De acuerdo a los últimos recuentos, todo indica que la Ley Ómnibus y el Paquete Fiscal volverán a la Cámara de Diputados y los bloques dialoguistas siguen con atención el debate en el Senado a la espera de eventuales modificaciones en los textos. “Hay que ver qué es lo que se termina aprobando”, advierten los más cautos. Sin embargo, mayoritariamente reconocen que hasta el momento las críticas a los proyectos son las previstas y, si no surge ninguna sorpresa, los cambios terminarán siendo ratificados.
“El Gobierno no puede pensar en que vamos a insistir en la versión original porque sí”, señalaron desde el bloque radical y destacaron que incluso sería ridículo rechazar cambios propuestos por los propios senadores del partido centenario.
Para insistir con la redacción original que ya tuvo media sanción la semana pasada, los diputados deben reunir la misma mayoría que introdujo los cambios en el Senado. Es decir, si los cambios se aprobaron por mayoría absoluta de los presentes, se puede insistir en la redacción original con mayoría absoluta.
Si las modificaciones se hicieran con dos tercios, los diputados también deberían reunir esa mayoría agravada para mantener el texto original. “A igual mayoría, se impone la Cámara de origen”, sintetizó uno de los hombres que participó de las negociaciones durante los últimos cinco meses.
En el bloque que conduce Miguel Ángel Pichetto aseguran que los principales cuestionamientos que durante las últimas jornadas se escucharon en boca de Martín Lousteau (UCR), Guadalupe Tagliaferri (Pro), Maximiliano Abad (UCR), Pablo Blanco (UCR) y Juan Carlos Romero (Cambio Federal), entre otros, ya habían sido planteados al Gobierno durante las negociaciones en Diputados. Incluso revelaron que hubo reuniones y contactos con los senadores de la oposición dialoguista para repasar los puntos que habían quedado pendientes debido a que los negociadores de la Casa Rosada se habían mantenido demasiado firmes.
“El Ejecutivo ya había concedido bastantes cambios y no iba a resignar más puntos, pero sabíamos que en el Senado tenía menos margen de maniobra”, graficaron en Hacemos Coalición Federal.
El bloque que conduce Pichetto todavía no se reunió para analizar el avance del proyecto en el Senado, pero algunos de sus miembros consideran que los eventuales cambios “mejoran” la ley. Por lo tanto, se inclinan por pensar que el texto con modificaciones será ratificado en cuanto vuelva a Diputados.
Si bien el peronismo insiste con que lo mejor es rechazar la ley por completo, reconocieron que tanto los cambios para limitar el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) o el blanqueo, y eventuales modificaciones para mantener el monotributo social o elevar el mínimo de Ganancias para los trabajadores patagónicos no son negativos.
El capítulo de Ganancias es seguido con atención por el bloque radical, que enfrentó dificultades para unificar posturas durante la negociación de Diputados y finalmente acordó sacar todas las excepciones. “Sería injusto subir el mínimo a los patagónicos, pero si es algo que ayuda a reunir los consensos en el Senado para que la ley salga… A los gobernadores lo que más les interesa es que la ley salga”, explicaron.
En el Gobierno también observan con algo de resignación lo que ocurrió este jueves en el Senado -no pudieron firmar el dictamen y el debate se extenderá durante la semana que viene- y se resignan a retomar la pelea en la Cámara baja. No por nada la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, recibió dos veces a Cristian Ritondo. La segunda acompañada por otros legisladores del Pro y parte del bloque libertario.
“Hay que ver qué se aprueba, no es lo mismo que vuelvan dos capítulo que media ley modificada. Pero nosotros vamos a acompañar lo que vuelva para cerrar el tema de una vez y que el Gobierno tenga lo que pidió en diciembre”, reconocieron desde el Pro.