El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, anunció hoy que la línea A de subte dejará de prestar servicio a partir de la “primera quincena de enero” por un plazo que puede llegar hasta los 60 días para permitir la adaptación de los nuevos coches que reemplazarán las actuales unidades que tienen unos cien años.
El mandatario comunal dijo que esta medida tiene por finalidad “mejorar la calidad y la seguridad del servicio” y destacó que la adecuación técnica de la línea llevará “un mínimo de 15 días y un máximo de un mes y medio, dos meses”.
Macri efectuó estas declaraciones a la prensa luego de supervisar las obras del nuevo Centro Verde del barrio de Núñez destinadas a la separación y clasificación de los residuos.
El plan de contingencia del Gobierno porteño sobre la Línea A afectaría a 160.000 pasajeros que viajan a diario. Después de aprobar el traspaso la semana pasada, el macrismo se hará cargo del servicio a partir del 1º de enero de 2013. En la previa al anuncio de Macri, tanto el titular de SBASE (Subterráneos de Buenos Aires), Juan Pablo Piccardo, como el legislador porteño, Jorge Garayalde, aseguraron que pese a que “no es una decisión tomada”, el servicio se pararía entre enero y marzo. Los metrodelegados criticaron la extensión del plazo considerando que “no se necesita más de un mes” para emplazar los vagones.
En declaraciones televisivas, Piccardo indicó que “habría que parar” aunque informó que se pondrían en funcionamiento vías alternativas. “La prioridad es sacar vagones de circulación”, consideró.
“Hay que dotar el transporte de tecnología y modernización”.”La seguridad de los usuarios y la prevención de fallas en el transporte es la prioridad”, puntualizó.
En sintonía, Jorge Garayalde (legislador del PRO) afirmó en declaraciones a Radio 10 que “todavía no hemos dicho lo que vamos a hacer, cuando nos hagamos cargo vamos a decir que hacemos, todavía no sabemos qué tenemos”. “Vamos a privilegiar a los vecinos”, precisó.
“Nosotros cuando hicimos la auditoría nos dijeron que los datos de Metrovías no eran fiables”, agregó.
Asimismo, consideró que “seguramente paremos un tiempo porque los vagones no se pueden cambiar con gente. Hablaremos con los Metrodelegados porque saben pero también a veces tienen conceptos a la ligera y Pianelli es prejuicioso con nosotros. Hablaremos con los ingenieros, que nos dirán el tiempo que se necesita”.
En declaraciones a Télam, Roberto Pianelli, secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) había asegurado horas antes que “no es necesario en lo más mínimo” cerrar durante tres meses la línea “A” para cambiar las formaciones y puso como punto de comparación que cinco años atrás “cuando cambiaron todas las vías, el subte estuvo cerrado sólo un día y se demoró una hora el comienzo del servicio durante aproximadamente dos meses”.
En sintonía, se mostró sorprendido por la medida ya que “venimos de discutir si el transporte es un servicio esencial”, una medida que el Gobierno porteño había incluido en el proyecto original de traspaso a la Ciudad para garantizar que el servicio funcione especialmente en las horas picos aún cuando los trabajadores decidieran hacer huelga, pero que finalmente fue modificada tras los reclamos de los metrodelegados.
Otro de los referentes de los metrodelegados, Néstor Segovia, aseguró que si el Ejecutivo decide cerrar la línea A por tres meses para realizar obras, debe convocar “en pos de la paz social” a una mesa de trabajo tripartita para analizar el tema.
Segovia coincidió con Pianelli en que la representación gremial no fue informada formalmente, pero sostuvo que son los propios jefes y directivos quienes comentan abiertamente sobre la posibilidad del cierre de la Línea A.
Usuarios y trabajadores de la línea A del subte consultados por Télam también cuestionaron el cierre total del ramal entre enero y marzo de 2013 porque “afecta la movilidad de los pasajeros en el transporte más rápido” y “perjudica a los comerciantes” y consideraron como “exagerado” los tres meses de suspensión del servicio.