A través de un informe de Auditoría General de la Ciudad recientemente publicado, salen a la luz deficiencias en la gestión administrativa de la institución, como la ausencia de manuales de procedimientos que desempeñan un papel fundamental en la coordinación, dirección, evaluación y control de la actividades, así como en la planificación. Un dato no menor es el cumplimiento de tan solo el 47% de los 32 programas sometidos a auditoría, es decir, solo 15 programas fueron cumplidos.
En cuanto al nombramiento de funcionarios, se detectaron irregularidades relacionadas con las categorías que fueron oportunamente informadas por el organismo. Asimismo, se ha observado la existencia de áreas dentro del organigrama institucional que carecen de descripción de funciones en las resoluciones universitarias. El auditor general, Lisandro Teszkiewicz, destacó que “este primer informe nos brinda la posibilidad de confirmar en los hechos la intención política de Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña con la creación de esta institución. Si bien la información obtenida es limitada, por el escaso recorrido institucional de la universidad, ya se pueden ver tendencias, que ponen de manifiesto que no buscaban crear una Universidad de la Ciudad, sino únicamente atacar a los profesorados docentes”.
El informe también suma la existencia de deficiencias en el ámbito administrativo, particularmente en el proceso de contrataciones. Entre las falencias se encuentran la falta de remitos, de informes técnicos y verificación de las condiciones de las compras en los expedientes. El auditor por el Frente de Todos expresó su opinión sobre estas deficiencias, diciendo “era de esperar, dado que estamos auditando los primeros pasos de la institución, que su andar hubiera sido más prolijo. Sin embargo, lo que se ha visto es que, en un volumen muy limitado de trajín burocrático administrativo, los errores y omisiones están por encima de lo esperable”.
Respecto a la gestión pedagógica, su corta trayectoria no permitió realizar análisis en base a la elaboración de indicadores complejos, pero la poca información existente permitió observar un índice elevado de deserción (37.78%) en el profesorado de educación primaria. Que es la principal carrera de la universidad. Sin embargo, Teszkiewicz consideró que “de todas maneras, estas cuestiones podrían revertirse con una mejora en la gestión. Sin embargo, la comprobada lentitud en los procesos de normalización institucional podría ser más preocupante, dado que serían indicios respecto de la intencionalidad política detrás de la creación de esta institución”.
Es importante aclarar que la UDECI, Universidad de la Ciudad o más conocida como UniCABA, es presidida por un Rector interventor cuya función principal debería ser el desarrollo de las instituciones que garanticen el ordenamiento democrático de las universidades públicas del país, tal como lo establece la Ley 24.521 de Educación Superior, siguiendo el modelo de la Reforma Universitaria de 1918. El proceso de normalización debería llevarse a cabo en un período menor a 4 años, según la ley. El actual rector fue designado en febrero de 2020, por lo que debería cumplir con su tarea antes de febrero de 2024. En el momento de elaboración del informe aún no estaban conformados ninguno de los órganos previstos para el gobierno de la casa de estudios.
Al respecto el informe destaca la falta de avance en cuestiones que podrían ser resueltas en lo inmediato pero que no se han llevado a cabo. En ese sentido, el auditor peronista señala que “teniendo en cuenta que el Rector Organizador cuenta con la facultad de ejercer las funciones del Consejo Superior además de las propias, se pudieron haber realizado la presentación y aprobación de la cuenta de inversión y constitución de la Unidad de Auditoría Interna, sin embargo no se hizo”.
En cuanto al proceso de normalización, el informe concluye que sería esperable que la Universidad proceda a llevar adelante el concurso docente correspondiente. Hasta el momento del relevamiento realizado por el equipo de auditoría no se habían desarrollado concursos para las designaciones docentes. Esta situación no solo representa un obstáculo para la normalización institucional, sino que también atenta contra las prácticas que deberían ser habituales si se pretende transparencia en la designación de quienes ocupen las cátedras. Por el contrario, hasta el momento, los cursos han estado a cargo de personas designadas a discreción del actual rector normalizador.
En conclusión el auditor de Peronismo por la Ciudad, señaló que “el retraso en la normalización, además de atentar contra la normativa vigente, deja un margen de arbitrariedad en la designación del personal docente y en la toma de decisiones que habilita al oficialismo a orientar la universidad en un sentido que desvirtúa y contradice los principios básicos del sistema universitario público en la Argentina. Con este funcionamiento la Universidad no es autónoma como marca la ley y atiende la prejuiciosa concepción del Pro de que el sistema de formación docente de la Ciudad está colonizado por el sindicalismo kirchnerista y el ‘zurdaje’. En este sentido, confirma las sospechas de quienes piensan que detrás de la creación de la UniCABA no está la intención de fortalecer y modernizar el sistema educativo, sino el objetivo político de conformar un colectivo docente dócil a sus necesidades políticas. En definitiva, quienes se han cansado de denunciar ‘adoctrinamiento’ en las escuelas no hacen más que crear su propia escuela de adoctrinamiento”.