Las Tres Marías de la semana y el nacimiento de un presidenciable

Las Tres Marías de la semana y el nacimiento de un presidenciable

Opinión.


1. Nace una estrella

El caso Vicentín parece ser una de las decisiones que más interesa a la política y a la mayor parte de los formadores de opinión, analistas y empresarios argentinos. Tiene todos los condimentos que conlleva un tema convocante: antecedentes, moméntum, protagonistas, señales desde el Estado, declaraciones del  FMI. Los dólares en juego y los financistas extranjeros ligados a la región hacen que éstos espíen cómo se desarrolla un conflicto típicamente argentino, pero con título internacional: expropiación.

Si Sergio Tomás Massa llega a lograr que se apruebe la expropiación de Vicentín en cualquier formato con el que llegue la negociación a la Cámara Baja, se anotará una cucarda de lujo en el esquema del actual sistema de poder.

Massa con Alberto y Cristina conforman el vértice de la pirámide política y a pesar que el presidente de la Camara de Diputados mantiene un perfil intermitente en los medios, nada de ello oculta su futuro presidenciable.

Para el caso de una resolución positiva para el gobierno en este tema, también Máximo Kirchner será distinguido, no tanto por el esfuerzo ideológico, sino por la madurez acumulada en la construcción de los puentes del poder que –entre otras cosas- le permiten jugar con Massa sin señas a la hora de acumular votos y victorias.

Esta dupla es una de las más mencionadas a la hora de señalar las expectativas que tiene el futuro político de la Argentina, para cuando la pandemia deje de nublar el incorregible instinto depredador del peronismo. Massa y Máximo comparten ya algo más que el manejo de la Cámara y tienen lo suyo en la Provincia de Buenos Aires, sumadas algunas realidades interesantes en el resto del país.

Si sale todo como ellos piensan, compartirían la fórmula  presidencial en 2023.  En ese orden.

Massa y Máximo comparten ya algo más que el manejo de la Cámara y tienen lo suyo en la Provincia de Buenos Aires, sumadas algunas realidades interesantes en el resto del país. Si sale todo como ellos piensan, compartirían la fórmula  presidencial en 2023.  En ese orden.

 

2. Libertad o muerte

La cuarentena es otro de los temas que obligadamente debemos debatir los argentinos, nos guste o no. Y a pesar de que algunos analistas opinan que los oficialistas la acatan y defienden y los opositores la atacan y no la cumplen, la cuestión parece ser más compleja que esa explicación binaria.

La misma va cumpliendo etapas de agotamiento social, de las cuales es muy difícil retroceder de fase, sobre todo en el AMBA que, salvo catástrofes que no se avizoran en las curvas de la información que difunde el gobierno, se desborda inevitablemente. A favor de los que se quieren seguir cuidando, hay que decir que el virus si bien es de baja letalidad, parece ser bastante traicionero en su comportamiento en todo el planeta. Y hay países que tienen con qué soportar esas situaciones y hay otros, como el nuestro, a los que cualquier paso en falso haría estallar el sistema sanitario, en primer término y después, quién sabe cuántos más escarnios sobre la ya dinamitada población. 

A favor del otro bando, el de “la libertad, aunque me muera”  el caso de la gente de clase media para arriba y de “la única que me queda es salir como sea” el caso de la necesidad imperiosa de subsistencia, están los estudios internacionales que avalan que la psiquis no tolera más de 100 días de encierro. Además, el realismo mágico argentino justifica plenamente a los que salen a ganarse el mango arriesgando su vida, a sabiendas de que la oportunidad y el meta mensaje de quedarse en casa no está dirigido a ellos.

El contagio de los políticos de ambos frentes, sobre todo el de María Eugenia Vidal y Martín Insaurralde le puso pimienta al tema, los grandes también caen y se verá cómo juegan estos actores, sobre todo los porteños y bonaerenses.

3. La estrategia sucia que terminó salpicando para arriba

El espionaje a través de seguimientos y escuchas parece ser una tara importante en el esquema macrista de poder, ya que no sólo es ilegal, sino también improductiva, habida cuenta de los resultados electorales, sino que lo han hecho con la misma desprolijidad y torpeza con que hicieron lo poco que hicieron.

Desde el Boca Juniors del fiscal Carlos Stornelli y el comisario Jorge “Fino” Palacios, pasando luego por su etapa porteña y la conformación de la Policía Metropolitana -en la que también Palacios fue su primer jefe-, siguiendo con la etapa nacional que terminó con el juez Alejo Ramos Padilla cayéndole encima a un aparato de operatoria corrupta y poca profesionalidad, todo se fue deshilachando con las primeras denuncias que tuvieron en su contra.

Los casos de ahora, en connivencia con la inteligencia del Servicio Penitenciario, que espiaban a personas que estaban detenidas o entraban a visitarlos, a los que hay que sumar a la otra rama, llamadas por ellos “patrullas perdidas”, que gastaban fondos públicos para escuchar, fotografiar y reportar a la Casa Rosada a buena parte de los integrantes de la mesa chica gobernante, muestran una frialdad que saca a la luz la faz mafiosa del accionar del pasado gobierno en algunos de sus actos.

 

Conclusión

Estos son los tres temas que, junto al otro gran condicionte,  el cada vez mas conflictivo cierre de la negociación con los bonistas -no se entiende porqué nunca se liman las diferencias, en esta suerte de cuarentena financiera interminable- describen algunas de las cuestiones centrales que esta semana sobrevuelan la “realpolitik” local.

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