La cita fue a las 10:00 en la Vuelta de Rocha, adonde llegamos en esa fría mañana invernal, dispuestos a navegar por las aguas difíciles del Riachuelo, que suelen ser inyectadas desde sus márgenes con más contaminación que ningún otro curso de agua en la Argentina.
Javier García Elorrio, el movedizo subgerente operativo de Higiene Urbana, que es la dependencia que se encarga de limpiar la superficie y las márgenes del curso de agua, no tiene una tarea que se pueda calificar como descansada. “Les llevamos todos los días limpieza a 700 mil personas en las comunas 4, 7, 8 y 9, que son las comunas que están dentro de la cuenca Matanza-Riachuelo dentro de la ciudad de Buenos Aires. Hay en total cinco millones de personas que viven a lo largo de toda la cuenca“, corroboró a Noticias Urbanas el funcionario porteño.
Moviéndose en cuatro embarcaciones, de las cuales dos son lanchas parecidas a las que surcan las aguas del Tigre, otra más que se asemeja a los lanchones de desembarco que se pueden ver aún en las películas sobre la Segunda Guerra Mundial y una cuarta que es un catamarán que arrastra una manga de limpieza –ojo lo llaman-, los hombres de Higiene Urbana llegan a los barrios y villa urbanas desde el río, dado que muchos de los lugares que limpian son inaccesibles por tierra.
El trabajo lo realizan las cuadrillas de Higiene Urbana a lo largo de los 18 kilómetros del borde costero, afectando a una superficie de 630.000 metros cuadrados de espacio público, ejerciendo control sobre 108.000 metros cuadrados del curso de agua y dentro de una franja de 35 metros paralela al curso de agua. Intervienen en esta tarea varios equipos de tierra y las embarcaciones de apoyo.
Este equipamiento facilita el traslado del personal y les permite llegar con el servicio de higiene urbana hasta las zonas del borde costero ubicadas en la Villa 26 y en la Villa 21.
“El servicio nuestro de limpieza de los márgenes nos permite darles un aspecto de zona parquizada. Los pobladores que viven en el borde, entre ellos los habitantes de la Villa 26, de la Villa 21-24 y de otros asentamientos que ya no están, nunca jamás habían recibido ningún servicio de higiene urbana, porque no se puede entrar con camiones por los pasillos de la villa y si se puede, a veces puede ser peligroso. La pregunta de cómo se puede llevar el servicio de limpieza a esa gente recibió como respuesta: usemos el río como camino de llegada”, continuó García Elorrio.
“Allí tropezamos con un problema, porque en 2010 no teníamos barcos y yo, que me tenía que encargar del problema, no sabía nada de navegación. Primero conseguimos una lancha pequeña, que fue el primer barco que tuvo la ciudad en sus más de 400 años de historia. Así nació el servicio, que en 2012 se extendió a las márgenes del Río de la Plata, desde 2014 tengo los arroyos de la ciudad y desde 2016, Puerto Madero. Todo lo que tiene que ver con espejos de agua y el borde costero lo hacemos nosotros”, enumera sin amilanarse el encargado de la higiene fluvial.
No hace mucho tiempo navegaron en la Elefante III –una de las lanchas- el duque de Somerset, primo de la reina británica y el propietario del New York Times, que quedaron sorprendidos por el estado del río y por las dotes de sus expertos marineros, lo que no les impidió disfrutar de algún sabroso bocadillo de los que se suelen servir en las rústicas embarcaciones que forman parte de la dotación que dirige García Elorrio, aunque hayan sido diseñadas para el trabajo antes que para el turismo.
Aún así, la tarea tampoco les ha ahorrado alguno que otro sobresalto a los encargados de limpiar un río que se resiste a dejarse domar. “En el tiempo que transcurrió desde que hacemos esta tarea, encontramos cuatro cadáveres en el agua. Hasta hace poco, el agua era sólo jurisdicción de Acumar –la autoridad de la cuenca- y los bordes eran de mi responsabilidad, pero ahora nos transfirieron una parte de la limpieza del agua a la ciudad y nos estamos encargando nosotros, en la zona cercana a Vuelta de Rocha. Para limpiar usamos el catamarán, que transporta un ‘ojo’ al extremo de una soga, que se va llenando de residuos hasta que lo vaciamos”.
“Este servicio, que ya evitó que más de 2000 toneladas de residuos terminen contaminando el Riachuelo, se presta de lunes a viernes desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde y los sábados, domingos y feriados, de 10:00 a 16:00. Con esto hemos logrado que los turistas que llegaban hasta aquí, hasta la Vuelta de Rocha, para tomar un foto de la gran cantidad de basura que se juntaba en este lugar, ahora elijan otro tipo de imágenes para perpetuar el momento”, acota García Elorrio, embargado repentinamente por cierto ácido humor.
En la navegación por el río, que realizamos inmediatamente, se pudo ver que la ribera a estribor (el lado derecho de la embarcación, mirando hacia proa), se encontraba limpia y, en algunos casos, parquizada. Llegando hasta el Puente Alsina, descendimos de la nave y caminamos unas cuadras en dirección hacia el Río de la Plata, por una calle perfectamente parquizada en un lugar que tiempo atrás se encontraba intransitable y lleno de basura.
El cierre, a cargo del propio García Elorrio, tiene que ver con que “cuando llega la limpieza a un lugar, llega la salud y reaparece –como en este caso- la acción del Estado, que se había ausentado hace muchos años atrás de esta zona”.