La unidad nacional y el compromiso de todos son la clave del despegue

La unidad nacional y el compromiso de todos son la clave del despegue

Opinión.


La comparación de Argentina con Venezuela, además de inexacta, de carecer de rigurosidad y de manifestarse con claros fines propagandísticos por parte de un sector del poder en nuestro país, es además nociva. Porque distrae del eje central que tiene nuestro país como desafío, dada la magnitud de los problemas que enfrenta por estos días.

Argentina necesita urgente de la unidad de la dirigencia toda, más allá de los pensamientos, matices e ideologías que habitan en cada sector social o partido político.

La Argentina de hoy no necesita ser comparada con Venezuela para ser un país difícil de controlar, con enormes dificultades estructurales. Sus índices negativos han ido avanzando y llegaron a niveles de emergencia grave, incluso antes de la pandemia. Hay indicadores que lo verifican objetivamente, tanto en el terreno económico-financiero, como en el social. Imaginémonos lo que quedará ahora, luego de la depresión mundial y local que generó el COVID-19.

Preocupa la post pandemia, término que aplica al final del combate contra el virus, que se podrá tomar en cuenta a partir de confirmación de las vacunas que se darán en distintos lugares del mundo como la solución al problema.

Habrá que ver cómo queda posicionada Argentina para acceder en tiempo y forma a las millones de dosis que necesita nuestro país, a ver si podemos en ese rubro -al menos- ganar algo de tranquilidad para una población que a todas luces se presenta como agotada y muy sufrida desde todos los ángulos.

El casi seguro entendimiento con los bonistas privados en agosto traería un poco de alivio a un gobierno que se encontró con un escenario impensado apenas ingresó a gestionar, en el que tuvieron que girar toda la estrategia para detener lo antes posible la ola de contagios y muertes que llegaba en aquel momento desde Asia y Europa.

De acá para adelante, sería bueno recordar lo que decía el Presidente cuando se refería a la conformación del Frente del peronismo para enfrentar con éxito a Mauricio Macri: “con Cristina no alcanza, pero sin Cristina es imposible”. Con ese mismo pragmatismo hay que ponerse a pensar qué Plan (ya que un conjunto de objetivos es un Plan), que debería contener una afirmación parecida. Algo así como: “con el Estado no alcanza, sin el Estado es imposible”.

El segmento privado en la Argentina está compuesto por dos grandes ramas, la de las grandes empresas y grupos de cualquier rubro, que generan muchos empleos a lo largo y ancho del país en distintos rubros y la otra rama son las miles de Pymes que generan aún mucho más trabajo, por más que algunas no superen los cinco o diez empleados. La matriz generadora de riqueza y empleo en la Argentina es así, habrá que tener muy en cuenta ello para el duro período que llega.

La Argentina de hoy no necesita ser comparada con Venezuela para ser un país difícil de controlar, con enormes dificultades estructurales. Sus índices negativos han ido avanzando y llegaron a niveles de emergencia grave, incluso antes de la pandemia.

 

Los ganadores de la pandemia 

Podemos nombrar algunos rubros como excepciones, tanto en el alto nivel empresario como en el espectro pequeño y mediano de los sectores que lograron incrementar su patrimonio y sus ventas en esta tragedia económica que atravesamos. Las empresas ligadas a la salud, los laboratorios, todas las Tech, los bancos (como siempre), los hipermercados (como siempre), artículos de limpieza y los ligados a la logística en todas las ramas, sobre todo las conectadas al reparto domiciliario, fueron los grandes beneficiados por la pandemia. La inmensa mayoría quedó en muy malas condiciones para revertir la situación vivida este 2020.

Uno ve que en ciertos lugares del mundo –como la Unión Europea o los Estados Unidos- existen paquetes  de asistencias de once ceros, pero lamentablemente en esta parte del planeta no tenemos ni el poder ni la organización como región para acceder a esos grandes capitales reactivadores. Mucho peor será ir solos a pelear por un puñado de dólares en algún organismo de esos que hoy miran de reojo si abrazamos o no al “reperfilamiento II” que heredó este gobierno.

Será cuestión de repartir con una precisión quirúrgica hasta el último recurso de ahora en más para intentar dar vuelta la curva de la economía. Estado y privados, campo e industria, grandes y chicos, los sindicatos, todos deberán generar una sinergia para que la Argentina no vuelque. El gobierno deberá poner las reglas exactas y firmes para que estos sectores se decidan juntos de una vez por todas a hacer el esfuerzo necesario para sacar a la Argentina del incómodo lugar que nos toca ocupar hoy en el mundo.

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