Este viernes, el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, aseguró que “el Frente para la Victoria no apoya a ninguno de los dos candidatos”. En una conferencia de prensa, montada en la sede del PJ
Capital expresamente para sentar postura de cara a la segunda vuelta, Recalde se mostró políticamente correcto y destacó que “no es dueño” de los casi 400.000 votos que obtuvo en las generales del 5 de julio
pasado.
Más allá de posición oficial, que básicamente otorga libertad de acción a las fuerzas que componen el frente de cara al balotaje, por lo bajo el juego del PJ y la Cámpora tendrá un objetivo firme.
Según confiaron dirigentes del peronismo porteño a Noticias Urbanas, se armará una suerte tenaza. Por un lado, la Cámpora va a fomentar el voto en blanco el próximo 19 de julio, cuando Horacio Rodríguez Larreta (PRO) y Martín Lousteau (ECO) definan mano a mano la jefatura de Gobierno porteña. Por el otro, sectores del PJ de la Capital van a votar directamente por el jefe de Gabinete porteño.
Estos últimos son los mismos que se metieron de lleno en la interna macrista en las PASO de abril para hundir a la senadora Gabriela Michetti, después que esta desairara a Mauricio Macri y se negara a acompañarlo en el binomio presidencial para intentar quedarse con la candidatura amarilla en la Ciudad.
En tanto, que dirigentes como Aníbal Ibarra y María José Lubertino llamen a votar por el economista que lleva el rejunte panradical, significa dos cosas: la primera, el cierre de listas antes de las PASO dejó varias cuitas entre los aliados externos del kirchnerismo; la segunda, consecuencia de la primera, estos grupos díscolos están cada vez más lejos del núcleo de poder que toma decisiones.
A una semana de volver a votar, el peronismo que conduce Víctor Santa María cree que la definición por la sucesión de Macri se perfila a un escenario de 60/40. En el PRO, sin embargo, manejan otros números. Ganadores también, aunque llamativamente menos optimistas.