Pasadas las 18, en medio de un recinto colmado, donde no entraba ni un alfiler, Horacio Rodríguez Larreta, hizo su ingreso en medio de una ovación, que se pareció mucho a la entrada de un equipo de fútbol a la cancha.
Todas las bancas ocupadas, los pasillos con gente de pie y las gradas para visitantes atiborradas de público, se convirtieron en el marco ideal para la jura del nuevo jefe de Gobierno de la Ciudad.
Estaban todos, nadie se lo quería perder, los legisladores salientes y entrantes del Pro, más los diputados de todas las fuerzas que integran la Legislatura.
Junto a Horacio estaban el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el futuro ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, y la vicepresidenta primera de la Legislatura, Carmen Polledo, quienes se sentaron al lado del flamante jefe de Gobierno porteño.
El clima de efervescencia futbolística continúo durante toda la jura. Antes de que jurara Horacio fue el turno de Santilli, que una vez que realizó el trámite de jura fue ovacionado y escuchó el cantito repetido de “Diegooo, Diegoooo”.
El que se llevó todas las miradas, besos y saludos fue el nuevo jefe de Gabinete de nación, Marcos Peña, quien con su clásica humildad recorrió casi todas las butacas para intercambiar algunas palabras con los presentes.
Pero la ovación de la tarde (aunque sin cantito), pero con un aplauso conmovedor, se lo brindó la asistencia a quien asume mañana como gobernadora de la provincia María Eugenia Vidal, que con un elegante vestidito celeste turquesa abrió la ceremonia de jura desde su cargo de vicejefa porteña que ostenta hasta mañana.
Los cantitos se repitieron durante toda la ceremonia. Cuando fue el turno de Horacio se escuchó: “Mauricio Presidente, Horacio en la Ciudad”.
Después fue el momento del discurso, donde dio los lineamientos de su futuro gobierno y no se privó de decir que “la de Macri fue la mejor gestión de la Ciudad”.
Entre los invitados especiales estaban Federico Pinedo, Esteban Bullrich, Federico Salvai, Fernando De Andreis, y Gabriela Michetti, entre muchísimos otros. Prácticamente todos menos el futuro presidente, Mauricio Macri quién se sumaba en la Usina.
Todo fue rápido y rondó los 40 minutos, luego había que trasladarse rápidamente a La Usina del Arte para recibir el bastón de mando. Una previa -austera sin sanguchitos ni bebida-en la oficina que dejará Ritondo a Polledo, fue donde todos intercambiaron las últimas novedades e hicieron el clearing de los últimos días. Todos ya se preparan para lo que viene y apuestan a que el equipo siga aceitado a pesar del desgaste de los tres gabinetes. Mucho poder pero los problemas se multiplican.
Horacio -como lo soñó en su sueño favorito- vivió su fiesta inaugural a puro ritmo de cancha, como si estuviera contra el Celtic en Montevideo en 1966.