Por Horacio Ríos
El ex diputado porteño Diego Kravetz y el ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación Daniel Arroyo, referentes del Frente Renovador, brindaron una conferencia sobre “Inclusión Social, Narcotráfico e Inseguridad en la Ciudad de Buenos Aires” en el Salón Eva Perón de la Legislatura porteña.
El ex legislador porteño preside el Instituto de Políticas de Pacificación y es el autor de un proyecto de ley de pacificación, el cual se encuentra en la etapa de recolección de firmas con el objetivo de conseguir la aceptación del 1,5 por cientodel padrón electoral, que equivale a 40 mil rúbricas.
Ante un nutrido público, Kravetz, que ofició de presentador y expositor, abrió su alocución planteando que el Frente Renovador “necesita desarrollar sus propias alternativas de políticas sociales, diferentes de las que plantean el Gobierno porteño y el kirchnerismo”.
“Para acabar con el narcotráfico y la inseguridad, estudiamos por qué en la Ciudad hubo una explosión poblacional en las villas y asentamientos precarios, en los que ya viven más de 200 mil personas”, afirmó Kravetz. Luego, el dirigente massista planteó una realidad preocupante: “El narcopuntero ocupa actualmente el lugar que antes ocupaba el Estado. En especial, son fuertes en las villas 1-11-14 y 21-24, donde se concentra gran parte del tráfico de estupefacientes”.
Kravetz aclaró que su proyecto plantea “no erradicar la villa, sino la pobreza”. “En esto hay, en especial, dos cuestiones. La primera es que allí hay una baja presencia policial, es decir, el Estado aparece solo a veces y eso hay que remediarlo. La segunda es que es necesario transformar esos lugares en barrios. El Estado debe abrir calles, instalar la luz y, claro, poner más presencia policial, tener allí una presencia mayor”.
A continuación, el ex legislador planteó una polémica con la agrupación juvenil La Cámpora. “No creemos que sea un mérito ser pobre, porque el pobre no tiene un valor distinto al que no lo es, al contrario de lo que plantearon los de La Cámpora, que presentaron un proyecto para destacar los valores villeros, porque es-tar peor no nos hace mejores personas. Por eso es raro que desde el poder digan que es bueno vivir mal”.
“Debemos pensar en una ciudad integral, porque en la Comuna 8, el 30 por ciento de los habitantes vive en villas y asentamientos. Debemos tomar conciencia de que estos asentamientos deben ser barrios, en los que el Estado debe estar, ingresar y quedarse, para erradicar definitivamente la cultura del aguante. Además, solo si existe intercambio con esos 200 mil hermanos que viven en las villas porteñas significará que somos lo mismo”.
Luego, el ex legislador le cedió la palabra a Daniel Arroyo, quien también fue ministro de Desarrollo Social en la provincia de Buenos Aires. El ex funcionario planteó que “el Frente Renovador tiene dos tareas, en principio, en cuanto a lo social: diagnosticar y resolver”.
Luego expresó que “existe una pobreza estructural”. “El 27 por ciento de los argentinos son pobres. Existen, solo en el Conurbano, dos millones de pobres. Allí el Gobierno nacional hizo una inversión de 51 mil millones de pesos –ahora es menor–, pero uno de cada tres trabajadores desarrolla sus tareas en negro y existe un millón y medio de jóvenes que ni estudia ni trabaja”.
Arroyo profundizó el concepto agregando que “esta situación” genera que “una gran porción de la población viva en la informalidad económica, sin acceso a ninguna clase de crédito, que estén afuera del sistema. Esos jóvenes no han visto ni a su padre ni a su abuelo trabajar. Y cuando trabajan, desarrollar una tarea no les cuesta. Lo que les cuesta es ir todos los días a trabajar, no tienen esa cultura incorporada”.
“La vida en la villa es catastrófica, porque los jóvenes están sometidos a un hacinamiento total, lo que los impulsa a irse a la esquina, donde otros jóvenes están consumiendo sustancias, entonces ellos comienzan a hacerlo también, se endeudan y allí aparece un supuesto vivo que los introduce en el delito. Allí, lo primero que hay que hacer es construir lugares en los que los jóvenes puedan hacer los deberes, comer, hacer deporte y hasta dormir, en muchos casos”, planteó con crudeza el referente massista.
