Pese a que algunos actores del kirchnerismo insisten con mantener viva la expectativa de que la vicepresidenta será candidata, en los últimos días fue creciendo entre los intendentes y dirigentes bonaerenses la hipótesis de que CFK, como dijo en diciembre, finalmente no jugará. Y que no estará el “anabólico” que su nombre significa en la boleta en algunos distritos del conurbano.
Un intendente que tiene llegada al despacho de la vicepresidenta en el Senado señaló en las últimas horas: “Ella está muy decidida a no jugar, está convencida de que, si se anota, va a ser funcional a la Justicia y que eso puede jugarle en contra al peronismo. Lo que sí quiere es poner en valor al kirchnerismo y por eso habilita el operativo clamor en torno a su figura”.
“Un Kirchner en la boleta” es el reclamo de algunos intendentes del Conurbano, sobre todo los de la tercera sección electoral, que necesitan que el nombre y el rostro de Cristina figure en el cuarto oscuro, porque allí reside el voto duro K. Más aún de cara a una oferta electoral que podría ser muy deslucida en el tramo a presidente.
No todos los intendentes del Conurbano están con esa preocupación en la cabeza. Hay muchos que, hartos de las peleas que se eternizan en la cúpula del Frente de Todos (FdT) y alarmados por los índices de inflación y pobreza, están más bien alarmados porque la boleta nacional los puede arrastrar para abajo.
Con este escenario electoral, el “factor Kirchner” comenzó a ser tema de conversación en el Conurbano. No solo por el lugar que finalmente ocupará Cristina Kirchner durante la campaña, sino también por el destino de Máximo Kirchner, a quien se le termina su turno en Diputados. En el entorno de Máximo Kirchner aseguran que él aún no resolvió qué lugar pretende ocupar.
Con ese panorama de dispersión, lo que sí aparece como un factor común entre los intendentes es que el mejor candidato a gobernador que pueden tener encima de sus nombres es el de Kicillof. A fuerza de encuestas, que lo ubicaron al gobernador lejos de cualquier otro aspirante del PJ en la provincia de Buenos Aires, Kicillof se consolidó para buscar su reelección. Atrás fueron quedando las rebeliones de intendentes y dirigentes que no comulgan con su estilo y pretendían desafiarlo.
Sin temor a La Cámpora
Por otro lado, los intendentes peronistas del Conurbano bonaerense se enfocan en resguardar sus distritos para permanecer en el poder. Con esa misión como objetivo principal, avizoran que no deberán disputar internas con candidatos de La Cámpora, la agrupación liderada por el presidente del Partido Justicialista provincial, Máximo Kirchner.
A lo sumo, olfatean disputas internas localizadas en distritos con conflictos desatados entre jefes comunales y el camporismo, como Hurlingham, pero no prevén un desafío generalizado. Argumentan que la organización buscará negociar lugares en las distintas listas, que en algunos distritos está en sintonía con los intendentes y que, en otros, carece de candidatos potentes.
Con un dejo de ironía, un intendente argumenta que La Cámpora no se arriesgaría a disputar con jefes comunales consolidados y ejemplifica con una hipotética disputa en Berazategui entre el jefe comunal Juan José Mussi y la titular del PAMI, Luana Volnovich, que camina ese distrito. “En una interna entre Mussi y Luana, ganaría Mussi por afano”, resalta. Es de los mandatarios que consideran que la agrupación podría plantear internas, pero “para negociar” lugares en las listas, tanto las distritales como las seccionales.