Horacio Rodríguez Larreta quiere dejar su marca en la Ciudad

Horacio Rodríguez Larreta quiere dejar su marca en la Ciudad

Mauricio C. Ferrer

El jefe de Gobierno recorre el primer tramo de su gestión. Logró en silencio el traspaso de la policía y va por la transferencia de las competencias judiciales. Las obras que vienen


A dos meses de suceder a su jefe político al frente de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta aprovechó la fecha de Fórmula E que se corrió en Buenos Aires, el sábado pasado, para recorrer unos kilómetros en un pequeño monoplaza con motor eléctrico. La postal, con el número 1 pegado a los costados del vehículo, que el propio jefe de Gobierno difundió en sus redes sociales, parecía dar una muestra de cómo transita las primeras semanas del año, cuando la presión política y mediática está más puesta sobre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.

“Que los focos no estén en nosotros nos deja concentrarnos y laburar mejor”, admiten en las oficinas de Parque Patricios. Sin vacaciones pese al verano, los ministros porteños tiene intensas jornadas de trabajo y aseguran que Rodríguez Larreta les bajó dos mandatos: “Gestión y contacto con el vecino”.

El jefe de Gobierno ya hizo su primera gran apuesta en el año: firmó con Macri el traspaso de la Policía Federal a la Capital y logró que sea aprobado por una amplia mayoría en la Legislatura, en un paso más para lograr la tan demorada autonomía de la Ciudad desde la Constitución de 1994. Ahora encara el proceso de complementación con la Metropolitana, que se estima que dure todo el año.

Pero el traspaso de la policía no es la única medida política que Larreta tiene en su agenda próxima. Justicia, transporte, urbanización, el puerto y el juego tienen sus ítems en el plan de la gestión “larretista”, según pudo recoger Noticias Urbanas de fuentes oficiales.

Seguridad y Justicia

“El traspaso de la Justicia viene detrás del de la policía.” La definición de un ministro porteño adelanta que Larreta buscará pronto la transferencia de la competencia de delitos de la Justicia nacional a la porteña.

La intención del jefe de la cartera, Martín Ocampo, es completar el traspaso de delitos a la jurisdicción porteña. Por ejemplo, los fiscales y jueces locales aún no pueden avanzar sobre enriquecimiento ilícito, prevaricato o delitos contra la persona, como lesiones, abuso de armas y usurpación de autoridad.

La intención oficial es que Rodríguez Larreta y Macri firmen en las próximas semanas un convenio al respecto, que incluya también la Justicia civil, comercial y de familia. Todo se haría con su respectivo presupuesto, como cuando los dos mandatarios suscribieron el traspaso de la Federal. Eso significó, en lo inmediato, que cerca de 20 mil agentes federales, además de equipos e inmuebles, dependan de la comandancia política de Larreta. Durante este año de transición, se unificarán desde el color y estética de las comisarías hasta las responsabilidades y reglamentos que tendrán todos los agentes. “Ahora viene la unificación, que no diríamos que es lo más difícil, pero sí lo más complejo”, reconocieron en el Gobierno porteño.

Transporte
El rimbombante “subtrenmetrocleta” que se anunció durante la campaña electoral está en marcha. Larreta quiere extender la red de ciclovías, que se estimaba en poco más de 150 kilómetros a finales de 2015. A su vez, está en plena construcción el metrobús en la avenida San Martín.

También está en agenda el subterráneo. Luego de inaugurar con Macri las estaciones Córdoba y Las Heras de la Línea H en diciembre, el jefe de Gobierno espera cortar cintas en abril bajo la avenida Santa Fe. Para ese mes está estimada la apertura de la estación de la Línea H que conecta con la D.

Aún están en obra la estación de la Facultad de Derecho y tres que completarán el trazado de la E, que hoy termina en Bolívar. “La Nación solo hizo la obra civil. Faltan por lo menos dos años más de trabajo”, señalaron en la Ciudad sobre la demora del kirchnerismo en la obra que recorre parte de la avenida Alem. La Línea E, en el futuro, llegará también a la futura terminal de ómnibus Dellepiane, a estrenarse en los próximos meses, ubicada en las avenidas Dellepiane y Perito Moreno, que servirá para descongestionar de ómnibus la terminal de Retiro y evitar que el 40 por ciento de los micros de media y larga distancia transiten por el centro de la Ciudad.