En cuanto a la problemática del narcotráfico, Arroyo expresó: “Hemos entrado en un problema complicado. El que vende droga gana más que el que trabaja. Un pibe gana unos 3.500 pesos por mes, en tanto que el narco esa cifra la gana en apenas un par de días. Por eso, la droga no es solo un problema de adicciones –que también lo es–, sino un problema de modalidad económica”. “En este tema”, continuó el especialista, “en la Ciudad de Buenos Aires se manda a los chicos con problemas a unirse a los programas de tratamiento en la Provincia y de esta manera se oculta el problema”.
Luego, el ex ministro provincial definió a la inseguridad con sencillez. “La violencia escala porque se vive mal. Alguien que tarda dos horas en llegar a su trabajo, tiene un salario que apenas le alcanza para vivir y además tiene problemas en su casa vive sacado. Si además se facilita el acceso a las armas, la violencia está a un paso. Si además al narco le va bien y se convierte en un ejemplo, tenemos el territorio fértil para que esta situación siga escalando”.
Seguidamente, Arroyo enunció el proceso de fragmentación que él nota en la Argentina. “Existen cuatro clases de personas. La primera es la Argentina de la pobreza. La segunda, son los sectores vulnerables, que trabajan en negro, que no se relacionan con el Estado y a los que golpea fuertemente la inflación. La tercera es la clase media que tiene un trabajo formal y los beneficios que esto acarrea. La cuarta es la clase alta, que tiene los mayores ingresos y todos los beneficios que el sistema otorga”.
“El Estado invierte 75 mil millones, en especial en el primer sector, pero no hay políticas para el sector más vulnerable y esto es en lo que hay que poner el acento”, advirtió el ex ministro provincial.
En el tema de las propuestas, Arroyo planteó un esquema de seis temas básicos. “El primero es el derecho al primer empleo. El Estado debería hacerse cargo del 75 por ciento del salario del joven que debuta laboralmente, un tema que en la Ciudad no se hace”, cuestionó.
“El segundo ítem es la creación de una red de 20 mil tutores, que deben ser personas prestigiosas en el barrio. Podría ser un sacerdote, un pastor o un profesor, por ejemplo. Estos deben tratar de reconstruir el método; si el chico falta, deben hacerle un seguimiento e inclu-so deben ir a buscarlo, si fuera necesario”, planteó.
“En tercer lugar, hay que operar sobre la escuela secundaria. Hoy existe un 40 por ciento de deserción. Los chicos se aburren, la escuela no genera un vínculo con el trabajo. Para esto hay que crear un sistema de pasantías, para que sea posible reconstruir la cultura del trabajo”, se ilusionó el exfuncionario.
“El cuarto punto es el tema de la droga. Hay que encontrar los mecanismos para evitar que se meta en el barrio, algo difícil de conseguir con el actual sistema policial y judicial. Hay que crear un cuerpo especial que impida que la droga se venda en el barrio”, siguió proponiendo Arroyo.
“En quinto término llegamos al acceso al crédito. Es necesario que sea accesible para el 100 por ciento de la gente. Debe estar concentrado en el trabajo. No es posible que hoy, para conseguirlo, primero haya que demostrar que no se lo necesita, por la cantidad de requisitos que hay que cumplimentar. Se le debe otorgar al que necesita adquirir herramientas, máquinas, al que las utiliza para el trabajo. Se debe financiar el laburo, porque hay cuatro millones de personas que trabajan y no consiguen financiamiento”, exigió.
“El sexto punto es la urbanización de las villas. No hay que erradicar, hay, por el contrario, que radicar y urbanizar. Hay que generar políticas de radicación y de urbanización y políticas de acompañamiento, que exigen diálogo, participación y trabajo. También habría que crear en este punto un banco social de tierras, que sea una especie de censo de todas las tierras sobre las que hay que trabajar en este sentido, en las que hay que radicar y urbanizar”, planteó.
Un tema conectado con estos puntos, según Arroyo, es que “hay que generar un mayor vínculo entre los planes sociales y el trabajo, porque hoy existen seis millones de personas relacionadas con este tema y es necesario transformar esta política en una entrada al mundo del trabajo”.