El Gobierno nacional trata de mantener un delicado equilibrio entre Estados y China. Todo sea por el financiamiento externo. Argentina necesita tanto de la plata estadounidense como de la China. Por eso, el presidente Mauricio Macri recibió este domingo a su par chino, Xi Jinping, en lo que fue la única visita de Estado de todos los líderes que estuvieron en la Argentina para la Cumbre del G20. Respecto a la relación entre Argentina y China, Macri valoró los 30 acuerdos firmados durante su encuentro con Jinping, y aseguró que generará “una dinámica distinta, basado en una mayor confianza”.
Macri afirmó que es “muy importante el respaldo financiero a las empresas chinas que quieran invertir en Argentina”. En ese sentido, destacó que el país tiene tiene “las puertas abierta para los chinos” y dijo que espera que “nos visiten cada vez más y que encuentren formas de que trabajemos en conjunto”.
Y el respaldo financiero tuvo que ver en especial con un hecho concreto. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el de la República Popular de China (PBC) firmaron hoy un acuerdo suplementario de Swap de monedas por 60.000 millones de yuanes, equivalentes a unos US$ 8.700 millones.
“Este acuerdo complementa el acuerdo bilateral de swap de monedas firmado entre ambos bancos en julio de 2017. El monto total de los swaps, incluyendo ambos acuerdos, asciende a 130.000 millones de yuanes, que equivalen a us$ us$ 18.680 millones”, señala un comunicado del BCRA.
Este nuevo acuerdo “contribuirá a promover una mayor estabilidad financiera y a afianzar la relación entre ambos bancos centrales” y “facilitará también el intercambio comercial entre ambos países”, indicó la entidad presidida por Guido Sandleris.
En caso de que el BCRA quiera utilizar el swap para intervenir en el mercado cambiario u otras operaciones, el crédito quedaría activado y empezará a tener un costo financiero que generalmente es menor al de plaza.
Este tipo de préstamo lo puso en marcha en 2009 el por entonces presidente del BCRA, Martín Redrado, cuando las reservas en divisas se situaron en un 15% del Producto Bruto Interno (PBI).