Nada es fácil en el transcurso de esta pandemia, que no deja de acumular males. El regreso a las clases presenciales, tras un año de trabajo escolar a distancia, con conexiones digitales que fallaban a menudo, con escasez de computadoras en muchos hogares, con vacunas que tardan en llegar y con chicos que debieron soportar un prolongado aislamiento, es una tarea compleja que nadie podrá realizar exitosamente hasta que todos aprendan cómo trabajar esta nueva escolaridad.
La clave pareciera estar en el éxito de los protocolos. Trabajar con burbujas trae muchos problemas, pero no existen las soluciones mágicas. Por ejemplo: ¿cómo se hace cuando alguien del grupo escolar se contagia? Se conocen, hablando teóricamente, los pasos a seguir si esto ocurre. Lo que es más difícil es prever un aislamiento generalizado, porque no sólo el docente y los alumnos deberían aislarse, sino también los directivos, otros docentes, los grupos familiares de todos y hasta, a veces, si el niño tiene hermanos, deberían cerrarse también otras burbujas. Muchos riesgos.
La vacunación es una llave de salida. Otra, es que los docentes sean abastecidos de los materiales necesarios para controlar la propagación del escurridizo y astuto virus. Termómetros, alcohol, barbijos, jabón, trapos, lavandina, elementos de limpieza, pero, en especial, distancia. Todo esto es fácil de enumerar, pero difícil de realizar. Como hace casi un año atrás, la Argentina debió aprender a convivir con el Covid-19, siempre al borde de la catástrofe, este retorno a las aulas exigirá un proceso de aprendizaje similar, que excede ampliamente al sistema educativo y abarca hasta a las conductas sociales.
El día en que esta publicación está cerrando, volvieron a clases los niños que concurren a las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. También lo hicieron los chicos bonaerenses que tienen materias pendientes desde el año pasado. El resto de sus compañeros regresarán a las aulas recién el 1° de marzo, mientras que los secundarios lo harán una semana después, el ocho.
“Llevamos 12.000 docentes testados y otros 8.500 ya tienen turnos asignados. De los 12.000 testados, 88 casos fueron positivos. Así, logramos evitar que fueran a la escuela y contagiaran a los chicos en su aula, por eso lo importante del testeo”.
Cómo cuidar a cuatro millones de chicos
En la Provincia de Buenos Aires hay 16.000 escuelas, a las que concurren 4,2 millones de chicos. El 1° de marzo volverán a clases, pero sólo el 30 por ciento de las escuelas, unas 5.000, albergarán una presencialidad total. Las demás –son unas 11 mil escuelas- dividirán a sus alumnos en dos grupos y éstos concurrirán a clases, una semana el grupo A y la otra el grupo B. Habrá además disponible un sistema mixto de presencialidad y aprendizaje por conexión digital.
El uso de tapabocas deberá ser permanente, mientras que las aulas estarán ventiladas, en el verano con puertas y ventanas abiertas. Los alumnos deberán estar separados por un metro y medio y los docentes deberán estar a dos metros de los chicos. En las escuelas de jornada completa se dividirán los escolares en dos grupos, de los cuales uno concurrirá de mañana y el otro de tarde, para que vayan a clases todos los días, siempre que haya condiciones de separación adecuadas. Todos concurrirán a la escuela al menos cuatro horas por día.
En cada escuela habrá un referente de salud, que coordinará las tareas de seguridad sanitaria. Para que un caso sea sospechoso, el posible damnificado deberá haber perdido los sentidos del gusto y del olfato. En los demás casos, para que ocurra lo mismo, deberán tener al menos dos de los síntomas de Coronavirus. En estos casos, se aislará al curso y al docente y a todos los que estuvieron en contacto hasta 48 horas antes de la aparición de los primeros síntomas.
Ya hace 15 días que en la provincia vienen siendo vacunados los docentes y los auxiliares. Cuando lleguen las próximas dosis será vacunados primero los docentes del nivel inicial y de los primeros grados del nivel primario.
La ciudad de la furia viral
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta manifestó este miércoles que “estábamos convencidos desde noviembre del año pasado de la necesidad de que los chicos vuelvan a las clases en forma presencial y cuidada. No podíamos permitir otro año más sin clases presenciales”, en una conferencia de prensa brindada en el Ministerio de Educación.
Luego informó que “casi 400.000 chicos volvieron hoy a la educación presencial”, en el marco del regreso a las clases de los escolares de los niveles maternal, inicial, 1°, 2° y 3er. grados de la escuela primaria y de primero y segundo año del secundario.
De todos modos, el panorama idílico que plantean las autoridades está lejos de la serenidad deseada. La ministra de Educación, Soledad Acuña aseguró que las clases serán para todos los chicos, todos los días, pero algunos sindicatos docentes avisaron que en muchas escuelas se alternarán las clases presenciales con las virtuales.
El jefe de Gobierno porteño les solicitó a los docentes que se testeen en alguna de las tres sedes destinadas a eso, ubicadas en La Rural de Palermo, en la Usina del Arte de La Boca y en la Comuna 7 de Flores, en Rivadavia 7.202.
