El choque, en vivo, se podría haber producido en la última reunión presencial de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, realizada días atrás en un salón del barrio de Palermo. Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri tendrían allí un cara a cara en medio de la dura interna que cruza al PRO y el jefe de Gobierno tenía una propuesta que exasperaría al líder-fundador del espacio: propondría modificar el nombre de Juntos por el Cambio, como una manera de mostrar apertura de cara a los próximos comicios. ¿Qué hubiese pensado el ex presidente sobre ese debate? La sorpresiva ausencia de Macri evitó la discusión, que sólo quedó postergada.
Con ya más de un año y medio fuera de la Casa Rosada, el ex mandatario mantiene cierta obsesión, que transmite a sus diferentes interlocutores. A veces lo pide directo y otras lo deja trascender: reclama una defensa más férrea de su gestión, incluso en el campo más cuestionado, el económico. En cambio, Larreta, pero también María Eugenia Vidal, Elisa Carrió, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y Martín Lousteau, entre muchos otros, sugieren hacer una autocrítica pública y explicar cómo harán en un eventual futuro gobierno para no volver a cometer los mismos errores. Insumo obvio en política: recomponer las expectativas.
Dentro de esa pelea se incluye el debate por el nombre y dejar atrás una palabra (“cambio”) que acompaña al macrismo desde su fundación. Macri debutó electoralmente en 2003 con el Frente Compromiso para el Cambio, para pelear en la Ciudad y la sigla se convertiría también en un partido. Sería uno de los pilares –junto a la fuerza Recrear, de Ricardo López Murphy y Esteban Bullrich- para crear el PRO, que luego también volvería a sumarse a un armado superior, Cambiemos y, unos años después, Juntos por el Cambio. ¿A 18 años de aquel debut, ya llegó la mayoría de edad para que “cambio” pase a la historia?
El ex mandatario mantiene cierta obsesión, que transmite a sus diferentes interlocutores. Reclama una defensa más férrea de su gestión, incluso en el campo más cuestionado, el económico. En cambio, Larreta, pero también María Eugenia Vidal, Elisa Carrió, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y Martín Lousteau, entre muchos otros, sugieren hacer una autocrítica pública y explicar cómo harán para no volver a cometer los mismos errores.
La puja central entre Larreta y Macri, claro, tiene otras aristas más sustanciosas. Pelean, primero, por ver quién es el líder del espacio y, como tal, debe definir candidatos para esta elección intermedia. Y allí está el ex presidente impulsando a Patricia Bullrich en Capital y a María Eugenia Vidal en Provincia, mientras que el jefe de Gobierno intenta contrarrestarlo con Vidal en Capital y Santilli en Provincia. En este último caso, con Macri retrucando con su primo Jorge, para el caso de que Larreta mantenga a su vicejefe de Gobierno en carrera.
La disputa por el liderazgo actual también esconde la pelea mayor, que vendrá en 2023. El ex presidente no dijo que quiere una revancha, pero lo sugirió, incluso con el título de su libro: Primer Tiempo. Y Larreta, ya sin reelección en la Ciudad, considera que llegó su momento y que debe dar ahora una señal de fortaleza. Es una incógnita hoy cómo se dirimirá esta puja interna y, sobre todo, cómo tomará esta controversia una sociedad agobiada por la crisis económica y sanitaria.
La carrera ya comenzó.