La situación en Bolivia repercutió en la Legislatura y terminó siendo un punto de conflicto entre el oficialismo y la oposición, lo mismo que sucedió en la Cámara de Diputados el miércoles. Para la oposición se trató claramente de un golpe, algo que no fue compartido por el oficialismo porteño.
Durante la semana desde el bloque de Unidad Ciudadana y desde el Bloque Peronista se habían expresado en contra del golpe.
“La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires expresa su enorme preocupación ante la interrupción del orden constitucional en el Estado Plurinacional de Bolivia y brega por una región en paz, con instituciones fuertes y sin violencia”. Ese es el texto de la declaración aprobada este jueves con el voto mayoritario de Vamos Juntos y la oposición o abstención del resto de las bancadas.
La discrepancia que impidió el tratamiento de un texto consensuado giró en torno de la terminología utilizada para la declaración, ya que el oficialismo macrista hablaba de preocupación e interrupción del orden constitucional, mientras que los demás diputados, con sus matices, querían referirse a un “golpe de Estado” y expresar “el repudio” de la Ciudad de Buenos Aires.
Por lo tanto, VJ impuso su mayoría para conseguir que de nueve proyectos presentados sobre el tema, en la sesión ordinaria de este jueves se debatiera sobre tablas y se votara únicamente la iniciativa oficialista de los diputados Guillermo Suárez y Claudio Romero (VJ).
La votación de ese pronunciamiento resultó: 31 votos afirmativos (VJ); 13 negativos (UC, PS, FIT, AyL) y 11 abstenciones (Evolución, BP, Gen y MC).
Guillermo Suárez (VJ) admitió que en el gobierno de Evo Morales hubo “innegables progresos” pero señaló que también “forzó hasta el límite las leyes y la constitución de su país”. Habló del peligroso “retorno del militarismo en la región, con fuerzas armadas que son parte de un proyecto partidario para garantizar la permanencia en el poder”.
El único orador que defendió el texto aprobado sostuvo que “el máximo ejemplo es el régimen bolivariano de Venezuela, con sus violaciones a los derechos humanos” e hizo alusión al informe Bachelet. Seguidamente, comparó que, en Bolivia, “Morales había empezado un proceso de militarización vinculado a la política partidaria y de persecución de opositores calificados de antipatrias”.
Suárez concluyó afirmando que “no podemos permitir el retorno al militarismo en la región”, criticó a los que “tienen una mirada parcial” de los hechos y sentenció que “para que vuelva la paz a Bolivia nosotros no ayudamos en nada si tomamos partido”.
Las consideraciones oficialistas fueron en respuesta a una lista de oradores que, en general, criticó la postura del gobierno nacional por “su tibieza” o ambigüedad, sin repudiar lo que aseguraban que fue un golpe de Estado.
Victoria Montenegro (UC) fue la más enfática, dijo que “nuevamente el plan Cóndor está sobrevolando nuestros países”, recordó que los argentinos “tenemos una historia y heridas que todavía no hemos logrado curar” (en alusión a la última y cuenta dictadura local), tras lo cual enfatizó: ” Nos indigna y avergüenza el comportamiento del presidente Macri. Nosotros tenemos un posicionamiento que es histórico. No hay eufemismos, esto es un golpe de estado cívico, militar y policial pasó acá al lado. ¿Creemos en la dignidad de los pueblos o no?, esa es la cuestión”.
Su compañero de bancada Carlos Tomada preguntó: “¿Qué es esta negativa del actual gobierno a reconocer algo que es de sentido común?” y reclamó seguidamente: “Que el gobierno se defina, que se repudie el golpe de Estado, que no se reconozca a presidentes autoproclamados y se manifieste la más absoluta solidaridad al pueblo boliviano”.
María Rosa Muiños (BP), pidió a la bancada de Vamos Juntos que reconsiderara el texto de su declaración. “Este es un golpe con fuertes componentes de clasismo y racismo, que el repudio sea contundente”, sostuvo.
Leandro Halperín (Ev) compartió las manifestaciones de todos los diputados de la oposición; “es un golpe de Estado y debemos repudiarlo”, pero también apuntó que “lo de Venezuela es una dictadura” y que “las mejoras que se hayan conseguido para el pueblo no pueden avalar ni el fraude ni las violaciones a los derechos humanos”.
Roy Cortina (PS), a su vez, ironizó que “no se debe hacer un análisis etimológico de lo que es un golpe de Estado; no hay otra manera de llamar a lo que ha pasado en Bolivia”. Marcelo Depierro (MJ) señaló que “no nos podemos permitir una postura tibia… con todo lo que ha pasado en la Argentina”.
Similar a la postura de Sergio Abrevaya (Gen), que planteó “no licuar el texto, la palabra debe ser repudiar no preocupación. No podemos permitir un cambio de palabras que deje poco clara la posición de los argentinos frente a un golpe de Estado”. Sin éxito, pidió a VJ “que modifique el texto”.
Fernando Vilardo (AyL) repudió “el golpe y la política del gobierno argentino”. Myriam Bregman, Laura Marrone y Gabriel Solano (FIT) se identificaron “junto a la lucha del pueblo de Bolivia, por la defensa de sus derechos y contra un golpe de Estado. Y en Chile, para que se vaya Piñera”. También denunciaron “la mano de los Estados Unidos por detrás” e instaron “al pueblo a salir a la calle para aplastar a los fascistas”.