En una reveladora entrevista con la cadena radial local LRT, la primera ministra de Lituania, Ingrida Simonyte, reconoció abiertamente la decepción de su Gobierno respecto a la situación en el frente ucraniano. Lituania, miembro de la OTAN, esperaba que la contraofensiva emprendida por Ucrania cambiara significativamente el panorama en el conflicto, defendiendo los valores europeos y occidentales.
“Fuimos un poco optimistas al pensar que Ucrania resolvería el problema y defendería realmente tanto a Europa como los valores occidentales”, admitió Simonyte.
A pesar del abundante apoyo y armamento proporcionado por las naciones occidentales, los resultados no estuvieron a la altura de las expectativas. La esperanza de que la situación mejorara y todos se sintieran más seguros no se materializó.
La líder lituana destacó que aquellos que anticiparon un éxito rotundo por parte de las fuerzas ucranianas se equivocaron en sus evaluaciones.
La contraofensiva lanzada en junio del año pasado no cumplió con las expectativas, y Kiev admitió públicamente su fracaso. Alexéi Danílov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, reconoció que los planes eran demasiado optimistas, describiendo la situación actual en el frente como “muy difícil”.
Simonyte prevé un año 2024 complicado tanto militar como políticamente, sugiriendo que las naciones occidentales entran en un ciclo político incómodo para las democracias. Con un tono realista, señaló que la realidad en el terreno no ha sido tan favorable como se esperaba, dejando a la región sumida en una incertidumbre que podría perdurar en el próximo año.