Los primeros días del año son los más tranquilos en hechos políticos, con varios dirigentes de vacaciones, candidatos paseando por la costa atlántica y los parlamentos sin sesionar. Sin embargo, el genio les gana a algunos y la UCR parece no tomarse respiro para hacer política y fieles a la tradición, internista.
Apareció en las redes sociales un dibujo que muestra a los históricos dirigentes Leopoldo Moreau, Federico Storani, Jesús Rodríguez y Enrique “Coti” Nosiglia tironeando con una soga una puerta con la leyenda “cargos en la UCR”, para que ésta no se abra; y del otro lado, se presumen jóvenes pidiendo que se abra el paso para poder “construir”.
La imagen no ilustra más que lo que sucede en el centenario partido desde hace años: jóvenes molestos con los históricos dirigentes por no darles paso a nuevos sectores de renovación; una puja en la que siempre terminan quedando de pie las grandes figuras partidarias, quienes luego son las que configuran el armado de listas y ungen candidatos a dedo.
Entre los comentarios hay quienes adhieren en totalidad con la imagen y también quienes rechazan el mensaje, contestando que si los jóvenes no tienen su lugar dentro del partido “es porque no lo supieron ganar”. El internismo de la UCR parece estar más vivo que nunca.
Para revertir esta situación, varios sectores enfrentados al Coti Nosiglia –quien comanda los hilos de la UCR Capital- están en pleno armado de un frente que los aglutine y poder competir, no sólo frente al histórico dirigente para tomar el mando del partido a nivel Ciudad, sino también a quienes tienen la idea de aliarse al macrismo de cara a las elecciones legislativas de este año.
En este armado, las reuniones ya comenzaron el año pasado y cada vez se suman más sectores y líneas internas, atraídos por la horizontalidad del espacio, la vocación de trabajo y construcción y la férrea idea de volver a llevar el partido a la calle junto a los vecinos.