“Llevamos 12.000 docentes testados y otros 8.500 ya tienen turnos asignados. De los 12.000 testados, 88 casos fueron positivos. Así, logramos evitar que fueran a la escuela y contagiaran a los chicos en su aula, por eso lo importante del testeo”.
Los gremios, en rebeldía
La secretaria de Prensa de la Unión de Trabajadores de la Educación, Paula Galignana, alertó que “hemos recibido presiones por parte del Gobierno de la Ciudad y tenemos denuncias de muchísimas familias a las cuales presionan con que les van a quitar la vacante si no van a la escuela”.
Luego la dirigente docente advirtió que “resolvimos rechazar el protocolo porque es insuficiente para el regreso seguro y responsabilizamos a Larreta y Acuña por lo que pueda suceder en las escuelas” en razón de que “el protocolo no garantiza el cuidado en las escuelas”.
Luego, la sindicalista informó que “vamos a hacer amparos para las situaciones que el protocolo no contempla, como también vamos a estar en las escuelas, garantizando que se cumpla con la ventilación, los metros cuadrados y las condiciones de higiene”.
Galignana advirtió además que “puede haber situaciones en las que no se pueda dictar clases”, con el objetivo de “no exponer a la comunidad educativa”. De todos modos, adelantó que “las escuelas ya avisaron cuáles son las aulas donde no entran los alumnos, pero el Gobierno no contesta”.
Por su parte, la Asociación de Docentes de Enseñanza Media y Superior (ADEMYS) comenzaron este miércoles con un paro de 72 horas, que decidieron en una asamblea a la que concurrieron 500 docentes el doce de febrero último. Además, los activos docentes encabezados por Jorge Adaro convocaron a una caravana hasta la sede del Ministerio de Educación nacional, situado en Pizzurno 935 para el jueves 18 de febrero a las 17:00 y a una nueva asamblea abierta virtual, que se efectuará el viernes 19 a las 17:30.
A su vez, el Comité de Crisis de la Villa 31 convocó a un abrazo al Ministerio de Educación, que se realizó el miércoles 17 de febrero a las 12:00, en el que la profesora de Matemáticas y delegada de UTE en el secundario que funciona en el Polo Educativo Mugica, Claudia Ritrovatto, denunció que “tenemos un sólo termómetro para la toda la escuela. Por falta de espacio, decidimos separar a los chicos en grupos. Vamos tener que alternarlos, combinar clases presenciales con trabajos prácticos, pero no nos mandaron los cuadernillos para que se lleven a sus casas. Es ilógico que nos falte algo tan básico cuando hace un mes que están anunciando que hoy empezaban las clases”.
A su turno, la docente Flor Diasprotti se quejó porque “vemos que en la provincia de Buenos Aires ya empezaron a vacunar a docentes con patologías preexistentes. En CABA ni siquiera hay un registro donde podamos inscribirnos, o un cronograma para saber en qué orden van a vacunar. Eso nos genera mucha preocupación”.
Desde el Ministerio de Salud porteño se negaron a abrir la inscripción para vacunar a los docentes, con el argumento de que aún no hay vacunas y que recién abrirán el juego cuando éstas lleguen a sus manos.
El esquema de vuelta a clases requiere que el 22 de febrero se incorporen 144.596 estudiantes de primaria; que al 1° de marzo haya 90.073 estudiantes secundarios tomando clases; que el ocho de marzo comiencen su año lectivo 26.918 jóvenes y adultos y que el 22 de marzo, 152.172 estudiantes de nivel superior regresen a las clases presenciales.
El transporte, un tema álgido
El regreso a las aulas requiere que los docentes y alumnos utilicen los medios de transporte para llegar a las escuelas, un tema que no admite improvisación. Según la directora General de Escuelas bonaerense, Agustina Vila, el 70 por ciento de los chicos viven en un radio de diez cuadras alrededor de sus escuelas, pero reconoció que el 30 por ciento restante constituye un gran volumen de viajeros, a causa de que en su provincia residen casi 17 millones de personas.
En este sentido, la funcionaria relató que se está buscando evitar las aglomeraciones solicitando, coordinadamente con la Secretaría de Transporte, que se incremente la frecuencia de los colectivos.
Final abierto
En la Ciudad de Buenos Aires hay unos 815 mil estudiantes, que regresarán paulatinamente a clases hasta el 22 de marzo, mientras que en la Provincia de Buenos Aires asisten a clases 4,2 millones de personas. Este volumen obliga a extremar las medidas de seguridad que, hasta que la vacunación se vuelva masiva, tienen que ver casi únicamente con el distanciamiento social y el tapabocas.
No habrá manera de guardar las distancias en el transporte público. A su vez, será difícil de mantener la lejanía suficiente en muchas escuelas, que no tienen las dimensiones suficientes para hacerlo.
Además, los docentes aún no fueron vacunados sino en un ínfimo porcentaje. Los riesgos son muchos y ojalá que Dios ilumine a todos los argentinos, porque hasta ahora no lo han hecho muchos funcionarios, que se ubican más cerca de la oscuridad que de la luz.