Hace un año, cuando la derrota en la presidencial llevaba apenas unos días y Juntos por el Cambio era un hervidero por los pases de factura, Elisa Carrió sorprendía a propios y extraños. Anunció que abandonaría la banca de diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires que había conseguido en 2017 con una performance récord. La líder de la Coalición Cívica, daba un paso inesperado (otro) en su carrera y disparaba la pregunta de rigor: ¿se retira Lilita? ¿Esta vez será en serio? La fecha de la dimisión era a futuro y la entonces legisladora la cumpliría meses más tarde: el 1° de marzo dejó su cargo en la Cámara baja y se recluyó en su casa de Exaltación de la Cruz.
Pandemia mediante, hay que remitirse a enero de este año para encontrar algunas de las últimas fotos políticas de Carrió, tomada cuando participó de la marcha para reclamar justicia, a cinco años de la muerte del ex fiscal Alberto Nisman. Luego, las imágenes –fotos y videos- que trascendieron mezclaron intimidad y nuevas denuncias. Sin embargo, la líder de la CC no sólo parece seguir marcando el pulso de su espacio, sino que se mantiene como una espada clave de Juntos por el Cambio.
Días atrás, sacudió el escenario cuando, en un comunicado, reclamó que los senadores de la principal alianza opositora apoyasen la candidatura a procurador general de la Nación del juez Daniel Rafecas. Si bien la ex diputada tiene una relación personal con él desde hace años, llamó la atención el pedido de apoyo formal. Sin los votos de JxC, es imposible para el oficialismo conseguir los dos tercios de los votos para nombrar al candidato presidencial.
Paradojas de la política: el principal argumento de muchos dirigentes opositores para rechazar esa postulación es que Rafecas, como magistrado, se negó a investigar la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner por el presunto encubrimiento a los iraníes acusados del atentado a la AMIA.
La teoría de Carrió es la del mal menor: como el Frente de Todos puso en marcha el operativo para cambiar las condiciones del nombramiento del procurador, la líder de la CC teme que lo consigan, Cristina deseche a Rafecas y aproveche para designar allí a alguien mucho más cercano, como Graciana Peñafort o, exageran algunos, Oscar Parrilli.
El pedido de Carrió –otra vez- revolucionó la interna opositora,cuando lo acompañó con frases de su estilo, como que “Macri ya fue”. Lilita no oculta su preferencia por una construcción más de centro, encabezada por Horacio Rodríguez Larreta.
Los detractores de la ex diputada aseguran que si el plan real era acordar la votación de Rafecas, su sola sugerencia terminará provocando lo contrario: dudan que Cristina se someta a compartir una victoria en la Cámara que conduce. Algunos, incluso, llevaron los cuestionamiento más allá y relacionaron el pedido de Carrió con un pre-lanzamiento para el 2021. Por ahora, las especulaciones la ubican en Provincia de Buenos Aires, pese a que nació en Chaco y siempre se destacó como diputada por la Ciudad. Requisitos legales no le faltan, ya que vive hace años en Exaltación de la Cruz.
Días atrás, sacudió el escenario cuando, en un comunicado, reclamó que los senadores de la principal alianza opositora apoyasen la candidatura a procurador general de la Nación del juez Daniel Rafecas. Si bien la ex diputada tiene una relación personal con él desde hace años, llamó la atención el pedido de apoyo formal. Sin los votos de JxC, es imposible para el oficialismo conseguir los dos tercios de los votos para nombrar al candidato presidencial.
Pero no sólo la ex diputada sorprendió con el tema Rafecas, sino que esta misma semana, para rechazar la versión de una supuesta charla con Alberto Fernández para debatir el tema procurador, hizo distribuir un audio en el que insistió en el desgaste que está sufriendo -según su mirada- la figura del Presidente y dejó en claro que si el mandatario convoca a un diálogo, la Coalición Cívica estará a favor de asistir.
El gesto no es menor: ella misma, en persona, descartó por ejemplo acudir a la Rosada luego de la derrota K en 2009, cuando Cristina puso en marcha la reforma política que incluyó las PASO. Siempre Carrió revolea ese antecedente: sostiene que la oposición no debe dejarse engañar.
En privado, la ex diputada mantiene sus críticas retroactivas a Fernández y recuerda cómo, siendo jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, “cooptó” a muchos dirigentes del ARI que lideraba Carrió, y los fue sumando a ese gobierno. ¿Dos ejemplos fuertes? Graciela Ocaña y Héctor Timerman. Por eso, insiste hoy, “jamás hablaría con Alberto Fernández”. También lo acusa de la operación política que sufrió su ex aliado Enrique Olivera, cuando en plena campaña para 2005 fue denunciado por tener supuestas cuentas en el exterior, algo que luego se comprobaría que era falso.
Pese a esos antecedentes, Carrió se muestra propensa a buscar algún tipo de acuerdo. Y con su postura condiciona la agenda del principal espacio opositor. Es el último revulsivo que lanzó desde su chacra bonaerense, a pesar de que no detenta ningún cargo formal. ¿Sólo por ahora?