La reforma electoral que promueve el Gobierno nacional en el Congreso es mirada con atención por las distintas fuerzas políticas en la provincia de Buenos Aires. Es que el territorio que hoy gobierna Axel Kicillof tiene su propia ingeniería electoral, pero la logística y estructura de una votación sigue atada a la cuestión nacional. De avanzar con modificaciones en el esquema nacional, la discusión se trasladará a la esfera bonaerense, donde afloran las distintas opiniones y variables.
De máxima, el gobierno nacional empujará la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), pero no tiene los votos para avanzar. La opción es ir hacia un esquema de PAO (Primarias Abiertas Optativas) y reflotar el proyecto de Boleta Única en Papel (BUP).
En lo respectivo a las primarias, en la provincia de Buenos Aires, ya existe una iniciativa similar que fue presentada por el senador de UCR-Cambio Federal, Marcelo Daletto -que responde a Emilio Monzó- que busca darle carácter optativo a las primarias para elegir gobernador, vice, diputados y senadores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares.
“Si la iniciativa prospera a nivel nacional, va a ser cuanto menos particular que el tema no se replique en la provincia de Buenos Aires”, planteó Daletto.
De avanzar con cambios en las PASO, Buenos Aires debería trabajar sobre su propia normativa para eliminar las Primarias si es que eso sucede en el orden nacional. La provincia se rige bajo la ley 14086.
La idea de que sean optativas no es descartada por un sector del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Hay algunos senadores y diputados provinciales del PJ que plantean que son los partidos quienes tienen que ordenar sus diferencias. En la práctica, dentro de la provincia de Buenos Aires, las PASO han sido más funcionales y ordenadas para el Pro y la UCR que para el PJ en sus diversas expresiones. Es por eso que suprimir las primarias, si eso se da en el esquema nacional, es complejo para el territorio bonaerense. El contexto interno de cada espacio político también interviene en la discusión.
La opción “recurrente”
Un antecedente posible es lo que sucedió en la Ciudad con las elecciones recurrentes. En la Provincia admiten que un sistema recurrente es posible, pero por demás costoso e implica de una organización trabajosa de la que no hay certezas que la Provincia pueda afrontar.
En las últimas PASO, entre nativos y extranjeros, hubo 38.686 mesas disponibles. De ser recurrentes, a eso habría que multiplicarlo por dos. La última vez que Buenos Aires se ocupó de su propia elección de manera total fue en septiembre el año 2003 que terminó con la victoria de Felipe Solá.
Otro escenario se da con la Boleta Única en Papel (BUP). Allí, la oposición dialoguista en el Congreso y la oposición a Kicillof en la Legislatura bonaerense impulsan ese sistema de sufragio. Tiempo atrás, el Pro en el Senado bonaerense había trabajado sobre una iniciativa que consiguió dictamen de la comisión de Reforma Electoral y nunca llegó al recinto. El senador nacional y presidente de la UCR provincia de Buenos Aires, Maximiliano Abad, volvió a pedir por el sistema de votación bajo la modalidad de la BUP.
“En nuestro país, contamos con interesantes experiencias subnacionales innovadoras que modificaron el instrumento de votación, tres de las cuales (Mendoza, Córdoba y Santa Fe) incorporaron la BUP”, dijo el senador nacional nacional. Abad además controla buena parte de los bloques legislativos bonaerenses de la UCR. “La experiencia internacional es abrumadora, más del 80% de las democracias del mundo eligen sus representantes con boleta única, que resulta un método sencillo para el elector”, agregó.
BUP y logística
En el Ejecutivo bonaerense esperan el devenir de la discusión en el Congreso nacional. Hay algunas cuestiones electorales que presentan cierta complejidad: desde la implementación de una Boleta Única en Papel a la posibilidad de que Buenos Aires se ocupe de la logística y el dispositivo electoral de manera exclusiva si, por ejemplo, se suprimen las PASO a nivel nacional pero siguen en los comicios bonaerenses.
Misma lectura aflora a la hora de pensar en un desdoblamiento electoral, algo que se evaluó el año pasado e incluso que también tanteó la entonces gobernadora María Eugenia Vidal para las elecciones del 2019, cuando la intención era despegarse de la figura de Mauricio Macri.
Kicillof no está cerrado a que se discuta una reforma electoral en el territorio bonaerense. Incluso está dispuesto a discutir el financiamiento de los partidos políticos; una temática por demás intrincada que en territorio bonaerense se puso bajo la lupa cuando estalló el caso de Julio “Chocolate” Rigau en la Legislatura provincial, el puntero del peronismo que fue detenido con cerca de 80 tarjetas de débito en su poder expedidas por el Banco Provincia por pedido de la Cámara de Diputados bonaerense.
La situación decantó en la detención de dos hombres cercanos al Frente Renovador, como el número dos del área de Personal de la Cámara, Claudio Albini, y su hijo, el hasta entonces concejal platense del bloque de Unión por la Patria (UP) Facundo Albini.