámara baja, porque allí el oficialismo es minoría. Sin aliados, no hay proyecto que pueda salir sólo con sus votos. 

Para entender la avanzada K allí, lo mejor es remontarse al domingo 27 de octubre. Aquella primera lectura de fuerzas, en base al resultado de la elección legislativa nacional, ubicaba al kirchnerismo, con el peronismo adentro, con “sólo” 108 bancas, contra 119 de Juntos por el Cambio. Sin embargo, los números sufrieron retoques.
– El Frente de Todos, con la conducción de Máximo Kirchner como jefe del bloque, creció a 119 integrantes.
– Y Juntos por el Cambio, con la salida de tres diputados a los que Mauricio Macri tildó de “traidores”, disminuyó a 116 legisladores, que coordinan su accionar en un interbloque.

Pero la novedad principal, vinculada a la salida de este trío ex Cambiemos, fue la conformación en tiempo exprés de un interbloque (Unidad y Equidad para el Desarrollo), al que se sumaron cinco miembros más y formaron un nuevo “Grupo de los Ocho”.

Este flamante interbloque resultó clave para que el proyecto llegara a 134 votos afirmativos. ¿Cómo se conformó esa mayoría? 117 fueron votos del Frente de Todos, a los que Unidad y Equidad aportó otros siete. El restante interbloque que se alió al kirchnerismo para la sesión, como se presumía, fue el “Federal”: lo integran básicamente lavagnistas y justicialistas no K, como los cordobeses que responden al gobernador Juan Schiaretti. Es el grupo que comanda Eduardo “Bali” Buca, candidato a gobernador bonaerense de Roberto Lavagna en la última elección.

De sus 11 miembros, 9 votaron en general a favor del proyecto K: las “excepciones” fueron Graciela Campaña, de Consenso Federal, y el socialista santafesino Luis Contigiani, del Frente Progresista Cívico y Social.

El voto restante para el kirchnerismo en Diputados provino del monobloque del Movimiento Popular Neuquino que integra Alma Sapag.

Aunque prematura, esta foto es un buen parámetro de lo que podría ocurrir en la Cámara baja este año, con el Frente de Todos cerca del quórum y apoyándose en los dos interbloques que lo ayudaron en esta primera sesión. Del otro lado, el grueso opositor lo seguirá teniendo Juntos por el Cambio, más un puñado de diputados de izquierda y algunos provinciales.

Esta sesión inicial también fortaleció la figura de Sergio Massa, que operó fuerte para conformar el interbloque de Unidad y Equidad. Días después de la votación, el líder del Frente Renovador se dio un gusto. Afecto a sacarles figuras a otros espacios, se fotografió en la Cámara con Margarita Barrientos, la dirigente social más cercana a Macri.

El paso del proyecto por el Senado trajo menos sorpresas. Al menos en cuanto a la aprobación. Allí, el Frente de Todos tiene 41 integrantes, cuatro más de lo que requiere el quórum. Acaso el dato más llamativo haya sido el apoyo al proyecto del peronista santafesino Carlos Reutemann, que en 2008, en plena pelea con el campo, se había distanciado de Cristina.

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