Pero la obsesión de Larreta no serán tanto las nuevas estaciones de subte –obras muy costosas– como la reducción del tiempo de espera de los pasajeros: quiere que entre cada servicio no pasen más de tres minutos. Por caso, solamente para la Línea D espera sumar 60 coches nuevos este año.

¿Subirá el boleto del subte tras la seguidilla de aumentos que hubo en enero del ABL, la patente y las multas que cobra la Ciudad? En el Gobierno descuentan que se incrementará, aunque aseguraron que “no tiene fecha aún”.

Otras obras viales se destinarán a los trenes. “No vamos a excavar”, dijo un allegado a Larreta sobre la idea de cambiar los pasos a nivel por la elevación de las vías férreas. Eso ocurrirá con parte de la Línea Mitre, que atraviesa algunos barrios, como Belgrano y Núñez, para facilitar la circulación de autos.

Y hay una “gran obra”, como le gusta llamarla, que Larreta quiere concretar durante su mandato: la Autopista Ribereña, que terminará de unir por vías rápidas el sur y el norte de la Capital.

Urbanización

Rodríguez Larreta quiere que Macri también le transfiera terrenos ferroviarios que están en la Capital pero que son jurisdicción federal. Hay una zona específica que desvela al jefe de Gobierno porteño: Retiro, donde está la Villa 31.

“Queremos transformar la zona en un barrio más de la Ciudad”, dijo un funcionario, que aseguró que se trabajará “para la gente que vive ahí”. Se estima que hay 40 mil personas allí. A grandes rasgos, el plan, que llevará años y no estará exento de complejidades, será “la firma de un traspaso con la Nación, para luego urbanizar la villa e integrarla a la Ciudad”.

Terrenos federales también son los del llamado Playón Chacarita, lindero al ex Ferrocarril Urquiza, donde hay más de mil familias.

Puerto y juego

La transferencia del puerto y el juego son dos cuestiones que Macri siempre exigió a la Nación, por lo que se estima que podría concretarse antes de 2019. Pero son dos temas sensibles, el puerto por la infraestructura involucrada y el jugo por los intereses económicos que hay detrás.

Por lo pronto, Rodríguez Larreta ya recibió varios pedidos de la oposición en la Legislatura. “Queremos que haya una fiscalización y control por parte de la Ciudad en el manejo que tiene Cristóbal López del tragamonedas de Palermo y en el Casino de Puerto Madero”, exigió días atrás, en Noticias Urbanas, Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica.

Vecinos
“Es lo menos visible, pero Horacio quiere estar cerca del vecino”, aseguró un vocero del jefe de Gobierno para enmarcar la política de reuniones que tiene con los habitantes de la Ciudad. Al menos una vez a la semana, el jefe de Gobierno visita a algún vecino y desayuna con él, previa inscripción por Facebook. También organiza encuentros y recorridas durante la mañana o la tarde. Por el traspaso de la policía, Larreta incluso abrió un chat online para contestar preguntas en vivo.

Y continúa con sus reuniones de gabinete en distintos puntos de la Ciudad de manera periódica.

Plan político
Otro tinte tienen sus encuentros con Vidal –con quien habla casi a diario– y con la “mesa chica” de Pro. Aunque con menos frecuencia que en épocas anteriores, allí participan, según reveló el diario La Nación días atrás, Macri, el empresario Nicolás Caputo, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, el jefe de Gabinete nacional, Marcos Peña, y el titular de Diputados, Emilio Monzó.

Larreta disfruta de remarcar que “trabaja en equipo” con el Presidente, y la buena sintonía entre ambos quedó demostrada cuando Macri tuvo que corregir parte del decreto que aumentaba la coparticipación porteña porque beneficiaba más a la Ciudad que al resto de las provincias. Si se quejó, todo quedó entre ellos.

Cerca de Rodríguez Larreta se apuran a descartar cualquier aspiración que pueda tener como dirigente, a sabiendas del trampolín político que significa ser jefe de Gobierno porteño. Por ahora, dicen, su cabeza solo está en “la gestión” y en un desafío autoimpuesto de interpretación abierta: “Hacer en cuatro años más que lo que hizo Macri en ocho”.

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