En medio de la escalada de los conflictos salariales en los distintos sectores y las renovadas embestidas de La Cámpora con el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, la Casa Rosada se apoya en “los gordos” para defender al funcionario cercano al presidente, Alberto Fernández.
Moroni es uno de los únicos ministros que “le quedan” al Presidente en el Gabinete, junto a Gabriel Katopodis (Obra Pública) y Juan Zabaleta (Desarrollo Social). El resto, desde Marcela Losardo en Justicia, a Martín Guzmán en Economía, salieron eyectados poco a poco durante los últimos dos años a instancias de Cristina Kirchner. En el Gobierno están convencidos de que el titular de Trabajo es el próximo.
La alarma por el futuro de Moroni está instalada en la Casa Rosada desde la semana pasada por el estallido de los trabajadores de FATE, Bridgestone y Pirelli. Pero la preocupación se disparó, cuando el kirchnerismo empezó a canalizar la embestida públicamente en la voz del ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque.
El secretario general de La Cámpora retomó las críticas históricas contra el amigo de Alberto Fernández al endilgarle un “déficit de gestión”. Y las actualizó al reprocharle que no hubiera adoptado una postura “a favor de los trabajadores” en el conflicto de los neumáticos, que terminó resolviéndose a duras penas, con ayuda del Presidente, sobre la hora, el viernes por la madrugada.
El sector duro del kirchnerismo considera que Moroni no tiene cintura política suficiente para enfrentar el complicado panorama social y laboral. En especial sobre el filo de un fin de año agitado por la serie de negociaciones paritarias para el resto de 2022 y el comienzo de 2023, con una inflación cercana al 100% anual.
En la sede de la cartera laboral, con visible hartazgo, atribuyeron las nuevas críticas a motivaciones políticas, que resumieron en el intento de Cristina Kirchner de copar la totalidad de los ministerios importantes. “Siempre fuimos un blanco, siempre estamos en la ruleta. Nuestro trabajo es trabajar y podemos mostrar nuestro trabajo”, dijeron. Y aseguraron que Moroni sigue firme en el cargo.
Por el lado de Alberto Fernández, aún no salió a respaldar a su ministro públicamente, porque confía en el apoyo de la CGT que encabezan Héctor Daer y Carlos Acuña, con quienes está en diálogo permanente en el agitado escenario.
“Por supuesto que lo respaldamos”, dijeron en el ala cegetista de “los gordos”, que tienen una relación jurídico laboral histórica con Moroni y donde varios gremialistas incluso lo consideran como “propio”.
El apoyo del grueso de la CGT le da confianza a Moroni, pero los antecedentes de sus colegas le plantean un panorama político sombrío, que se agrava con la constante intervención de Pablo Moyano.