Los gobernadores del PJ entre garantizar la gobernabilidad y el estallido

Los gobernadores del PJ entre garantizar la gobernabilidad y el estallido

Los mandatarios provinciales temen por el deterioro de la economía.


A ocho días del comienzo del gobierno de Javier Milei el peronismo tiene divisiones bien marcadas. Un sector, cada vez más duro, busca imponerle condiciones, ya hizo escuchar su voz por las medidas de ajuste y le marca la cancha en la discusión política. Otro, con necesidades de gestión y aferrado al pragmatismo, espera con paciencia, aunque preocupado por el impacto real de la devaluación y la inflación de diciembre en el comienzo del 2024.

El sector más duro está conformado por el kirchnerismo, los movimientos sociales y los sindicatos. Incluso la CGT, que siempre se mueve con más cautela que el resto, ya ha dado algunas señales de alerta en el vínculo con el Gobierno. El sector más laxo es el de los gobernadores y el peronismo del interior, que entienden que es momento de que el Presidente lleve adelante la gestión sin palos en las ruedas, pero no pueden mirar para otro lado si el ajuste aumenta la cantidad de pobreza exponencialmente.

Las medidas del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, generaron una reacción inmediata en el kirchnerismo. La expresión más cabal de ese enojo fue el comunicado que emitió días atrás el bloque de diputados nacionales que conduce Germán Martínez. Advirtieron que las medidas generarán “estancamiento, perdida de puestos de trabajo y un impacto negativo en las economías provinciales”.

La línea argumental que sale desde la Cámara baja deja en claro que en el momento que llegue el paquete de leyes con las reformas del Estado, las intenciones de Milei chocarán con la pared de la principal oposición. “No era campaña del miedo. Había y hay otro camino”, indicaron los diputados en el comunicado. Esa frase se repite en la boca de muchos legisladores que aseguran que el Jefe de Estado está cumpliendo con todo lo que ellos alertaron.

En la CGT consideran que las políticas de Caputo van a ahogar las economías regionales y que paralizarán la actividad económica, lo que implicaría una caída fuerte en la cantidad de puestos de trabajo. Es ahí donde entran a tallar ellos y a explicar los motivos por los que no hicieron paro durante los últimos cuatro años, pero ahora ya dieron una primera señal de alerta cuando el gobierno libertario lleva una semana.

“Queremos contribuir a la gobernabilidad pero no a cualquier costo”, sostuvo un importante dirigente sindical. Por eso pidieron ser convocados a una mesa de diálogo con el gobierno nacional, para saber de que forma piensan compensar el golpe inflacionario que ocasionará la devaluación. Una frase del comunicado emitido la semana pasada – pocas horas después de los anuncios – expone dónde está parada la central obrera. “La CGT no se quedará de brazos cruzados”.

El sindicalismo K ya ha salido a confrontar con Milei. Dos exponentes de ese sector son el titular de la CTA Autónoma, Hugo Yasky, y el titular de ATE Capital, Daniel “Tano” Catalano. El primero dijo que el plan de Caputo es “brutalmente recesivo y regresivo” y que además “le abre la puerta a la hiperinflación y el desempleo”. El segundo le apuntó directo al Presidente: “Venían a terminar con la casta, pero reducen todo menos sus propios sueldos”.

Ambos son exponentes de un pensamiento que identifica al espacio más duro del sindicalismo nacional y que es probable que sea el primero en volcarse a la calle. Si no anunciaron nada hasta ahora es solo porque advierten que automáticamente les pondrían el mote de “golpistas” y que tienen la responsabilidad de dejar andar al gobierno. Pero el margen de acción es escaso. Cuando en enero golpee la inflación de diciembre – estimada por consultoras privadas en un número que oscila el 23% – nadie se quedará callado.

El nuevo titular de la UTEP, Alejandro “Peluca” Gramajo fue claro cuando se vio obligado a expresarse después del anuncio de las medidas económicas. “Este ajuste lo pagarán los pobres y los trabajadores y no la casta”, sostuvo. Lo cierto es que entre los dirigentes sociales están evaluando cómo reaccionar y qué decir para tener una postura cohesionada. No hay amenazas, como la de los sectores de izquierda, pero si duras críticas que anticipan las posturas políticas.

La situación es diferente en la cúpula del kirchnerismo. Ni Cristina ni Máximo Kirchner se han expresado respecto a las medidas de Milei. El único que lo hizo fue Axel Kicillof, pero con absoluta prudencia y apelando a la necesidad de construir una convivencia pacífica con el mandatario que recién asumió. No hay un camino marcado hacia la confrontación. Es demasiado temprano. Pero sí varias alertas de que ese será el rol que elijan jugar muchos dirigentes del mundo K.

La diferencia con el peronismo del interior es marcada. Los gobernadores empezaron a negociar su apoyo en las leyes que estarán dentro del paquete que llegará esta semana al Congreso. La negociación se escenificará este martes cuando los mandatarios se reúnan con el ministro del Interior, Guillermo Francos, en la Casa Rosada, donde probablemente muchos conozcan a Milei, aunque aún no está confirmada su participación en la reunión.

Sobre la mesa de ese encuentro habrá temas de gestión y es ahí donde la negociación política empezará a fluir. Qué pasará con el impuesto a las Ganancias, el futuro de la obra pública que está en pleno proceso y el pago del aguinaldo de estatales, solo solo algunos temas que estarán en la agenda. En Balcarce 50 anticiparán los lineamientos las reformas que el Presidente enviará al Congreso y de la que esperan obtener el respaldo de los mandatarios. Se terminaron los discursos. Empieza el momento de la pericia para hacer política.

El que se genere a partir de ese momento será un escenario de tensión e incertidumbre para el peronismo. ¿El motivo? Los legisladores que responden a los gobernadores están inmersos en el bloque de diputados y senadores de Unión por la Patria. Si los mandatarios quieren prestar sus votos, es posible que se encuentren con otros sectores de la coalición que quieran aprovechar el estreno del gobierno nacional en la discusión parlamentaria para poder marcarle la cancha. Puede haber choque de intereses y necesidades contrapuestas.

En la Cámara baja confían en que podrán mantener el bloque unido más allá de las diferentes posturas. Saben que es determinante que eso suceda para que una fractura no dé inicio a una nueva interna y, en consecuencia, se acelere la discusión por la conducción de la fuerza política. En definitiva, la gestión y la renovación partidaria estarán conectadas en forma permanente.

Por estas horas el peronismo hace equilibrio. Los gobernadores esperan, el kirchnerismo divide aguas entre los que lanzan advertencias y los que guardan silencio, y el sindicalismo anticipa que si el impacto de las medidas económicas modifica groseramente el salario de los trabajadores, la respuesta no quedará solo en un comunicado. Comenzó el reacomodamiento en la estructura opositora. Entre el llano, el Instituto Patria y las gobernaciones.

Qué se dice del tema...