La vuelta de Juan Horacio Zabaleta desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y a sus oficinas del municipio de Hurlingham, podría ser seguida por otros funcionarios que deberán retornar a sus distritos, como mucho tras el verano 2023, pues la elección ya es una realidad en todo el mapa peronista: Gabriel Katopodis, a San Martín; Jorge Ferraresi, a Avellaneda; Mariano Cascallares a Almirante Brown, el ministro bonaerense Leonardo Nardini a Malvinas Argentinas y Ariel Sujarchuk, de Economía a Escobar. Gustavo Menéndez -hoy jefe del Grupo Bapro- podría definir a su hermana Karina como la sucesión en Merlo.
Distinto es el caso de Martín Insaurralde, quien como jefe de Gabinete bonaerense tendrá un rol en la campaña de la provincia mayor y definirá la sucesión en Lomas de Zamora, seguramente a manos de Federico Otermín, hoy cabeza de la Legislatura bonaerense.
En ese marco, el dato más relevante, además de los próximos retornos al pago de los hoy funcionarios es que los caciques distritales ya empezaron a hacer números sobre cómo defender el terruño: casi todos los jefes comunales ven que la elección 2023 será muy difícil para el peronismo y por eso, no dejarán de apelar a cualquier herramienta al alcance de su mano. Y la más polémica, pero no por eso relevante, es el “corte de boleta”.
Sabido es que cuando un intendente peronista tiene a la oposición bien plantada a nivel nacional o provincial, trabaja sobre el posible votante opositor para que “valore” la gestión municipal.
Así, luego de un prolijo peinado sobre el padrón distrital, a algunos domicilios llega la boleta cortada: Presidente, senador y gobernador de la fuerza que eligió el vecino, coronada con el tramo de intendente del actual jefe comunal.
Los antecedentes
Una muestra de esto se dio en el año 2009 cuendo desató el enojo que Néstor Kirchner quien perdió la provincia de Buenos Aires a manos del -hasta entonces ignoto- Francisco de Narváez, con a una lista de peso que incluía al propio Kirchner, a Daniel Scioli y a Sergio Tomás Massa en la tira de diputados nacionales, derrota que dio nacimiento a las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) que hoy el kirchnerismo quiere suspender.
En esa elección, Néstor Kirchner vio la traición con sus propios ojos, algo que hizo público Mario Ishii con su frase-promesa de ir a “cazar a los traidores” que llamaron a cortar boleta: “Un año y medio atrás hacían cola para pedir la boleta de Kirchner, pero después, en esta elección, han buscado la conveniencia de las intendencias sin preocuparle la conducción del partido”, rezongaba entonces Ishii.
Seguramente en 2023, el alcalde cuyo primer mandato en ese distrito data de 1999, deberá apelar al mismo mecanismo para garantizar allí un triunfo peronista, pues se ha visto asociado a Alberto Fernández en los últimos tres años, pues el Presidente es un asiduo visitante de ese municipio así como de la Universidad de José C. Paz.
Ahora, podría ser el turno de Axel Kicillof de hablar de “los traidores” pues el corte de boleta podría perjudicar su intención de repetir turno en la gobernación bonaerense, así como de todo el cristinismo que ya da por perdida la pelea por la Presidencial y pretende abroquelarse por cuatro años en la Provincia.
Pero también podría afectar directamente a Cristina Kirchner (en su intención casi segura de renovar su banca en el Congreso Nacional) ya que el tramo de Senadores va pegado en la boleta a la tira de Presidente y justo antes de la de gobernador.
Además resta saber si Máximo Kirchner -hoy presidente del PJ provincial- irá por otro turno de diputado nacional por Buenos Aires o si peleará la gobernación en Santa Cruz.
Los intendentes y caciques del conurbano hacen sus propias cuentas.