Monseñor Jorge Lozano, titular de la Pastoral Social de la Iglesia, presidió una ceremonia religiosa a la que fueron invitados los representantes de las cinco centrales obreras con motivo de la conmemoración del Día del Trabajador. Los convocantes fueron, en esta ocasión, la Comisión Episcopal de Pastoral Social, la Acción Católica Argentina y la Comisión Nacional de Justicia y Paz, bajo la consigna de que el cuidado del trabajo es lo más importante.
Estuvieron presentes en avenida de Mayo 621, sede de la Acción Católica, por la CGT-Alsina, Antonio Caló (UOM) y en representación de la CTA Autónoma, Carlos Custer (ATE).
En la ceremonia, Lozano manifestó que “a través del trabajo se participa de la obra creadora de Dios”, en la seguridad de que “el trabajo es sagrado y la inequidad es una ofensa al creador”, sostuvo el obispo, que exhortó a “pedirle a Dios que en nuestra patria todos puedan ganarse el pan”.
Tras la ceremonia, Lozano manifestó que hay en la Iglesia una gran “preocupación por ámbitos golpeados, como la construcción, la siderurgia, el sector de vehículos y los empleados públicos”.
Antes del inicio de la ceremonia, Caló expresó la necesidad de que exista una convocatoria a la “concertación con los empresarios y que la Iglesia interceda por los despidos”.
“La Iglesia siempre participó de los problemas sociales”, dijo el secretario general de la CGT-Alsina, que confirmó la presencia de su organización en Mar del Plata el 22 de mayo, para el comienzo de la semana social de la Iglesia.
Por otra parte, el metalúrgico volvió a manifestar que “no queremos que le vaya mal a este gobierno, buscamos que le vaya bien a los trabajadores”, para recordar que el acto del último viernes “fue una convocatoria multitudinaria, eso quiere decir que algo está pasando”.
El representante de Acción Católica, Rafael Corso, expresó la convicción de que debe existir una “Argentina unida en la diversidad”, en la “que nadie sea excluido de la mesa del trabajo”.
Después del encuentro se conoció un documento elaborado por el Sector de Trabajadores de la Acción Católica (SETRAC), que reza “nuestro Papa Francisco nos ha enseñado con insistencia que debemos decir no a una economía de la exclusión y la inequidad, porque esa economía mata”.
Los trabajadores católicos expresaron luego que “por eso queremos solidarizarnos, en primer lugar con todos aquellos que se encuentran desocupados”, agregando que “proponemos la reflexión seria y responsable respecto de la situación de aquellos que durante varios años han sido contratados en forma precaria por parte del Estado y hoy se encuentran más desprotegidos frente a los cambios de estructuras y reorganizaciones propias de una nueva gestión de gobierno”.
Luego en el trabajo se destacó la inquietud frente a la “importante suba en los precios de bienes y servicios y todavía altos niveles de inflación”, aunque se mostraron conformes con “la ampliación de beneficiarios de la Asignación por Hijo y otras iniciativas que tienden a disminuir ese impacto, insistiendo en la necesidad de superar las desigualdades que aún persisten y se deben atender”.